Capitulo 18.

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Mi respiración sigue acelerada.

Mi cabeza aún no procesa.

Y solo siento como mi cuerpo pide más.

—Joder Nat—Dice contra mi cabeza—Estoy tratando de controlarme...

—No te controles—Me encuentro diciendo a mi misma.

¿En serio quiero hacer esto?

Me giro para mirarlo a la cara y sus ojos miran el suelo, mi mano va a su mejilla y la acaricio.

—Quiero más...

El alza la mirada y puedo ver qué están oscuros, y se que él está igual que yo.

Niega con la cabeza.

—No—Dice—Tu primera vez no puede ser así.

Mira el techo reuniendo autocontrol, mi otra mano va también a su rostro y hago que me mira a los ojos.

—Darion. Si no lo haces tú, buscaré quien me ayude con la hoguera que has creado entre de mis piernas.

Eso es suficiente para que tome mi mano y me saque la de la habitación, pasamos de nuevo por la fiesta y estoy tan mojada que es incómodo caminar.

Salimos de ahí y me sube a su auto, luego sube y pone lo pone en marcha hasta la residencia.

Mis nervios comienzan a ser más fuerte ya que ahora tengo tiempo de pensar las cosas.

¿Que estoy haciendo?

Su mano en mi muslo hace que salga de mis pensamientos, lo acaricia de arriba a bajo y muerdo mis labios al recordar cómo me tocó en aquella habitación.

Darion.

¿Que es lo que estoy haciendo?

Nat es como mi fami...

<<Cállate y disfruta que ella también te desea.>>

Conduzco lo más rápido que puedo a la residencia y ella me mira mordiendo su labio, estacionó el auto como puedo y ambos salimos del auto. Ella camina primero y veo como contonea sus caderas hasta la entrada del edificio, el vestido le llega hasta la mitad de los muslos y se sube un poco a medida que camina.

Subimos a mi habitación y rápido pongo el pestillo.

—Okey—Dice nerviosa—Aqui estamos...

—Si...

Ella juega con sus dedos pero no me mira, no sé si debería acercarme, lentamente ella sube su mirada hacia mí.

Sus mejillas se han teñido.

Trago grueso cuando veo baja unas de las tiras lentamente, va a bajar la otra pero camino a ella y la detengo.

Me mira confundida.

—Quiero hacerlo yo.

Hablo y ella asiente. Mi mano acaricia su clavícula y noto como un suspiro la deja.

En aquella habitación no quise penetrarla con los dedos ya que una leve acaricia desde afuera sería suficiente para ambos.

O eso creí.

Veo como se da vuelta mostrándome el cierre del vestido, mis dedos rápido van a a el y lo bajo despacio.

La tensión que hay entre ambos es increíble.

Beso sus hombros y con mi lengua hago un camino hasta su cuello. Ella deja caer el vestido.

Dios. Mío. Bendito.

Trae una tanga rosa.

Muerdo mi labio viendola caminar hacia la ventana, no lleva sujetador por lo que puedo ver su espalda pálida y lisa.

Ella lleva su cabello hacia atrás que es como un manto el cual cubre su espalda.

Me mira por encima del hombro cuando cierra ambas cortinas.

Regresa a mi y la tomo de la nuca besándola con agresividad, le  abro paso a mí lengua dentro de su boca y gruño cuando muerde mi labio.

Ayuda a quitarme la camisa seguida del pantalón y la alzo, ella rodea mis caderas con sus piernas.

Natalie.

Que termine con esto por favor.

Mi centro de exitación palpita y deseo que vuelva a tocarla.

Camina conmigo en brazos hasta la cama y me suelta con brusquedad. Sonrío.

Lo veo rebuscar algo en sus cajones y saca el preservativo, estoy por quitarme la tanga hasta:

—Ni se te ocurra—Dice volviendo e ubicandose entre mis piernas—Quiero follarte con esa linda tanga rosa.

Escuchar eso hace que muerda mis labios y mire el techo.

—Entonces hazlo.

Ahora es él quien mira el techo tomando la sabana a los lados de mi cabeza.

Se incorpora y baja sus boxers, abro los ojos y miro de nuevo el techo.

—Por favor Nat, actúas como si no lo fueras visto—Habla poniendose el preservativo.

Se coloca sobre mi nuevamente, besa mi cuello y mis manos van a sus hombros. Muerde mi lóbulo y me estremezco.

Su mano va a mi zona y la toca como hace un rato cierro los ojos disfrutando...

Golpes a la puerta hace que me sobre salte.

—¡SE QUE ESTAS AHI CON ALGUNA ZORRA!—Reconozco la voz de Paulette—¡ABRE LA MALDITA PUERTA DARION!

Mi padre el Gigoló. [Libro III].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora