LOS ORBES VIOLETAS DE HALERYS SE PASEARON POR LA VENTANA, observando como detrás de esta, y a la lejanía, aquella a la que llamaban la reina de todos los dragones descansaba plácidamente con su inmensidad sobre el claro. ──Ojala que le caiga un rayo como maldición de los dioses...
──Halerys...──la voz de su septa Meressia sonó en el silencio de la habitación con tono recriminador. La joven mujer se giro hacia ella con una expresión de inocencia plasmada en el rostro.
──¿Que?──indago con burla. La vieja Vaghar había conquistado los siete reinos con su jinete Visenya alguna vez. ¿Ahora que tenia? ¿Ser la mascota de un príncipe mimado y embustero? ──Solo le estoy deseando un buen final. Ya ha pasado por mucho, merece un descanso, ¿no?
──Solo se que de seguir diciendo esas cosas, tendré que ver su cabeza en alguna pica estos días, mi lady, y lejos estoy de querer eso. ── Halerys relajo su postura defensiva al ver la genuina preocupación en los ojos de la mujer, que prácticamente, la había criado y esbozo una mueca de lado en señal de disculpas.
──Estaré bien, Meressia. ──murmuro ella. ──Hierba mala nunca muere.
──Pero usted no es hierba. Ni mala. ── la mujer discutió.
La joven Strong entrelazo sus manos y se acerco ligeramente a la cama, en donde, descansaba aquella caja de madera repleta de vestidos que su madre en ley le había enviado desde la capital. Verde, verde y más verde. Propio del gusto de la reina consorte Alicent Hightower. ──¿Son tan feos de cerca como se ven de lejos?
──La tela es muy buena, mi lady.
──El color es vomitivo. Si comprendes porque me los envió, ¿verdad?
──Debería vestir uno de estos en la velada de hoy.
Halerys trago saliva al recordar la cena que ella misma había organizado y estuvo de acuerdo aunque no le gustara para nada. Con mucho desagrado y quejas, dejo que su septa le ayudará a ponerse uno de esos vestidos que dejaba los hombros al aire. El color parecía hacer un contraste con su piel oliva y aún más con sus ojos violetas. Meressia peino su cabello sosteniendo la mitad de el en un delicado tocado y le ayudo a poner una joyería en su cuello para completar el atuendo. Una hora después, Halerys ingresaba al salón principal de Harrenhal donde se llevaría a cabo la cena. Noto a Aemond sentado en uno de los tres lugares disponibles, una de sus manos jugaba con la copa de vino y la otra descansaba sobre el apoyabrazos de su silla de madera.
──Principe Aemond...── Halerys saludo levemente mientras ingresaba en el lugar. El ojo sano del Targaryen le recorrió el cuerpo luciendo levemente sorprendido al verla vestir el color verde. Pese a su desconcierto, su rostro volvió a su habitual expresión calma en menos de un segundo.
──Lady Strong── respondió el Targaryen. La de cabello oscuro se acercó a la mesa y tomo asiento frente a él.
Halerys miro hacia el asiento vacío. ──¿Sir Cole no vendrá? ── pregunto con un deje de inocencia fingida en su voz. ──Seria una pena haber organizado esta cena para nada.
Aemond se mantuvo en silencio antes de cruzar sus brazos entre si y apoyar la espalda en la silla, solamente mirándola como si estuviera buscando las razones detrás de su comportamiento. Él sabía que Halerys era una mujer inteligente, esa cena no era algo sin sentido. Ella no parecía dar puntadas sin hilo y él no era un niño tonto que se dejaba engañar. Minutos después, Sir Criston Cole apareció en la sala también regalándole una mirada a la joven vestida de verde.
──Príncipe...── se reverencio ante él. ──Lady Strong. ── murmuró antes de acercarse a la mesa. Halerys se sintio ligeramente reconfortada ante el uso de la palabra lady, y no princesa.
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MIDNIGHT OF DRAGONS | AEMOND TARGARYEN
Fanfiction→ En donde Halerys es todo lo que queda la casa Strong y Aemond detesta estar encantado con ella. ❞Los vientos de guerra se acercan❞ aquello fue lo último que Halerys oyó de su abuelo en la última conversación que mantuvieron. Y tuvo razón. El...