Tsukishima

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___ soltó un suspiro tembloroso.

Miró a su alrededor, observando a los alumnos de la universidad. Ellos vivían su vida como si nada hubiera cambiado. Como si el universo no se estuviera quebrando poquito a poquito.

Eso no podía estar pasando. No podía ser verdad.

-Estoy demasiado roto.-(murmuró Oikawa con suavidad)-Soy una basura andante. No puedo cuidarte ni darte lo que necesitas. Terminemos esto por lo sano, antes de que me odies.

Ella negó suavemente con la cabeza.

-Te amo, quédate conmigo.-(pidió con energía)

Llevaban cuatro años saliendo. Todo estaba bien.

¿Por qué de pronto tenían que terminar?

El castaño se revolvió su cabello con un rostro visiblemente angustiado. Necesitaba que ella entendiera que separarse era lo mejor para los dos.

-¿Qué hice mal?¿Fuí muy obsesiva?¿Muy tóxica?-(cuestionó negando con la cabeza)-¿Soy un estorbo para tu carre...?

-Ya no te quiero.-(interrumpió bruscamente Tooru)-Ya no me siento atraído cuando te veo, no quiero abrazarte por las noches y no deseo pasar el resto de mi vida a tu lado.

___ abrió la boca confundida y sus ojos brillaron por las lágrimas.

Ella no era del tipo que se rendía fácil, era terca y perseverante. Pero Oikawa le dijo lo único que podría destruirla en un segundo. No la ama. ¿Cómo puedes luchar por una relación que el otro no desea?

-Yo aún te amo.-(replicó con la voz entrecortada)-Pero no puedo seguir a tu lado si tú no lo haces ¿Cierto? Te quiero, sin embargo, no puedo buscarte sino quieres ser encontrado.

Él asintió en silencio.

Y ella tuvo que marcharse para conservar la poca dignidad que sentía en ese instante.

Al darse la vuelta observó que un alto rubio con gafas observaba la escena atentamente. No hizo ni una mueca al verla llorar desconsoladamente, solo siguió con un rostro indescifrable.

Faltó dos semanas a sus clases de la universidad.

Apenas podía con su existencia.

Estaba rota. Y no sabía si algún día se iría esa opresión en su pecho.

Cuando tocaron la puerta de su casa abrió sin mucho ánimo. Y no pudo evitar su sorpresa al encontrarse con su compañero rubio.

-Tsukishima....-(exclamó sorprendida)-¿Qué haces aquí?

-Soy ayudante del profesor. Me pidió que te avisara que si faltas un día más este año vas a reprobar su materia.-(explicó con su rostro serio)-Te traje los apuntes de estás semanas, pasado mañana hay examen.

Ella lo miró con alarma. Y luego las lágrimas se acumularon en sus ojos.

No podía reprobar. Tenía una beca y si reprobaba todo se iría al trastero.

Tsukishima la miró con reproche y se sentó en el sofá del departamento en el que vivía la joven sola.

-Trae lápiz y papel. Te enseñaré.-(informó ante la cara de confusión de ___)- Rápido, antes de que me arrepienta y me marche a casa.

Ella entre agradecida y abrumada hizo lo que el muchacho le ordenó.

Y estuvieron todo el día estudiando. El muchacho era un demonio para enseñar, pero su esfuerzo valió frutos. Cuando acabaron ya llevaban tres quintos de los contenidos del examen. Podría acabar el resto sin problemas al día siguiente.

-Más vale que apruebes.-(amenazó con un dedo acusador)-No dejaré que mi esfuerzo se vaya a la basura.

-¿Por qué me ayudas?-(interrogó la muchacha con timidez)

Él se encogió de hombros mientras se levantaba para marcharse.

-Volveré mañana. Así que prepárate y duerme bien hoy.-

___ se quedó pensativa. Puede que hubiera menospreciado a su compañero. Podía ser amable y considerado cuando se lo proponía.

La joven aprobó su examen y fue feliz a informarlo al rubio con gafas. Él le obsequió una sonrisa que hizo que el corazón de la joven se le encogiera en el buen sentido.

Y decidió que valía la pena seguir adelante.

No podía quedarse pegada en el pasado por alguien que no la valoraba.

-¿Por qué me sigues a todos lados?-(le preguntó Kei con una mueca de molestia)-Llevas más de dos meses pegada a mi.

___ le sonrió con alegría.

-Me tranquiliza tu presencia.-(confesó con honestidad)-Eres mucho más confiable de lo que crees.

Él rodó los ojos mientras seguía caminando junto a la joven. Al menos no impedía que estuvieran juntos.

Como amigos, claro está.

De pronto, se toparon con Oikawa.

Y estaba besando a una chica. Aunque no estaba segura de llamarlo así, ya que tenían una actitud de lo más apasionada.

Ella miró con sorpresa. No lo había visto desde hace tres meses, cuando terminaron.

El brazo largo de su amigo rubio rodeo sus hombros con suavidad y su mano cubrió sus ojos tranquilamente.

-Puedes llorar si quieres.-(dijo con amabilidad a la vez que comenzaba a caminar nuevamente)-No necesitas contenerte.

No supo si fueron sus dulces palabras o la manera en que la tocaba....como si quisiera protegerla de todo lo malo del mundo.

Se puso a llorar con fuerza, pero estaba segura de que era porque estaba creciendo. Su corazón sabía que esa sería la última vez que lloraría por Oikawa.

Pasó el tiempo y ___ comprendió a qué se refería el castaño cuando dijo que estaba roto.

Su propia mente se estaba rompiendo y no quería arrastrarla hacia el abismo.

Ella no podía sanarlo. No podía estar con alguien que la utilizara como psicóloga. Necesitaba alguien que la amara, que la comprendiera, que la motivará a hacer cosas.

Alguien como.....

-Tsukishima.-(llamó con una sonrisa cuando se encontraron en la cafetería)

Últimamente siempre sonreía cuando lo veía.

El rubio con gafas la miró con una sonrisa ladeada.

-¿Te puedo decir un secreto?-(interrogó ___ con ojos cómplices)

Él asintió con intriga.

-Me gustas.-(admitió con alegría)-¿Quieres salir conmigo?

Kei abrió los ojos sorprendido antes de tomar la mano de su contraría.

-Te me adelantaste.-(murmuró con molestia)-Yo quería ser el primero en decirlo. Te quiero, estemos juntos.

___ se adelantó y lo besó con alegría.

Y descubrió que se puede seguir adelante.

Siempre se puede.

Nota de aurora

Espero que les haya gustado el capítulo.

Cuídense mucho. ¡Nos leemos luego!

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