→ En donde Halerys es todo lo que queda la casa Strong y Aemond detesta estar encantado con ella.
❞Los vientos de guerra se acercan❞ aquello fue lo último que Halerys oyó de su abuelo en la última conversación que mantuvieron. Y tuvo razón.
El...
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LAS CORRIENTES DEL RIO SIEMPRE ERAN VIOLENTAS Y NO DABA TREGUA A NINGUN SER VIVO. Halerys impacto contras varias rocas antes de perder la consciencia, y todo lo que obtuvo después fueron algunos destellos de lo que sucedía alrededor y con ella misma. Fue consciente de la necesidad imperiosa de respirar, de las brazadas débiles que dio para volver a la superficie y del tironeo que sintió en su ropa en algún momento. Noto como la luz la cegaba cuando el impacto contra una superficie plana le hizo abrir los ojos y también, observo al hombre de cabello oscuro que se poso sobre ella. El sol resaltaba su cabello y ropaje mojado, pero un extraño sentimiento se apodero de su pecho, como una familiaridad.
Sintió que veía a su hermano por algunos instantes.
──¿Harwin? ── ella pregunto antes de que sus párpados volvieran a luchar por quedarse abiertos pero fallaran.
La inconsciencia le llevo de nuevo entre sus garras. Para cuando volvió en si, la oscuridad de la noche parecía hacerse eco a su alrededor, aún así, comenzar a ser consciente de que estaba en lo que parecía una tienda y la luz de las velas le daban algo de iluminación le hizo sobresaltarse. Se incorporó en su lugar cuando una voz le pidió que mantuviera la calma. La mujer noto que efectivamente se hallaba en una tienda cuando su vista se aclaró, y enfoco su atención en el joven de cabello oscuro frente a ella. ──No se preocupe, mí lady. No esta en peligro. ── repitió él. Su voz volviendose más clara.
Halerys, que salió de su confusión, aclaro la garganta. ──¿Dónde estoy?
──La base del Tridente. Si sigue el caudal puede llegar a los Gemelos.
La joven pensaba relajar su postura cuando el sonido conocido de un dragón le hizo tensionarse de nuevo y tomar una lámpara que tenía cercana. ──¡Calma, es Vermax, mí dragón!
Halerys se detuvo y observo al joven con atención: piel tersa, cabello oscuro, ojos marrones y un blasón grabado en su ropa que reconoció enseguida. El dragón de tres cabezas. Y la insignia de los Velaryon acompañando. ──¿Príncipe Jacaerys?
El joven expreso confusión ──¿Usted me conoce?
──Cuando eras pequeño...──confesó. El sentimiento de nostalgia le recorrió de pies a cabeza. No era Harwin a quien había visto a orillas del Tridente a punto de morir, si no, a su sobrino. Se incorporó dejando de lado la lámpara y extendió su mano. ──Halerys Strong, señora de Harrenhal. ── se presentó.
Una mueca de entendimiento pareció corromper la expresión del más joven, que respondió al saludo con algo de seriedad. ──¿Es hermana de Sir Harwin Strong verdad?
──Lo fui alguna vez. ── Halerys respondió con un tinte de dolor en sus palabras. No podía seguir siendo la hermana pequeña de un fantasma. Ahora solo era hermana mayor de un traidor y dos jovencitas que servían a la mujer por la que su hermano había dado todo. ──¿Usted me saco del agua?
