→ En donde Halerys es todo lo que queda la casa Strong y Aemond detesta estar encantado con ella.
❞Los vientos de guerra se acercan❞ aquello fue lo último que Halerys oyó de su abuelo en la última conversación que mantuvieron. Y tuvo razón.
El...
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HALERYS TOMO ASIENTO SIN QUITAR LA MIRADA DEL HOMBRE FRENTE A ELLA. Aún cuando él comenzó a comer, la joven Strong no toco su plato. El príncipe elevó una ceja cuando noto eso. ──¿No tienes hambre? ── indagó ──Dormiste dos días...
──Me metieron una daga en el estómago. ¿Tú tendrías hambre? ── atacó la mujer luciendo ampliamente la falta de decoro que le tendría al Príncipe pese a los títulos que les separaban. ──Aunque debo agradecer que el imbecil ni sabía usarla. ── murmuró en voz baja.
──Hm. Bebe un poco de agua al menos.
Unos minutos después, Halerys bufo. ──¿Que quieres con todo esto?
Aemond elevó la ceja ──¿No hay cena en Harrenhal?
──Me refiero a tenerme prisionera.
──No puedes ser prisionera en tu propio hogar ── aquello pareció más un pensamiento en voz alta que una respuesta. Halerys chasqueo la lengua.
──¿Entonces puedo ir en buscar de mí espada para volver y rebanarte la cabeza? ── escupió con furia.
El príncipe abandono su comida para mirarle con firmeza y aquel aura dominante que parecía destilar con naturalidad. Su ojo sano se movió lentamente por las facciones de la contraria; debía reconocer que no veía con facilidad al fantasma de los genes Strong. Y esos ojos violetas...no tenía recuerdo alguno de que Harwin los tuviera así, y los bastardos de sus sobrinos tampoco. Larys, muchísimo menos. Parecían ser un rasgo característico de la mujer, que debía aceptar internamente se veía sumamente atractiva con el cabello oscuro húmedo y la piel de los hombros brillante por esas pequeñas gotas de agua.
Termino por apretar la mandíbula cuando las ideas se le mezclaron e hizo un pequeño gesto. ──Te tienes mucha confianza con la espada...
──No soy yo quien tiene una marca en el cuello ── pese a su orgullo, Halerys se sintió estúpida luego de decir aquello. ¿Qué era el pequeño corte que le había hecho al Príncipe Targaryen comparado con haber perdido Harrenhal sin siquiera una lucha digna?
──No es a mí a quien acuchillaron con una daga. ── contra-ataco el peliblanco antes de que ella pudiera pensar más en su idiotez. Halerys masacró sus dedos entre sí sabiendo que tenía razón──No comprendo la hostilidad si somos aliados.
Los ojos violetas de la mujer le fulminaron ──La casa Harrenhal se mantiene leal a la heredera del Trono de Hierro: Rhaenyra Targaryen. ── afirmó.
Aemond se inclino sobre la mesa ──¿Y dónde está? ──indago ──¿Tu heredera y sus huestes? ¿Porqué no están aquí luchando por Harrenhal?
