Capítulo 14: Domar los cielos

1.7K 229 28
                                    





¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




HALERYS TEMBLÓ CUANDO EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE, LA INMENSIDAD DE VAGHAR SE MOVIÓ. Fue consciente de la clara diferencia entre tamaños, Vermax era mucho menor y parecía mucho más dócil que aquel dragón de combate que había sido montado por la misma Visenya Targaryen. Oyó como Aemond lanzaba algunas órdenes en Alto Valyrio, y antes de que pudiera procesarlo, le había tomado por el brazo con fuerza para acercarla a Vaghar, la cual, se removió un poco con molestia antes de mover su gran cabeza hacia otro lado, restándole importancia a la presencia de la desconocida.

La joven Strong busco resistirse a subir a dicho animal, pero no hubo mucho que pudiera hacer. ──Nada va a pasarte si cooperas ── se quejo el príncipe antes de ayudarle a escalar. Halerys fue consciente de lo duro de la piel de aquel dragon y de las marcas sobre si además de las cantidad de cuerdas e hilos de montura que se le aferraban al cuerpo. Algunas cicatrices de su piel parecían añejas por la edad, otras, por los combates. Su cintura termino contra el respaldo del asiento y su pecho se pegó a la espalda del Targaryen cuando esté se sentó delante de ella para tomar las riendas. Aprecio como el giraba la cabeza hacia ella levemente, había cubierto su ojo de zafiro con el parche nuevamente. ── Sostente de mí. ── ordeno.

Halerys trago saliva. ──Prefiero caer.

En una exclamación rápida de aquel idioma que tan poco conocía, Vaghar comenzó a elevarse hacia los cielos, Halerys ahogó un grito cuando sintió como su cuerpo se inclinaba peligrosamente hacia atrás y por inercia sus manos se enterraron con fuerza en el cuero del abrigo que cubría a su acompañante. Escucho la risa de Aemond y sintió como resonaba en su cuerpo debido que tenía la cara contra su espalda y los ojos fuertemente cerrados. El ruido que hacía el dragón al dar cada movimiento, y la forma en la que sus alas se batían para arrastrar viento consigo era casi fantasmal. Vermax fue una aventura emocionante, Vaghar era terrorífica.

Ella no era un dragón. No tenía sangre Targaryen y sobre aquel espécimen no era más que un peso muerto.

Y el príncipe verde no era Jacaerys. No confiaba en que preservara su salvedad intacta hasta tocar tierra de nuevo.

¿De que le servía a alguien como él una esposa? No había nada mejor que asegurar que se había caído por accidente o que había muerto de alguna estúpida causa.

Lo que Aemond dijo en su dirección se oyó como un murmullo mientras el terror le mantenía estática. Lo único que podía pensar era en el vacío que le separaba de una muerte segura. ──¿Disfrutas la vista? ── comprendió que él preguntaba cuando volvió un poco el foco hacia fuera de si misma. Halerys iba a bramar un insulto muy poco gentil cuando movió suavemente los brazos que rodeaban el cuerpo del hombre notando una presión a la altura de unos de sus codos. Abrió los ojos observando el cuero del abrigo de Aemond cuando noto que se trataba de la espada, y una idea suicida se abrió paso en su cabeza.

MIDNIGHT OF DRAGONS | AEMOND TARGARYENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora