Leí el folleto de pies a cabeza, revisando cada detalle por si me hacía falta algo. Me di cuenta que ya había leído todo, así que, comencé lo que debí hacer hace mucho tiempo.
Escaparme.
Guardé lo necesario en una pequeña maleta, como cepillo de dientes y ese tipo de cosas, lo vital para poder vivir. Hice un bulto en la cama con mis almohadas, para que se crean que soy yo y poder engañar a todos.
Entré al baño con una katana, mirándome al espejo. Tenía el cabello que me llegaba a la cintura, así que, suspirando tomando bastante aire, tomé la antes mencionada y me corté el cabello a la altura de los pechos, tirando mi cabello a la basura. Salí sigilosamente y, tomando mis cosas, salí de mi casa sin avisarle ni a mi padre, ni a Stephie, ni mi padre, ni a Gao.
A nadie.
Comencé a caminar hacia el bosque, perdiéndome entre los árboles mirando la naturaleza que se contemplaba de noche, los cantos de los sapos, y la gran luna que adornaba el cielo junto a las mencionadas estrellas. Caminé bastante, de hecho, demasiado. Trepé una montaña y miré a lo lejos mi objetivo: el pueblo de Sooga.
Bajé cuidadosamente la montaña, entrando al pueblo, mirando a todos lados, lo más llamativo era un restaurante rojo, que se veía bastante casero, pero eso no le quitaba lo bonito, las luces adornaban las calles, y como las casitas eran coloridas y súper caseras, se veía todo hermoso.
—Wow, que bon..
Fui interrumpida por alguien que me empujó, caí al suelo bruscamente. Me paré sacudiéndome la ropa, alzando mi mirada para ver él o la causante de mi molestia, era un chico, ¿por qué no me sorprende?
—¿Qué carajo? ¿Qué es lo que te sucede? —Exclamé ofendida, parándome para después acomodarme el cabello, peinándolo con mis dedos —¿Estás desquiciado o qué?
Un chico se dio la vuelta, mirándome sin expresión alguna. Me crucé de brazos esperando su disculpa. Pasaron segundos, inclusive dos o tres minutos, y su disculpa jamás llegó, ¿es que le faltaba un tornillo o algo así.
—¿Hola, estás sordo o qué? —Deletreé, chasqueando los dedos para que me prestara atención. —¿Tu papá no te enseñó valores o qué?
Él simplemente salió corriendo, apurado, como si algo o alguien lo estuviera persiguiendo. Me di la vuelta, para caminar, y de nuevo, alguien me empujó, grité de impotencia en el suelo. ¿Así era la forma de saludar en este pueblo o qué? Todos eran groseros por lo que puedo presenciar, y eso que solamente llegué hace menos de 5 minutos.
—¿Ahora, cuál es tu expresión de disculpa, o te quedarás como el otro idiota sin decir nada. —Acaricié mi cabeza, recogiendo mi mochila. —Espero que puedas tener un poco de valores, no como el otro.
—Lo siento, más o menos así es aquí
Exclamó una dulce voz de una chica, miré a un lado y vi a dos personas, uno era un chico y la otra una chica que estaban comiendo helado, tranquilos viendo la escena, cualquiera se hubiera alarmado. Supongo que están acostumbrados a este tipo de interacciones.
—¿Y ustedes quiénes son? —Pregunté, recogiendo las cosas que había tirado por la anterior caída, me acomodé el cabello ahora un poco corto colocándome atrás de la oreja. —No los había visto aquí en mi recién llegada.
—Oh, déjame presentarme, yo soy Ching, y él es Abyo.
Cuando dijo eso, este se arrodilló tomando mi mano besándola. Miré a Ching y esta estaba con una mirada enojada. La quité bruscamente.
—Soy considerado el mejor ninja de esta aldea, así que no te preocupes nena, tendrás un poco de atención para ti. —Se paró, colocándose el cabello para atrás, sonriendo coquetamente. —Trata de no enamorarte de mi.
—Créeme, no lo haré.
—Este pueblo, es bastante lindo, es muy colorido..
—¿Eres nueva aquí? Este pueblo es chiquito y no te reconozco.
