Capitulo 25

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Italia nos recibió con una fuerte lluvia que no presagiaba nada bueno o al menos eso era lo que pensaba yo, llámenme pesimista pero este puto suelo siciliano no auguraba cosas lindas para nada, además tenía mis razones para pensar así, después de todo nada bueno me ocurrió cuando viví en este lugar.

Mi estado de ánimo esta peor a cada segundo que transcurre, estoy que reviento de alegría por ver a mi hermano luego de tantos años de perder su rastro, pero por otra parte estaba la rabia de volver a ver a mi madre, sabía que estar frente a ella no era buena idea, me enviaría directo a la pequeña Bianca que fue abusada y vulnerada de formas inimaginables hace muchos años, sin contar el hecho de que estoy poniendo en riesgo nuevamente a quienes van conmigo por pisar terreno enemigo y aunque yo les pedí innumerables veces que no vinieran eran mis responsabilidad.

Las manos me sudaban frio, cada vez estaba más cerca de aquella casucha que en algún momento llame hogar. A cada segundo las calles comenzaban a hacerse más conocidas, si cerraba los ojos podía recordar hasta el mínimo detalle de lo que viví en ellas, en donde vendí mis primeros gramos y otras en donde alguna vez pedí dinero para comprar algo de comida. Dante que está sentado en el asiento del copiloto me mira hacia atrás antes de hablar.

- ¿recuerdas esta esquina Fiorella? - pregunto con un tono divertido en su voz - Fue nuestra primera borrachera

- Recuerdo cada esquina Dante - respondí en un tono más sombrío del que pretendía - No quiero estar aquí - cerré los ojos, no sé qué me pasa, me siento como una bomba de tiempo a punto de estallar.

- El pasado siempre vuelve Fiorella, hay que aprender a vivir con el - dice este en tono de reprimenda - Ya no eres esa niña, eso está más que claro. No se orinarían en los pantalones al verte si fueras la misma chica de antes

- Eso no ayuda a borrar todas las mierdas que viví en este puto lugar - el silencio se hizo entre nosotros, Eider me miraba con el ceño fruncido casi sintiendo lastima por mi - ¿Recuerdas ese callejón? - le pregunté a Dante, este negó con la cabeza molesto - Ahí estaba la choza en donde me violaron tres tipos

- Fiorella, no es necesario que me lo recuerdes, sabes muy bien que lo sé - comento molesto - Deja de comportarte como una cría, no es momento para idioteces

- Fiorella... - dijo Eider antes de cortarlo y continuar hablando

- No te preocupes Eider, los mate a todos, pero antes les corté la verga para metérselas por la boca - respondí con una sonrisa ladeada recordando lo sucedido

Lo que quedaba de trayecto hasta la casa de mi madre fue en completo silencio, estaba de un humor de perros y no quería disparar en contra de quienes no lo merecían, tenía que guardar mi veneno para más tarde y lanzarlo en contra de quienes si eran merecedor de él.

Nos detuvimos dos cuadras antes de llegar y comenzamos a preparar nuestras armas. Algunos de mis hombres continuaron a pie para resguardar el perímetro; Dante, Eider y yo llegamos al lugar en la camioneta y no nos bajamos hasta que los chicos dieron el visto bueno.

Dante fue el primero en bajar del auto, acomodando su largo abrigo de cuero café oscuro, mientras miraba de un lado a otro, Eider lo siguió deteniendo la puerta para mi esperando a que bajara, este se abrió el abrigo negro llevando su mano a la cinturilla del pantalón listo para disparar en cualquiera momento y yo solo podía mirar fijamente la puerta de entrada de lo que fue mi casa alguna vez.

- Fiorella aquí afuera somos blanco fácil, entremos a la casa - comento Eider ofreciéndome su mano para bajar - recuerda cariño - dijo este a mi oído en cuanto llegue a su lado - No eres la niña pequeña de antes, puedes con esto. Concéntrate, todos te necesitamos.

FRAGMENTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora