captítulo veinticinco

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Era el día de la pelea.

Me miré al espejo por última vez, tenia que centrarme en lo mio, pensar una y otra vez que iba a salir ilesa de esa pelea y que mostraría que soy capaz, y tenía una promesa que cumplir.

Me acomodé la ropa, hasta que escuché golpes en la puerta.

—Toc toc, ¿se puede?

Miré por el espejo y vi que era Ring Ring, asenti y se sentó en la cama, yo no estaba tan centrada en su presencia, simplemente queria lucir y tener las herramientas suficientes para ir al lugar, eran las 5 y la pelea era a la seis, sólo una hora, una maldita hora para cambiar totalmente mi destino.

Ring Ring se paró, colocándose atrás mío, tomó un cepillo y comenzó a peinar mi cabello, al final recogiéndolo con un moño: haciéndome una coleta.

—Será mejor, así no te distraes ni tendrás cabello en los ojos.

Jamás pensé que Ring Ring podría ser así con alguien, sonreí pensando en que era Dada realmente la estaba ayudando a mejorar.

—Gracias Ring Ring, es un lindo detalle.

Ella me sonrió, para luego dirigirse a la puerta,

—Cierto, ___

—Dime.

—Suerte en la pelea.

Sonreí exclamándole un gracias mirando como poco a poco se iba. Las horas pasaban y yo sólo podía pensar en como la pelea iba a ser, ¿iba a ganar, iba a ser violenta? Habían demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Cuando miré el reloj, ya era la hora.

Todos estaban formando un círculo, escuché la voz de Tobe entonce supuse que él ya había llegado al campo de batalla donde ibamos a ver quien era el mejor. 

Llegué, abriendome entre la gente yendo en medio hasta llegar donde estaba Tobe, este al verme se sacó la máscara tirándola al suelo.

—___, hasta que por fin llegas, pensaba que te habias rendido.

Negué haciendo una mueca.

—Jamás.

Ambos nos pusimos adelante del otro, colocándonos en posicion

—Que gane...

—El mejor.

Ambos saltamos hacia el otro, él quiso darme un rodillazo, salté y clavé mi espada en su hombro, haciéndole un daño. Aprovechó que yo había bajado la guardia y me dio un puñetazo, me quejé porque me había lanzado al suelo. Le pegué en la pierna safándome de su agarre. Me di la vuelta y lo pateé en el suelo, para luego rematarlo con un puñete. 

Se paró, y corrió hacia mi, a lo que yo aproveché para empujarlo haciendo que caiga de cara, estaba a punto de clavarle mi espada pero él aprovechó rápidamente y puso su espada de por medio, ambos estábamos sudando, ambos estábamos con la respiración entrecortada.

Me tomó del brazo, jalándome hiriéndome una parte del abdomen, solté un quejido tocándome, viendo como salía sangre de la herida.

—¿Así dicen que eres la mejor guerrera ___? 

Lo miré con un odio impresionante, la ira me corría por las venas. Le di un puñetazo en el mentón.

Voto de silencio [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora