Gulf se pasó todo el día evitando a Mew. Esa misma mañana, cuando se había despertado y se había dado cuenta de que al dormirse no tenía esa manta sobre él, se había sentido expuesto, pero también arropado, casi protegido. No le gustaba tener esa sensación cuando todo aquello se trataba de una farsa. Así que, se duchó antes de que Mew se levantara y después salió del apartamento sin hacer ruido, dejando una nota en la cocina.
Acabó desayunando solo en una cafetería cercana.
Sacó el móvil y leyó algunos mensajes del grupo de los chicos con una sonrisa, mientras le servían un café con leche caliente y un cruasán recién hecho con mantequilla.
Mild: Necesitamos que nos confirmes que estás bien.
Up: Eso. Tememos que tras entrar en el castillo de la Bestia dejes de ser tú mismo. Y ya de paso, te agradeceríamos que nos cuentes un poco. ¿Qué tiene en la nevera?
War: ¿Qué tiene en la nevera?, ¿a quién le importa eso? Lo que todos deseamos saber, Gulf, es cómo es el cajón de su ropa interior y qué colonia usa, porque huele de miedo.
Gulf no pudo evitar sonreír. War tenía razón. Otra cosa no, pero Mew usaba una colonia con un aroma masculino y peligroso que era enloquecedor. Tecleó en el móvil.
Gulf: Sigo vivo. Y no sé nada, chicos. Ni siquiera nos hemos cruzado bajo el mismo techo. Me enseñó la casa en cuanto llegó y luego se marchó. Esta mañana me he levantado y casi he huido corriendo después de ducharme. Es como si los dos nos evitásemos.
War: ¿Y cómo es su ducha?
Gulf: ¡Basta ya! (Risas)
War: ¿La casa es como un palacio de hielo?
Gulf: Pues, sorprendentemente, no.
Mild: Cuéntanos más detalles.
Up: ¡Me encanta poder chismear sobre el jefe de buena mañana!
Gulf: En realidad no hay mucho que decir, chicos. La casa es bonita. Una casa normal, cálida. No tiene ninguna habitación roja ni un sótano con cadenas; tampoco encontré sangre en la nevera, así que podemos descartar que sea un vampiro.
Mild: A ver si al final Mew va a ser un tipo normal y todo...
Up: Un tipo normal no fingiría que tiene novio.
Mild: ¡Fueron las circunstancias, chicos! En mi opinión, casi puede considerarse un golpe de suerte que ese matrimonio de la cadena de televisión se los encontrase esa noche.
Gulf suspiró mientras seguía leyendo la conversación. Cuando empezaron a preguntarle si había visto su dormitorio y si dormía entre sábanas negras de seda, cerró el chat con una sonrisa y se puso en pie para pagar el café. Después decidió ir caminando al trabajo para despejarse. No pudo evitar sentir un escalofrío al pensar en eso, en la habitación de Mew. Era la única estancia de la casa que Mew no le había enseñado cuando entraron, pero él la había visto una vez se marchó a cenar con sus hermanos. Y le resultó abrumadora. Porque lo representaba de alguna forma, pero también era confortable, agradable. Al mirar la inmensa cama, se lo imaginó allí tumbado, desnudo, durmiendo, y no pudo evitar sonrojarse. Eso mismo le había ocurrido esa mañana al despertarse, tras el tórrido sueño que había tenido. Un sueño en el que él se levantaba a mitad de la madrugada caminaba de puntillas por el pasillo y terminaba en esa inmensa cama arropado por unos brazos firmes.
Los brazos de Mew.
Estaba tan distraído que por poco no chocó con una farola.
Cuando llegó a la oficina intentó calmarse. Se concentró en trabajar, en responder mensajes y en organizar la agenda de la próxima semana. Ya empezaba a desesperarse al ver que Mew no llegaba a su hora, cuando sonó el teléfono y descolgó al segundo tono.
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El Secretario y la Bestia.
RomanceEl Secretario y la Bestia. 🌻☀️ Hermanos Jongcheveevat, libro 1. Sinopsis: Todo el mundo teme a Mew Suppasit Jongcheveevat, el director de la revista más vendida de Nueva York, al que sus trabajadores apodan como "la Bestia". Es hermético, impertur...