HALERYS MOVIÓ LIGERAMENTE LA SUPERFICIE DEL AGUA CON LAS YEMAS DE LOS DEDOS. Termino por acomodar mejor su cuello en el borde de la bañera y cerro los ojos, el fuego de la chimenea y lo tibio del agua le daban una relajación que hace semanas no tenía, pero además, hacían más notorio los dolores que le atravesaban. La cicatriz todavía latente del costado de su abdomen y todos los golpes morados a lo largo u ancho de su cuerpo. El silencio que recorrió el Nido de Águilas era absoluto, en especial en aquella torre que parecía albergar solamente al Príncipe Jacaerys, a ella y a los soldados que habían llegado horas después que el Velaryon en una comitiva que lo acompañaría el resto de su viaje.
Llevaban dos días en el Valle, habían cenado junto a Lady Jeyne, que parecía ser una mujer mucho más accesible a como la pintaban los dichos: un poco risueña, con mucha experiencia y sabiduría. Halerys se había acercado un poco más al príncipe, hablando sobre todo lo que estaba pasando con la naciente y cada vez más cruenta guerra que tocaba todas las puertas de Poniente, hablando sobre que podían hacer para ayudar aún más a Rhaenyra Targaryen y cuando deberían de emprender su viaje al Norte.
La de cabello oscuro había pensado seriamente en eso. ¿Lo mejor era marchar al norte y dejar Harrenhal desprotegido? Bufo y sacudió la cabeza aún con los ojos cerrados. No era como si pudiera presentarse sola con una espada robada a luchar contra un dragón y las huestes a cargo del nuevo jefe de la guardia real Ser Criston Cole para creer salir victoriosa e ilesa de allí. Su gente le apoyaría, sabía eso pero también comprendía que sería como pedirles que se pusieran una soga al cuello y se dejarán caer. No podían levantar las espadas cuando estaban sediados por fuerzas enemigas y cuando esas espadas recorrían cada parte de la fortaleza terrestre más importante de Poniente.
Debía retomar el control de Harrenhal de manera inteligente.
Cuando salió de la bañera enfundo su cuerpo en un vestido azul de seda fría y se puso un abrigo de sueño encima. Si había algo que apreciaba muchísimo era la delicadeza con la que cada prenda que le habían otorgado las doncellas del Nido estaban bordadas. El azul combinado con el plata y lo bien que se veía la seda entre las paredes de mármol blanco. Si bien se había criado entre hombres, espadas y entrenamientos, no se había alienado de aquel gusto especialmente femenino hacia las cosas preciadas y bonitas. Arrastró los pies hasta una de las cómodas color caoba claro y desenvolvió la espada robada de las telas que le aprisionaban. La tomo por la empuñadura para evaluarla con cercanía y tiempo: era definitivamente un acero impresionante marcado por su uso. El cuero negro se mezclaba con la plata de la empuñadura en una especie de espiral. Las siglas A.T forjadas sobre el material duro dejando en claro a quién le pertenecía el filo de aquella espada. Una sonrisa altanera se termino por escabullir entre sus lados mientras volvía a guardarla entre las telas, no muchos podían decir que se habían hecho de con la espada de un Targaryen. Aunque fuera uno que vistiera verde y apoyara a un usurpador.
Las cerdas del cepillo recorrieron el largo de su cabello húmedo mientras se detenía frente a una de las ventanas- La altura le provoco una sensación abrasante en el comienzo de su abdomen, aun así, las vistas desde el Nido eran impresionantes. El sol se había perdido en el horizonte hacia ya una hora y la noche comenzaba a mostrarse implacablemente. Las estrellas parecían ser más cercanas desde ese lugar; daba la impresión de poder tocarla con las yemas de los dedos si se estiraba los suficiente y cada algún tiempo se podia oír ruido emitido por Vermax, el dragón de Jacaerys.
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MIDNIGHT OF DRAGONS | AEMOND TARGARYEN
Fanfiction→ En donde Halerys es todo lo que queda la casa Strong y Aemond detesta estar encantado con ella. ❞Los vientos de guerra se acercan❞ aquello fue lo último que Halerys oyó de su abuelo en la última conversación que mantuvieron. Y tuvo razón. El...