Capitulo 21.

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regalo por que los amito:p.

Esto es una mala idea.

Es lo que  mi mente repite una y otra vez.

¿Por que carajos le hago caso a Ry?

Oh mierda, si es verdad ¡Quiero sacar a ese bastardo de mi cabeza!

Nerviosa mis nudillos golpean la madera para que después la puerta sea abierta, un Noah sonriente me recibe.

—Hola Nat.

Tragó saliva al ver su linda cara, el nerviosismo ataca con más fuerza al imaginar su mirada si...

—¿Pasa algo?—Su cara de confusión hace que yo espabile.

—Ehm, no—Sonrio—¿Puedo pasar?

El asiente haciendo se aún lado y yo entro, me sudan las manos.

—¿Te puedo ayudar en algo?—Se sienta en su cama.

—Si.

Me acerco a él, y sin pensarlo mucho, lo beso.

Él parece algo sorprendido, pero rápido se relaja y me sigue el paso, paso mis manos alrededor de su cuello y ladeo la cabeza para profundizar más el beso.

Pero.

Nada.

No causa esa sensación que causa aquel idiota con un beso, no está ese hormigueo, no está ese querer más...

No voy a negar que Noah es realmente lindo, y que aveces suelo sentir atracción, pero ¡Joder!  Darion a invadido mi jodida cabeza y hasta no matar estás ansias de probarlo. No saldrá de ahí.

Corto el beso con Noah y este me mira desconcertado.

—Lo siento—Digo mirando mis manos.

—No, no Nat—Dice alzando mi cara—Fue realmente tierno ese beso.

Sonrío forzadamente, el se inclina para besarme de nuevo pero me alejo.

—Lo siento Noah—Digo levantándome—Tengo algo que hacer.

Asiente, y en su mirada noto algo de disgusto. Salgo de la habitación y camino por los pasillos.

Llegó a mi destino y decida tocó la puerta.

Un chico con cabello largo abre la puerta, me recorre con la mirada antes de sonreir seductoramente.

—Hola preciosa ¿Vienes a verme?

Ruedo los ojos y lo tomo de la camiseta, lo saco de la habitación y cierro la puerta en su cara.

Escucho como se queja.

Darion que está acostado en su cama con un libro en la cara, al escuchar la escena se levanta.

—¿Que te pasa Nata...?

—Cierra la puta boca—Lo interrumpo con molestia y así lo hace—Eres un cretino, el mentiroso más desagradable que conozco.

El alza las cejas sorprendido.

—Odio tu estúpida sonrisa arrogante, odio como miras a los demás por encima de hombros. ¡odio tu hermosa cara!

Suspiró.

—¿Viniste a decir que me odias?—Rie agriamente.—Eres impresionante.

—¡No he acabado!

—Yo si.

Camina hasta mi y trata de abrir la puerta.

—Odio imaginar que hubiera pasado si Paulette no nos hubiérainterrumpido—Digo y el se detiene—Odio recordar cómo me tocabas, odio haber disfrutado tus besos, odio querer que me toques, odio querer que me desnudes, que odio querer, que me beses...

Mi padre el Gigoló. [Libro III].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora