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Luego de días pasados a los sucesos de Festin y probarle al Maestro con gran valentía que los tres héroes eran leales y capaces de enfrentar todos los retos que les pondría la vida
El Maestro los siguientes días te había citado para hablar de tus avances, como de rutina, igualmente al maestro no se le escapaba nada, tu doble vida, tu amor por Adrien, mentirle a Marinette y los demás, tu madre trabajando para el señor Agreste, eran demasiadas cosas que podrían consumirte y estaba atento a todo lo que te rodeaba.
También le habías hablado sobre Lila un par de veces, era una chica que no había que dejar sola ningún momento, en un despiste y podría tener a todos comiendo de su mano, como solías decirle tú al anciano.
Ambos se mantenían con las piernas cruzadas de frente el uno al otro con los ojos cerrados, era típico de Fu, ponerse a meditar contigo ya que según él, era para mantenerte relajada y olvidarás tus problemas, pero la verdadera razón era para que los malos pensamientos no se apoderarán de tu mente y perdieras el camino.
De un momento a otro, el anciano abrió sus ojos para ver que al lado de los dos, el incienso se había consumido por completo, siempre el incienso se consumía rápidamente en tu presencia algo que Fu no dejaba pasar por alto y esto era algo preocupante para él.
────Parece que se ha acabado el incienso──── comentó levantándose yendo a un mueble donde guardaba estos mismos.
Tu abriste los ojos y lo seguiste con la mirada calmada, estabas bien aliviada en ese momento ya que solías estresarte demasiado con tu doble vida y las meditaciones te relajaban demasiado.
El Maestro al abrir uno de los cajones se encontró con que sus cajas de incienso estaban vacías.
────Mmm... Ya se me han acabado todos lo que tenía, (______)──── decía mirando a la menor que se levantaba del suelo.
────Puedo ir a comprarle unos si quiere──── sonreíste gentilmente por tu propuesta.
────Por supuesto, pero por hoy ya no tendremos más secciones de meditación, debes ir a clases en media hora más──── decía gentilmente tomando unos billetes de su billetera ────Ten, el incienso es de Palo Santo, no lo olvides────
────No lo olvidaré, ya vuelvo──── tomaste el dinero, te inclinó levemente para despedirte e irte del lugar.
Saliste del apartamento del Maestro y este volvió a su posición inicial para meditar un poquito más antes de que tu volvieras.
