capítulo diescisiete

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Cada vez que pensaba en Garu, o en sus acciones o en él sentía millón cosas en mi estómago y mi corazón palpitada fuertemente, y luego caí en cuenta de lo que había estado evitado tanto tiempo por mi.

Me gustaba Garu, y ya, por fin lo sentía, lo asimilaba.

Me sentí embobada por unos minutos, la verdad es que pensar que alguien más se preocupe por mi bienestar se me hacía lo más lindo, me hacía sentir especial, como si fuera la primera opción de alguien.

¿Esto significaba tener alguna conexión con alguien más? Estaba en las nubes, no quería bajar, ya tenía todo pensando, se lo decía, y él..

Él...

Y ahí me cayó un balde de agua fría, me había ilusionado sola, no sé si era correspondido, no sé si me ve como eso. Si ya de por si, conoce a Pucca desde antes y la evita todo el tiempo, ¿me evitará a mi cuando se lo diga? ese es uno de mis peores escenarios habidos y por haber, él me llega a hacer eso y me tiro de un puente.

Caminaba lentamente a lo que consideraba mi nuevo hogar, abrí la puerta y subí las escaleras saludando vagamente a los tíos de Pucca. 

Llegué, y luego de una buena ducha relajante, me lancé a la cama gruñendo. Pucca me miró extrañada acariciándome el cabelllo.

—Pucca, ¿cómo te diste cuenta que te gustaba Garu?

Ella sacó un diario, que decía "propiedad de pucca", leí unas de las notas y vi que le había gustado desde que lo vio, y que decidió para acompañarlo en su dolor hacer el voto de silencio, eso ya lo sabía, pero confirmarlo del lado de Pucca era simplemente adorable.

Miré a Pucca, quien estaba mirándome emocionada.

—Vaya, ¿romántico?

Ella asintió, para luego abrazar una almohada de él. Le entregué el diario, sentándome en el suelo bajando la cabeza ordenando mis ideas, tenía todo revuelto que no sabía que poner primero, que luego y por último que hacer con mis sentimientos con Garu.

Bajé las escaleras de nuevo, eran las 2 AM, no me había fijado en la hora y simplemente tomé mi cabello en tono de frustración, sentándome en una de las sillas.

—¿No puedes dormir?

Alcé la mirada y me encontré con Dada.

Negué sonriéndole, él se sentó en frente mío.

—Yo tampoco, normalmente es por eso que tanto me tropiezo en las mañanas

Confesó, eso definitivamente tenía más sentido que decir que era torpe.

—¿Tú por qué no puedes? Claro, si puedo preguntar.

Suspiró, mirando a otro lado, supongo que pensando si decirme o no, al final volvimos a mirarnos y comenzó a hablar.

—Estoy enamorado de alguien que me es imposible tener.

Lo había sentido en todo el fondo de mi corazón, lo abracé mantenido un tiempo y apretarlo.

—Estamos en las mismas, me gusta alguien que no sé si está bien o no.

—¿Quién?

El ambiente se quedó en silencio, y lo solté.

—Garu.

Me miró sorprendido, sin creer lo que había dicho, se tapó la boca en modo de sorpresa y susurró.

—¿En serio?

—Sí, en serio.

Dada analizó un poco la situación, pensando en las posibilidades.

—¿Y qué haras?

—Nada, no puedo hacer nada, Garu es de Pucca, no puedo ser una mala amiga e interponerme entre los dos, por más que él no le corresponda, tengo que simplemente desaparecer esto y eso es todo.

Exclamé, sentía un toque de tristeza en su mirada, pero acarició mi hombro en modo de apoyo.

—Entiendo, y en cualquier decisión, te apoyo.

Sonreí, eso fue muy reconfortante de escuchar. Puse mi mano encima de la de él y con mi mano sobrante hice un puño molestándolo.

—¿Y tú, quién es la afortunada que robó tu noble corazón?

Vi como se sonrojó fuertemente, y río tapándose la cara.

—Ring Ring.

Hice una mueca, mirándolo extrañada ladeando mi cabeza hacia un lado.

—¿De verdad?

—Sé que es difícil de creer, y que me dirás que es una mala persona. Pero créeme, hay un poco de bondad en su corazón, sólo, necesita que alguien la apoye todo el tiempo y sepa que no se va a ir. 

Sonreí, eso fue demasiado bello. Asentí.

—Quiero que sepas que cualquier decisión que tomes, te voy a apoyar.

Nos dimos un abrazo reconfortándonos, cerrando los ojos suspirando, los dos anhelábamos que ambas personas nos miren con ojos de amor.

Los dos íbamos a caminos diferentes, subiendo a los cuartos, volteé a ver a Dada.

—Hey Dada

Este me miró, concentrando en lo que iba a decir.

—Déjate el cabello largo, se te ve muy bien

Este se sonrojó sonriendo.

—Lo consideraré, gracias ___, buenas noches.

—Igual para ti,

Sonreí, viendo como se metía a su cuarto cerrando la puerta despacio, yo me quedé sentada analizando mis ideas, todo lo que había pasado ese día, había sido una montaña rusa, de emociones y de eventos.


Voto de silencio [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora