¿Esto es una prueba?
Caminamos hasta las mesas, noto lo tensas que estás las demás, mientras que por otra parte... Cómo rayos iba a beber eso.
¡Nunca lo he hecho en mi vida!
Espero no cometer ninguna estupidez.
—Okey chicas—Habla la misma chica—En estás hermandad tenemos guerreras, no quiero que con dos cervezas ya estén pidiendo clemencia, por qué no tendremos piedad.
—¡A TOMAR!—Gritan en unisono todas las demás.
Y puedo ver cómo empiezan a beber así que yo tomo la mía también, un sabor ácido baja por mi garganta poco agradable, asi que hago gesto de asco y la alejo.
—Lo siento—Digo levantándome—No puedo beber esto.
—Oh hijita de mami—Habla Pamela—¿Quieres que te llamemos a un mayordomo para que te traiga juguito de naranja?
Todas comienzan a reírse, miro a mi alrededor y aprieto los puños.
Tomo de nuevo la cerveza y la llevo a mi boca tomándomela en menos de un minuto, limpio mi boca con el dorso de mi mano y tomo la otra haciéndo mismo, y luego otra, y así estuve con unas cuentas más. Solo podía escuchar:—NAT, NAT, NAT, NAT, NAT, NAT.
mientras bebía veía como algunas no podían más y se levantaban yéndose, algunas vomitaban y otras trataban de seguirme el paso.
Nueve cervezas bastaron, para que la arcajada de vómito recorriera mi garganta.
—Mierda—Digo doblada sosteniendo mis rodillas y respirando agitada.
—Creo que es suficiente—Win viene a mi lado.
—Las chicas que quedaron, pasan a la siguiente prueba—Pamela habla a un lado.
Mi cabeza da vueltas.
—Debería llevarte a la habitación—Dice Win quitando el pelo de mi cara mientras vomitó de nuevo.
—No—Me limpio la boca—Yo puedo.
—No creo que...
—¡No quiero que me vean como una niña mimada!—Digo levantándome para verla—Puedo con estas pruebas.
Ella me mira y asiente, busca en su bolso, la veo sacar una coleta y una menta.
—Tu puedes Nat—Ayuda a atar mi cabello y mete la menta en mi boca.
Pamela me mira y sonríe cuando mira que sigo a las demás para la siguiente prueba. Entramos de nuevo a la casa.
—Prueba dos. ¿Saben coquetear?
Oh no, soy malísima.
“Camino voy el pasillo hasta donde lo veo comer su sandwich.
—Hola Coris—Digo tímidamente y atraigo su atención.
—Hola Natalie—Me sonríe.
—¿Quieres un cafetería de la pastelito?—Digo torpemente y noto como contiene la risa, así que derrotada me doy la vuelta—Adiós Coris.
—Bye Nat.”
Sacudo mi cabeza para salir del recuerdo. No se me da hablar con chicos.
Después de decirnos en que consiste la prueba, salimos de la casa al café del campus.
Camino con los brazos metidos en mis bolsillos, Dios espero salir bien.
Veo un grupo de chicos y entre ellos reconozco a Darion. Que enarca si ceja al verme.Estoy tan concentrada en cuál será mi próximo objetivo que tropiezo con una chica.
—Oye fíjate por dónde vas—Me dice de mala gana.
—Ajá—Digo y voy a pasar por su lado.
—Un disculpa no estaría mal—Dice.
—Oye deja a la chica del ojo jabonoso tranquila, solo fue un leve choque—Habla unos de los chicos de esta mañana.
No lo había detallado en lo absoluto, su cabello castaño está muy bien peinado y sus ojos negros profundos me miran con atención mientras me enseña su blanca dentadura cuando me ofrece una amable sonrisa.
—Como sea—Dice la chica aún lado mientras se va.
—No la choque tan fuerte—Digo cuando consigo la voz.
—Lo se—Dice aún sonriendo—Mi nombre es Beck Darson—Dice estirando su mano.
—Natalie Pockerman—La estrecho.
—Un placer.
—El placer es todo mío.
—¿Y tu estás estudiando?
—Periodis...
—Nat—Darion nos interrumpe—¿Vas a venir conmigo más tarde?
Veo al chico tensarse un poco.
—Si, eso creo...
—Bien—Me da una sonrisa de boca cerrada antes de mirar al chico e irse.
Okey eso fue raro.
—Pues fue un placer conocerte Nat—Dice él con una media sonrisa antes de irse.
Camino de nuevo al café y todas me aplauden.
—Natalie no se a ligado solo un chico, si no dos—Aplauden—Eso nena.
Me removí incómoda, no veo como ligar sea una cosa a la cual aplaudir pero no le di importancia.
Hasta que caí. Ella creen que me he ligado a Darion.
—Esperen esperen chicas, la verdad es que...
—Última prueba—Me interrumpen.
Todas se mueven fuera del café, arrastrándome con ellas.
Al llegar de nuevo a la casa, veo tres sillas y unas camisas encima de ellas.
—Solo tres de ustedes han sido seleccionadas.
Una morena sale de la multitud.
—Deisy—Dice sonriéndole y agarrando la camisa para entregársela.
—Catherin—Dice yendo hacia la otra chica.
Pamela agarra la última camisa.
—Y Natalie—Dice entregandomela.
Y yo solo sonrío, ¿Que se supone que debo hacer?
Optó por asentir y los aplausos no se hacen esperar.
Caminamos a la sillas.—Última para consagrar la bienvenida.
Tres hombres salen de un cuarto y nos observan.
—Tatuajes.
Genial.
Tenía que volver a casa.
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Mi padre el Gigoló. [Libro III].
Ficção AdolescenteDespués de un traumático incidente sus padres deciden restringirla del exterior. Al fin Natalie probará un poco del mundo y que mejor momento que la época universitaria. ¿Un poco de sabor a libertad harán que abra sus alas? O ¿Se dejara cegar por...