LOS OJOS DE HALERYS SE ABRIERON CON PESADEZ POR ALGUNOS INSTANTES, siendo consciente de que se hallaba recostada en el suelo con la tierra y el pasto debajo de ella. Un figura de alzo, la luz del sol cubriendo su rostro al darle de lleno por detrás. La de ojos violetas grito cuando unas manos le movieron apenas unos centímetros y sus dedos libres buscaron el hombro, cuando llevo la mirada alli entre el sudor de su cuerpo, el agua que le había empapado en algún momento cercano y la borrosidad producto del agotamiento, fue consciente de como la sangre brotaba de lo que parecía un hombro destrozado. La inconsciencia la tomo entre sus brazos un par de veces mientras sus gritos eran ahogados por ella misma, podia sentir que alguien estaba trabajando en aquella herida pero su atención en el mundo de la vigilia duraba tan poco segundos que no se podia concentrar en nada.
Cuando pudo abrir los ojos de nuevo, esa vez por un tiempo ligeramente más extenso reconoció que la figura desconocida se trataba de una mujer, y no era nadie menos que Alys. La mujer se acerco peligrosamente a su rostro cuando sus manos dejaron la herida del hombro y aquellos ojos tan violetas como los propios le miraron de una forma abstracta. La señora de Harrenhal sintió que estaba casi alusinando por algunos instantes. Alys se había ido bajo el dicho de que aventura le llevaría muy lejos de las tierras de los ríos. ──¡Eres una mujer, Halerys! ¡Tienes todas las herramientas que necesitas! ── fue lo que oyó antes de perder la consciencia.
La oscuridad se sintió como la calma antes de una tormenta grotesca.
Tiempo después, el sueño le dejo escapar de entre sus garras y cuando fue consciente de que estaba, aún, en el mundo de los vivos, también supo que estaba en casa. Algo en todo su cuerpo se lo decía. Era un ambiente que reconocía, un aroma que su nariz había sentido antes. Se incorporo con rapidez de la cama luchando contra el mareo que le ataco y se sacudió las manos que intentaron sujetarle hasta que reconoció las facciones de Meressia delante suyo. La joven Strong lanzo un jadeo de la impresión y envolvió sus brazos alrededor de la mayor. Sus ojos recorrieron el lugar con tensión notando que se hallaba en sus aposentos. ──Estas bien, estas bien. ── repitió en un balbuceo como si no creyera que la septa siguiera alli; con la cabeza unida al cuerpo.
El abrazo se disolvió minutos después y entonces la realidad le cayo como un balde de agua fría. Giro su cabeza hacia su hombro notando que no había más que un corte y un extraño menjunje encima. Alys. Entonces eso si había pasado genuinamente. ──Mi señora, necesita reponerse...── pidió la septa antes de obligarle a sentarse sobre la cama.
Halerys elevo la cabeza con confusión. Había sobrevivido, eso era obvio pero...qué hacia alli de nuevo? ──¿Por que estoy aquí de nuevo? ── pregunto con desesperación. Todos los hechos vividos volviendo a su cabeza uno tras otro. Noto que era de día puesto la luz que ingresaba por las ventanas; a diferencia de otros días, ninguna pájaro se había posado en el alfeizar de su ventana a cantar. ──¿Quién me trajo?
Meressi hizo esfuerzos por tranquilizarle. ──La última columna de soldados de los verdes te hallo en las afueras del camino principal, ── informo ──El jefe de la Guardia Real se encargo de ponerte custodia fuera. ──señalo la puerta de la habitación con un movimiento de cabeza. Halerys solo pudo pensar en el tal Criston Cole, sabía que los verdes lo habían puesto a él a cargo de la Guardia Real.
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MIDNIGHT OF DRAGONS | AEMOND TARGARYEN
Fanfiction→ En donde Halerys es todo lo que queda la casa Strong y Aemond detesta estar encantado con ella. ❞Los vientos de guerra se acercan❞ aquello fue lo último que Halerys oyó de su abuelo en la última conversación que mantuvieron. Y tuvo razón. El...