Apreté mis labios, sintiendo como mi corazón latía más rápido. No sabía que decir, estaba literalmente huyendo, y me preguntaban eso entonces me sentía castigada. Comencé a tartamudear, ellos se asustaron así que se acercaron a mi.
—Es que hace frío. —Dije, frotándome las manos, encogiéndome un poco, fingiendo estar así. —Bueno, soy ____ Álvarez, es un placer.
Hubo un poco de silencio, supongo que me estaban analizando, sonreí colocándome mi cabello hacia atrás, mis manos comenzaron a sudar, puesto que me sentía un poco acorralada.
—____...es un lindo nombre, un poco éxotico, me agrada.
Extendió su mano a lo que yo la estreché, supongo que se había creído mi mentira, un poco culpable la estreché.
—¿Ya tienes donde dormir? Te puedes quedar en mi casa si gustas
Recomendó Abyo, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo de asco, negué rápidamente, segura de mi respuesta, no quiero terminar odiada por la chica que había sido tan amable conmigo, se notaba que estaba enamorada de él, o al menos que sentía atracción.
—No, muchas gracias por tu oferta.
La chica anterior que me había empujado, se acercó a nosotros, visiblemente cansada, apoyando su mano en el hombro de Ching, respirando pesado.
—¿Qué pasó Pucca, no pudiste atraparlo? .—Ching rió, mirando a, al parecer Pucca estaba un poco triste mirando al suelo, con lágrimas en los ojos.
Ching parecía analizar algo, para luego señalarme a mi y a Pucca, no, espero que no sea lo que estoy pensando, porque si es así voy a saltar y dormir en uno de los arbustos.
—¡Hey! te puedes quedar con Pucca, ella ama recibir invitados. —Pucca sonrió aplaudiendo , asintiendo emocionada. —Ella es muy amable y es súper cálida.
—No te preocupes, en realidas yo...
—¿Que si? excelente Pucca, llévatela. —Me empujó en frente de Pucca, guiñándome un ojo.
Pucca tomó mi mano y fuimos corriendo hasta el restaurante, donde abrió la puerta de par en par, siendo bastante ruidosa. Tres hombres mayores prestaron atención a donde estábamos, no parecian extrañados por el ruido, a lo que fruncí el ceño.
—Hola Pucca, ¿de dónde salió ella?
Pucca se quedó callada, encogiéndose de hombros.
—¿Cuál es tu nombre, pequeña?
—¿No van a preguntarme nada?
Ellos se vieron unos a los otros y negaron, sentándose al mismo tiempo con al parecer un té, dieron un sorbo mirándonos a las dos, tranquilos.
—Confiamos mucho en Pucca.
Suspiré, bueno, al menos ella tenía una familia estable, eso me hizo sentir un hueco en el pecho.
—Soy ___ Álvarez, es un placer.
—El placer es nuestro, espero que te instales bien, mañana en el almuerzo comeremos fideos, espero te gusten.
Asentí, y subí las escaleras con Pucca, ella abrió y vi los posters, los cuadros y todo del chico que había tropezado conmigo.
—Te gusta mucho ese chico, ¿no?
Ella asintió emocionada abrazando su almohada, yo sólo la miré seriamente. "Dios, ya no aguanto ser tu mejor guerrera" pensé, bueno, mientras a mi no me afecte, supongo que está bien, espero, y anhelo que a mi no me involucren en nada que ver de su romance extraño, si es que se puede llamar así a o lo que sean que ellos dos tengan, nisiquiera estoy segura si es que tienen algo que ver.
Pucca me prestó una pijama, así que fui al baño de ella a cambiarme, fui hacia el sillón y me acosté, cerrando los ojos pensando que mi sufrimiento había acabado en mi aldea.
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Voto de silencio [Garu y tú]
Fiksi PenggemarSer obligada a entrenar por tu padre, tener la presión de ser la mejor ninja, obligada a ser un voto de silencio que no quería, ser de tu aldea y tener la carga de que eres la heroína eran cosas de __ Huang. Con coraje de todos y de todo, dejó su v...