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Maddie.

Después de que se percató de que ya lo había visto cruzo la calle.

— Perdón por venir así, ¿Puedo pasar?— Pregunto con calma.

— Si.— Ambos nos adentramos a la casa.— Prepararé café, ¿esta bien?

— Claro, lo que sea esta bien.— Monte el agua y el se quedó a unos metros de mi.— ¿Donde está tu abuelo?

— Juega Bingo a esta hora con las ancianas de la cuadra.— Respondi mientras buscaba la bolsa de té.— ¿Por qué viniste?

Yo sabía para que había venido, pero quería oírlo de su propia boca, se quedó un rato en silencio, pensando en lo que respondería.

— Quise venir a disculparme contigo.— Dijo finalmente.— No quise decir ni hacer todo eso la vez pasada.

— Pero aun así lo hiciste.— Deje la bolsa sobre el mesón con fuerza.

— Por eso vine a disculparme contigo, la ira me cegó en ese momento, y que prefirieras a Mikey me hizo perder la razón.

— Yo no prefiero a nadie.— Aclare, dandole la espalda para buscar dos tazas.— Los amo a los dos, son mis hermanos.

— Vuelve a casa con nosotros.— Dijo mientras apagaba la candela de la cocina.

No quería volver a casa de Izana otra vez, pero no sabía cómo decirlo, aunque no hizo falta, por mi silencio se dio cuenta de cual era la respuesta.

— Lo sabía, no debí venir.— Trato de irse pero lo tome del brazo.

— Izana, no quiero dejar a Mikey otra vez, el me necesita.— Esa palabra había colmado el vaso de su paciencia.

— ¡Yo también te necesito! ¿¡Has pensado en eso!?

— ¿Y tu has pensado en que el no tiene la culpa de que mataran a Shinichiro?

Al decir eso su mirada cambió, la del Izana calmado que conocía paso a ser la de esa persona que me golpeo aquel día, se inclinó en el mesón junto a la cocina tratando de mantener la calma.

— El tiene la culpa, se metieron a robar para darle esa maldita motocicleta a el por su estúpido cumpleaños.

— ¡También era mi cumpleaños y ellos llevaban esa moto para ambos!

— ¡Sabes que no es así!— Seguía sin darme la cara.— ¡Tu no eres como el!

— ¡Claro que lo soy! ¡Soy la viva imagen de Manjiro Sano porque soy su hermana gemela y eso jamas lo vas a poder cambiar Izana!

Espere un golpe o una cachetada de su parte como la vez pasada, pero en lugar de eso sentí como el agua hirviendo cayó sobre mi, quemando parte de mi cara, cuello y brazo.

— ¡Izana!— Grite mientras me quejaba por el horrible dolor en el piso.

— Ma-delynne.— Se le entrecorto mi nombre en la boca mientras me miraba.— Lo-lo siento.

— ¡Ayúdame por favor!— Supliqué cubriendo mi ojo con la mano.— ¡Izana!

Comenzó a retroceder para después salir corriendo de la casa, dejándome sola allí con el sufrimiento tan horrible que tenía. 

Por mis gritos los vecinos se asomaron a la casa, al ver la puerta abierta entraron encontrándome a mi arrastrándome por la cocina con el ardor en la piel.

Mientras llegaba la ambulancia no soporte más y el dolor me dejó inconsciente.

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Abrí los ojos poco a poco, observando mi entorno con atención. No había nadie en la habitación conmigo, reconocí que estaba en un hospital, me había quedado inconsciente antes de que llegara la ambulancia.

Una enfermera entró con un doctor a chequearme, levantaron los vendajes que había por toda la parte superior derecha de mi cuerpo. No quise ver como estaban las quemaduras.

— Tuvimos que cedarte cuando despertaste en la mañana.— Comento el doctor mientras me veía. No recordaba haber despertado.— Tenías una crisis y solo pudimos calmarte así.

— ¿Puedo ver a mi familia?

— Les diré que pasen, alguien traerá tu comida, debes recuperar fuerzas.— Salió junto a la enfermera, mis hermanos y el abuelo no tardaron nada en entrar.

Los chicos empezaron a hacerme preguntas que no sabía cómo responderles, no tenía idea de que inventar.

— Niños, necesito hablar solo con Madelynne.— Se miraron extrañados, pero nos dejaron al abuelo y a mi solos.— Se que Izana fue quien lo hizo.

— Por favor abuelo no le diga a nadie, en especial a Mikey.

— Tienes el mismo empeño que Shinichiro por ocultar la existencia de Izana, ¿Que pasa con ese muchacho?

— Izana no soporta que le mencione nada sobre Manjiro.

— ¿Por eso te hizo esto?— No respondí, eso fue suficiente para el.— No volveras a verlo, la vez pasada te golpeo, esta vez te quemo, no quiero que la próxima te mate y no acabes en el hospital sino en el cementerio.

Se fue, no le dije nada para que cambiará de opinión, sabía que eso no me serviría.

Los regalos de "mejórate" no tardaron en llenar la habitación, estuve hablando mucho con Baji ya que estaba muy preocupado cuando se entero.

Los chicos se habían devuelto de la playa en cuanto el abuelo los llamó, al parecer no les dio tiempo ni de montar las carpas o broncearse. 

Todo o Nada [Hanma Y OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora