Son las tres de la tarde me había pasado todo el día traduciendo documentos que normalmente ya tendría listos, pero mi cabeza estaba en otra parte o mejor dicho en otro piso y la verdad no me sentía orgullosa de eso, Eider estaba colmando mi paciencia no es que tenga mucha pero la poca que tengo me la estaba llevando al límite, pero no es solo eso lo que me encoleriza, cada vez que nos enfrascábamos en una discusión ciertas partes de mi cuerpo comenzaban a ser muy conscientes de su presencia. Una llamada me saco de mis pensamientos.
- ¿diga? - conteste rápidamente
- Fiorella, necesito que termines de traducir para hoy los documentos que te envié esta mañana - dijo Dimitri muy apresurado - sé que es mucha presión, pero me los están exigiendo ¿puedes terminarlos?
- Si puedo, pero tendría que quedarme hasta tarde - conteste molesta solo quería irme a casa - Me falta al menos la mitad. Dijiste que tenía al menos tres días para terminar.
- Lo sé y lo lamento. De acuerdo, te pagare las horas extras al triple si es necesario, pero por favor date prisa - y con eso corto la llamada dejándome aún más cabreada.
- ¡Mierda! - grite y continúe trabajando. De todas formas, no tenía nada más que hacer
Mire el reloj que marcaba las ocho de la noche y por fin había terminado mi trabajo, el lugar estaba en silencio y oscuridad, ya todos habían terminado su turno desde hace horas y yo era la única imbécil trabajando por culpa de Dimitri.
Mientras enviaba los documentos imprimía una copia para llevarla a la oficina de mi jefe tal y como lo pidió, tome las escaleras llegando al piso superior que a esta hora estaba iluminado solo por pequeñas lamparitas dándole un toque tétrico al lugar. Entre en la oficina de Dimitri asustándome al ver tras el escritorio una figura que a los segundos pude identificar, Eider Mancini estaba revisando su laptop minuciosamente, levanto la mirada con un gesto de desagrado que continúo preguntándome si tiene todo el tiempo o es solo cuando me ve.
- Oh mierda - dije sobresaltándome - lo siento, pensé que la oficina estaba vacía.
- Señorita Salerno adelante - dijo levantándose de la silla caminando hasta mi - mucho gusto soy Eider Mancini no nos habíamos presentado formalmente - estiro la mano en modo de saludo que acepte recelosa, lo mire de pies a cabeza llevaba el pelo hacia atrás desordenado, labios gruesos, una nariz respingona como la de Dimitri, pero a diferencia de su hermano tenía una presencia más imponente y era más alto.
- ¿Eres enfermo mental o algo parecido? - pregunte confundida por sus cambios de humor, este me sonrió divertido - ¿Dónde dejo estos documentos? - pregunte carraspeando, mis hormonas respondían a la presencia de él enviándome ligeros pálpitos en ciertas partes del cuerpo.
- Déjalos ahí - dijo apuntando al escritorio tras de él, me acerque a la mesa y los deje donde menciono - y dime ¿Cuánto tiempo llevas trabajando para mí? - oh por dios ¿trabajando para él? Por qué sonaba tan sexy cuando lo decía de esa manera.
- Llevo tres meses en la empresa y yo no trabajo para ti - conteste intentando sonar despreocupada.
- Soy el dueño de la empresa así que si trabajas para mí - dijo mientras pasaba por mi lado dejando un leve rastro de su perfume a mi alrededor.
- ¿Necesita algo más? Es tarde y tengo que ir a casa - estaba haciendo calor, necesitaba controlar mis hormonas.
- Una última cosa - dijo acercándose unos pasos frente a mi - ¿tiene novio? - Oh carajo, en el terreno de lo personal.
- No veo como esa información seria de su incumbencia - respondí rápidamente - Pero no lo tengo ¿necesitas otra cosa que tenga que ver con el trabajo? - solo quería salir de ahí, la tensión del lugar me estaba matando.
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FRAGMENTADA
Romance¿Sabes lo que se siente el no tener a nadie en quien confiar? Fiorella Salerno ha tenido que vivir con ese sentimiento desde pequeña, rodeada de sufrimiento, desamor y traición por parte de todos los que alguna vez considero su familia, convirtiéndo...