Capítulo 3: Lady de Harrenhal

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HALERYS DESCANSO LA ESPADA EN SU COBERTURA MIENTRAS CAMINABA HACIA LA RECÁMARA DE REUNIONES CON EL ANCIANO PISÁNDOLE LOS TALONES. ──Maestre Ferder, por favor...── murmuró la mujer cuando llegaron a la sala de piedra.

──Mi lady, dejé de posponer este asunto. ── se quejo el hombre, las cadenas que llevaba sobre su ropaje siempre hacian ruido al caminar y eso le ponía nerviosa. ──Debe elegir de una vez a un pretendiente para casarse.

La joven de ojos violetas descanso sus manos en la mesa frente a ella y le miro. ──Maestre ── murmuró. ──Todos los pretendientes que siempre me presenta son Lords u hombres con títulos y deberes. Sin ir más lejos, Cregan Stark acaba de tomar su posición como Guardián del Norte. ¿Debería marchar hacia allí para cumplir el casarme y dejar Harrenhal sin un líder? ── pregunto. ──¿Debería desatender mis deberes como Lady y cabeza de la honorable Casa Strong? 

──El joven Larys puede...

Halerys golpeó la mesa bajo sus manos con fuerza. La sala quedó en silencio, y los soldados apostados en los costados de esta, miraron levemente por unos segundos. ──Esta es una discusión que ya hemos tenido, maestre. Lamento que no le guste servir a una mujer pero así son cosas ahora. ── expreso. ──¿O puede criticar algo de mi forma de manejar esta casa?

El hombre negó. ──Claro que no, mi señora.

──Larys está en Desembarco del Rey y poco sabe cómo liderar las cuestiones que incumben a nuestra casa, mis hermanas menores sirven a la princesa Rhaenyra en Rocadragón, soy la única apta para este cargo que queda aquí...y que lo merece ── elevó una ceja con seriedad. Había tenido esa misma discusión hacia años cuando tuvo que tomar su lugar siendo mucho más joven. Tuvo que marchar hacia aguasnegas para demostrarle a la Casa Tully que era valedera de llevar el rumbo de los Strong, tuvo que discutir contra los propios hombres de poder dentro de su casa y tuvo que repetir, incansablemente, los alcances de su derecho por ley.

Todo se lo hacían más difícil por ser mujer.

Pero en cada conflicto y situación, se calzo la armadura y se subió a un caballo para solucionarlo con fiereza, y nadie de los que la rodeaba podía discutir aquello. Había acunado a la casa Strong bajo su ala sin dudarlo y seguía la línea de comando que su padre había tenido antes que ella. Lealtad y honor. ──Solo le pido que considere las opciones. La casa necesita aliados.

Halerys asintió ──Lo prometo. Me comunicaré yo misma con Lord Cregan Stark para hablar sobre este asunto y llegar a una resolución que nos beneficie a ambos. ── con un tono tajante dio por finalizada aquella conversación, y cuando el maestre abandono el lugar, la joven se descolgó la espada para tomar asiento y fundirse en los papeles que tenía sobre el escritorio.

Liderar una casa no era asunto fácil y menos siendo mujer: mucha política, conflictos, peticiones, propuestas de compromiso, desafíos y dichos cruzados. Sobre ella se seguía diciendo que practicaba magia oscura y había algo malo en su alma que ni la fe de los siete podía curar. La bruja de Harrenhal, así es como la habían apodado. Halerys hacia caso omiso a aquellos dichos y se concentraba en una sola cosa; sus deberes.

Un sacudon se hizo presente en su corazón cuando vio el sello de la casa Targaryen en una de sus cartas. Pensó en su hermano Harwin. También había rumores sobre él, sobre la princesa Rhaenyra y sus primeros hijos. Halerys solo sabía una cosa: Rhaenyra Targaryen siempre se comunicaba con ella desde que su hermano mayor había muerto, y la calidez de sus cartas le llevaba a pensar que quizás, la posibilidad de que fuera tía de los príncipes Jacaerys, Lucerys y Joffrey Velaryon era cierta. Aún así, jamás lo había expresado en voz alta. Si así era, debía irse a la tumba consigo. Hablar sobre la supuesta bastardes de la realeza no era algo que quisiera sumar a su lista de problemas y rumores.

Esbozo una mueca al pensar en su hermano. Jamás le había algún defecto más que enamorarse de Rhaenyra Targaryen. Tú tienes tu honor, y yo el mío, le había dicho Harwin a su padre en una discusión que Halerys presenció. ¿Amar era clase de honor? Porqué era bien sabido que ser amante de una princesa le arrebataba cualquier clase de honor a un escudo juramentado.

Movió la cabeza para dejar de pensar en cosas que no podía cambiar y concentrarse en el presente. Leyó peticiones y cuestiones para comenzar a ordenarlas; debía resolverlas de la más urgente a la más sencilla como siempre lo había hecho. Cuándo sus manos cosquilleo en un sentimiento conocido, aclaro la garganta y tomo un gran sorbo de agua de su vaso. La magia seguía en ella sin apasiguarse ni por un instante, aunque esos años los había invertido en estudiarla, controlarla y ocultarla.

Su espada había sido suficiente para hacerse valer.

Elevó su mirada violeta cuando uno de sus mensajeros ingreso en la sala a paso apresurado. ──Mi lady ── se reverencio.

Halerys frunció el ceño. ──¿Qué sucede?

El hombre se acercó y extendió un papel enrollado. El sello real. ──Un cuervo desde Desembarco del Rey.

La joven se extendió sobre su mesa y agarró el pergamino mientras se incorporaba. Rompió el sello de cera y desplegó la extensión del comunicado. Sintió su garganta comenzar a secarse a medida que leía el contenido escrito en este con letra prolija y oscura. Esas no eran buenas noticias, al menos no para ella, no para la lealtad de su casa. Elevó sus ojos hacia el mensajero y aclaro su garganta. ──Informa al consejo que tendremos una reunión.

──¿Bajo qué aspecto, mí lady?

──El Rey Viserys ha muerto. ── informo. La mirada de los hombres de la sala recayeron sobre ellos. ──Vientos de guerra se avecinan.

El problema no era la muerte del rey, si no, la asunción del nuevo. Su padre había doblado la rodilla frente a Rhaenyra Targaryen y había jurado lealtad hacia ella, no hacía Aegon II. Pero sabía que el sur se moviera hacia Harrenhal cómo punto estratégico. Se acercó a uno de los ventanales y observo el cielo con preocupación, esperando que algún dragón descendiera de el. Por el momento, solo había silencio.

La calma antes de la tormenta.




MIDNIGHT OF DRAGONS | AEMOND TARGARYENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora