X & Y

Y: Un mundo fácil

Hay ocasiones en que me pregunto si podría volver a estar solo una vez más, si me veía capaz de soportarlo. Sobre todo ahora que sabía cómo se sentía no estar solo, cómo se sentía que alguien te escuchara, creyera en ti, te apoyara y supiera las mejores y peores cosas de tu persona, y aún así seguir a tu lado. Después de haber pensando en esto constantemente los últimos días he llegado a una conclusión:

No, no podría. Antes era capaz de estar solo todo el tiempo, en aquellos momentos en que la vida es tan monótona y sigue la rutina constante, cuando está estancada y no sube ni baja, no se mueve. Estar solo en momentos donde todo es un remolino, cuando las peores y mejores cosas se juntan, se destruyen y se vuelven a juntar nuevas. Estar solo cuando sólo hay oscuridad y no existe nada alrededor. En ninguno de ellos podría volver a estar solo, no otra vez.

Cuando tienes en tus manos todo lo que habías deseado, todo lo que habías anhelado desde hace tanto tiempo y experimentas la dicha, y toda la felicidad que nunca pensaste ser capaz de sentir, y te es arrebatado de golpe, vuelves a caer en el abismo que ya estabas sumido anteriormente; pero la altura de la caída es enorme y el golpe puede destrozarte.

Por esa razón, sé que volver a estar solo no es una opción para mí.

Y es irónico, porque al parecer estoy comenzando a quedarme solo, de nuevo.

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Hay demasiadas cosas en mi cabeza últimamente. Tantas que a veces siento que mi cerebro podría estallar en cualquier momento con el flujo de pensamientos que corren dentro de él. Y quizás algún día lo haga. Pero sé que de momento no pasara, aún tengo muchas que pensar y resolver, antes de que algo dentro de mí colapse y se destruya.

He tratado demasiadas veces de formar ideas claras, incluso he intentado escribir para despejar mi mente y permitir que descanse un momento. Pero hasta ahora ni lo uno ni lo otro ha sucedido. Estoy perdido, y lo único que puede volver a centrarme en mi camino en este momento se encuentra distanciado de mí.

Pero además de estar distanciado de mí, ocupa la gran mayor de mi mente, prácticamente todos mis pensamientos están cargados con imágenes suyas, con el sonido de su voz, con las cosas que ha dicho e intento adivinar las cosas que dirá después. Y claro, siempre al pensar sobre estas cosas es muy fácil adivinar que estoy hablando de una persona. De Jacob, para ser más preciso.

No puedo dejar de pensar en él. La última vez que pude estar cerca de Jacob, él se alejaba en una dirección contraria, estaba alejándose lo más que podía de mí. Diría que se alejaba también de D, pero sé que ella no era realmente el problema. Era yo. Siempre he sido yo.

En aquel momento yo no había entendido por qué Jacob había reaccionado así. No lo había entendido al día siguiente, ni tampoco dos días después. Pero conforme mi mente me llevaba arrastrándome en un flujo de pensamientos, intentando encontrar la razón sin tener que hablar con él al respecto, algo que sabía que estaba haciendo mal pero no veía otra opción más que esa, di con la respuesta. Pero también encontré otras, que realmente no quería descubrir en mucho, mucho tiempo.

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Habían pasado dos semanas después del incidente.

Jacob no me había dirigido la palabra en ningún momento. Esta vez ha sido definitivo. Siempre que nos tocaba reunirnos en grupo él pedía trabajar solo y a menos que el profesor se lo negara decidía trabajar con Edgar, y D trabajaba conmigo. Edgar y D se habían encontrado atrapados entre ambos, Jacob y yo, después de todo D era mi novia y Edgar había pasado a convertirse en una especie de amigo para Jacob. Estaban atrapados y no sabían qué hacer. Así que optaban por no hacer nada y nos hablaban como siempre. Aunque Jacob siempre se mostraba indiferente cuando tenía que estar cerca de mí.