capítulo catorce

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Me eché para atrás, estaba un poco cansada. No me había dado cuenta que el tiempo había pasado volando en la lectura. Suspiré mirando al techo, venir a la casa de Garu se había hecho costumbre. 

Él miró hacia mi dirección, para luego pararse y extender su mano para que yo imite su acción, tomé su mano y me paré, pero, no pensé que al hacer eso íbamos a quedar tan cerca uno del otro. 

Mi mirada cambió bruscamente a una nerviosa, tomando aire por la boca. Ninguno de los dos había quitado la mano, y para ser sincera, yo no la iba a soltar. Jamás habíamos quedado tan cerca, al punto de sentir la respiración del otro.

¿Qué estaba pasando? 

Sentía nerviosismo en su máximo nivel, mi mano fue a su cuello, acercándolo a mi. Tenía muchas preguntas pero ninguna respuesta coherente se me ocurría, al menos, no por ahora, los dos cerramos los ojos y nos acercamos más.

—Garu, yo...

—¡Oye Garu! Tengo unas nuevas técnicas y espadas para una pelea, ¿quieres verlas?

Nos separamos rápidamente al escuchar como la puerta se abría por Abyo, él en la cocina y yo sentada en la mesa.

Abyo nos miró a los dos, abriendo la boca para decir algo, pero se quedó callado. Yo sólo sonreí nerviosa alzando la mano, saludándolo casi temblando.

—Mira la hora, seguramente Pucca debe estar preguntando por mi, ¿qué cosa Abyo? Ay no, no me puedo quedar, ¡nos vemos!

Caminé rápidamente a la salida, cerrando la puerta bruscamente recargándome en esta, procesando lo que había pasado, estaba a punto de besar a Garu.

Caminé hacia el restaurante, saludando ida a los chefs, subí las escaleras, abriendo la puerta de la habitación de Pucca. Me eché a la cama pensando en el acontecimiento, y sin darme cuenta, me quedé dormida.

A la mañana siguiente, me desperté por los gritos de Pucca de emoción. Ya acostumbrada, bajé las escaleras y vi a Garu y Abyo desayunando. Garu alzó la mirada viéndome, a lo que yo rápidamente quité la mirada por pena. 

—Hola ___, buenos días —Saludó Ching con dulzura. —¿Cómo estás? No creo que bien, tienes muchas ojeras.

—Algo así, no pude dormir mucho, me quedé pensando en algo. —Me acerqué a la mesa por un vaso con agua. —¿Y tú?

—Algo cansada. ayer Abyo, Pucca y yo entrenamos. Los estábamos esperando, pero Abyo nos dijo que Garu y tú estaban ocupados.

Me atraganté con su respuesta, mirando a Abyo quien me guiñó el ojo, negué rápidamente, es que es un traicionero.

—Quiero decir, si, estábamos leyendo un libro pero ya, me fui a mi casa porque yo...tenía que decirle a Pucca que tiene que poner a lavar nuestra ropa.

Pucca me miró, confundida, pero se fue arriba para hacer lo mencionado, abrazando y besando a Garu antes de irse.

Sentí una molestia en el pecho cuando hizo eso, una punzada que hizo que me sentara en una de las tantas sillas del restaurante.

No le tomé importancia, me despedí de ellos, tomando mi ropa para ir al baño. Terminé de arreglarme, cepillé mis dientes y bajé, ahora sólo quedaba esperar a los demás.

Entró una chica de cabello azul, con aires de superioridad. Rodeé los ojos, no puede ser, otra asÍ. Me miró de pies a cabeza, inspeccionándome. Le devolví el gesto, pero ahora sonriendo hipócritamente.

—¿Te puedo ayudar en algo? —Coloqué mi cabeza en mi mano, mirándola, tratando de analizar algo. —Parece que buscas a alguien.

—Sí, ¿sabes dónde está Garu?

Fruncí el ceño, ¿por qué todas las chicas de este pueblo buscan a Garu? Digo, entiendo que sea lindo, y sepa artes marciales, y bueno, tiene buen cuerpo, también..

No, cállate ___.

—¿Me ves cara de niñera? No sé, probablemente con Abyo o entrenando. —Respondí malhumorada, no sé porque su pregunta me había molestado tanto. —Ten buen día.

Pucca bajó con una carta y una caja de chocolates, bajaba dando saltitos. Me hizo una seña para que nos fuéramos así que la seguí. A lo lejos escuché un grito.

—¿Están dejando hablando sola a Ring Ring? La chica más hermosa del pueblo. —Gritó más fuerte. —¡Regresen!

Ninguna de las dos volteamos a verla y seguimos caminando, hasta ver a nuestros amigos. Sonreí instantáneamente al ver a Garu, y él me devolvió el gesto, hasta que Pucca me empujó y se lanzó a él, besándolo y abrazándolo fuertemente. Mi sonrisa fue borrada al instante.

—Awwww, ¿le hiciste una carta de amor Pucca? Que lindos, son la pareja perfecta.

—Si verdad, ¿tú que piensas ___?

Miré a Abyo incrédula, rodeé los ojos mirando hacia otro lado, ocultando las ganas de llorar que tenía.  Todos esperaban mi respuesta, cerré los ojos suspirando y puse mi mejor sonrisa.

—Definitivamente, son tan perfectos.

Pucca saltó emocionada, yendo con los demás, Garu y yo nos quedamos un poco más atrás, le di la espalda 

—Mira campesina, que bien, tengo todo nuevo. —Dijo colocando sus manos en si cintura. —Soy la chica perfecta, como siempre.

Ching había escuchado eso, así que le gritó desde lejos, lo suficientemente cerca para que pudiera escucharla claramente. 

—Todo, menos novio. —Río con los demás. —Así que buena suerte tratando de llamar la atención. 

Ella se cruzó de brazos, notablemente molesta, enarqué una ceja cuando ella me miró, rodeé los ojos.

—No me quedaré aquí escuchando tus tonteras, para eso escucho las de Abyo. 

Caminé con Garu hacia el muelle, íbamos a pescar, dejándola sola.

Después de unos minutos, todos llegamos al muelle, sonreímos cuando fuimos hacia el mar.

—¡Al agua!

Gritó Ching, lanzándose a esta, riendo cuando salió a la superficie.

Abyo le aplaudió y chocaron los cinco, para luego darse un pico. Sonreí al ver eso, es demasiado lindo ser pareja de tu mejor amigo, y ellos lo eran, ahnelo algún día encontrar algo así. Mi papá y mi mamá eran así, de lo poco que papá me había contado, ellos también eran mejores amigos y novios, lástima que haya terminado así y mi papá se hubiera vuelto tan cerrado, espero algún día encontrar a alguien que así como hizo mamá, mejorara a alguien.

—Hola chicos, ¿me les puedo unir ¿Si? muchas gracias. —Exclamó Ring Ring, se sentó en una silla, colocándose gafas de sol. —Muchas gracias por incluirme en su plan, son muy amables.

Les lancé una mirada a todos, Pucca salió del agua, cogió la silla y la lanzó al otro lado del muelle, volvió a hundirse en el agua con Garu, me tapé la boca tratando de evitar los insultos. Ring Ring dio una patada al suelo, pero sonrió de nuevo y de su bolso sacó bloqueador.

—Garu, ¿me pones bloqueador? es que no me quiero quemar.

Eso si me hirvió la sangre, del impulso, tomé la crema y la lancé al agua, viendo como se hundía, volteé sonriendo falsamente.

—Lo siento, es que, vi que estaba caducada y te quise hacer un favor. —Me senté en una de las sillas, haciendo un puchero.— De nada.

Esta nos miró mal, para luego coger sus cosas e irse notablemente molesta y fastidiada.

Pucca me alzó el pulgar agradeciéndome, Ching sólo enarcó una ceja y Garu tenía una sonrisa, viéndome fijamente. Sabía lo que estaba pasando, pero algo dentro de mi no quería aceptarlo, no era coherente para mi y simplemente sé que si lo ignoro, tal vez se me pase.

Voto de silencio [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora