capítulo doce

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Ha pasado un mes desde aquel acontecimiento. Después de la confesión que le hecho ha sido un poco más amistoso conmigo, me sonríe, me toca y a veces hasta chocamos los cinco.

No ha sido tan grosero como yo pensaba.

Estábamos en el bosque, conversando, hasta que Abyo se nos acercó con un papel desesperado corriendo rápidamente hacia nosotros, dejé de tomar agua para prestarle atención, se veía emocionado y a la vez desesperado.

—¡Chicos, Chicos, Chicos!

—¿Qué pasa Abyo, de nuevo perdiste tu camisa?

Este negó, aunque revisó que tuviera una y suspiró tranquilo, nos enseñó el panfleto y me quedé helada al verlo: era un aviso buscándome.

—Al parecer una ninja ha desaparecido.

Exclamó Ching, agarrando este mirándolo

—Hay una recompensa por encontrarla.

Comencé a sudar frío, sentía que me faltaba el aire y volteé a ver a todos lados hasta encontrar donde sentarme. Sabía que este día iba a llegar, sólo que no pensé que fuera tan rápido, no quiero irme, en este pueblo me siento demasiado cómoda y feliz.

Nunca, después de tanto tiempo, me había sentido feliz. 

Me paré, tomé el papel y lo hice bolita tirándolo hacia el bosque.

—Si bueno, igual, al parecer es un pueblo bastante lejano así que no debemos darle tanta importancia.

Los tres me miraron, se encogieron de hombros y seguimos en lo nuestro, volteé a ver el papel por última vez y nos fuimos, no quité la mirada del papel hasta que Garu se puso atrás, subí la mirada y volteé hacia delante, caminando con ellos.

Al entrar al pueblo, todos tenían ese panfleto, todos miraraban la recompensa y ese tipo de cosas. 

Me desesperé, pero tenía que actuar tranquila, como si lo que estaba pasando no me afectara en lo absoluto. 

—¿Tú?

Exclamó Abyo, incrédulo

—A ti y a tu grupo por qué les interesa encontrar a la ninja?

—¿No es obvio? ¡Nos haremos ricos si la encontramos! 

Tomé la mano de Garu, esta me miró extrañada pero no lo quitó, es más, enredó nuestros dedos para que apretara más fuerte. La vagabunda se acercó a mi, a lo que yo apreté más fuerte, estaba un poco intimidada, no me gustaba que tocaran ese tema.

—¿Sabes? ahora que la veo, se parece mucho a ____, sólo el cabello, que ella no tiene más largo. 

Reí nerviosa, negando. Cuando se fueron salí corriendo a donde estaba el restaurante, subiendo las escaleras encerrándome en el cuarto de Pucca, respiré pesado tratando de calmarme, no puede ser, ya se habían dado cuenta que me escapé.

— T O B E—

En la lejanía, un panfleto llegó hacia lo que parecía ser una guarida, alguien abrió la puerta, tomó este y lo alzó.

Miró fijamente este, entrecerrando los ojos. Había visto esa cara en algún lado, y no podía sacarse esa idea de la cabeza. 

Hizo un andemán, avisando a los ninjas que salgan a la aldea, todos en conjunto buscaron, hasa que encontró lo que estaba buscando.

—Sabía que había visto este rostro en algún lado.

Exclamó, sentándose en la sala principal, mirando fijamente el rostro de la chica, tenía que conseguir y ganar la batalla para que le den la recompensa, y poder ser reconocido como el mejor ninja de la aldea, tiró el papel a la basura después de arrugarlo, mirando a sus ninjas.

—Ya saben lo que tienen que hacer.

Estos hicieron una reverencia asintiendo, para comenzar a pulir sus armas y sus katanas, salieron de la guarida mientras él solamente alzaba los pies en su mesa, riendo satisfecho, ella iba a ser suya, mate a quien tenga que matar.


Voto de silencio [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora