Liam
Ingrese a la ducha, el día en la empresa no estuvo nada relajado, el dolor de cabeza no me deja vivir, tenía planeado salir por una copa, pero descarte la idea, prefiero dormir para descansar un poco.
Dejo que el agua recorra mi cuerpo, me echo shampoo y restriego mi cuero cabelludo, luego me aplicó jabón y dejó que salga con el agua.
Me pongo una toalla a la cadera y salgo de la ducha, camino hasta mi armario y me pongo un boxer, elijo un pantalón de chándal y una playera, tomo una toalla pequeña para secar mi cabello.
Escucho el toque de la puerta y no sé quien pueda ser a esta hora ya que no tenía conocimiento de que alguien viniera, el portero no me avisó de nadie, debe ser alguno de los vecinos, camino fuera de mi habitación, paso por la sala y abro la puerta y me quedo estático.
La mujer frente a mi puerta, es a la última persona que imagine que vería, ya que desde que regresamos del viaje de trabajo no habíamos vuelto a hablar, consecuencia de que lo de la piscina y sentirme utilizado no me gustó para nada así que no pensé que ella me buscaría, conozco lo orgullosa que es así que la miró como si fuera irreal, hasta que decidido hablar.
– Que haces aqui — ella se ve nerviosa y quiero sonreír ya que está tan linda
– Eres un desgraciado — me grita y me golpea.
Realmente esta mujer está mal de la cabeza, me paso la mano por el lugar donde me ha golpeado, y me pongo serio ya que no entiendo el por qué de su reacción.
– Que te pasa Samanta? — digo en un tono brusco ella se ve aún más nerviosa — por qué me has golpeado?
– Ay Liam lo siento yo no venía con la intención de golpearte— se acerca a mi y me toma de la cara y hace que me agache ya que ella es mucho más pequeña.— fue el impulso.
Dice pero ya no le estoy prestando atención a lo que dice, si no lo cerca que estamos, mientras sus delicada manos acarician mi rostro, ella es tan bonita, sus largas pestañas adornando esos ojos café con pequeñas motas verde.
– Te dolió mucho— dice con voz mimada cuando vuelve a tocar y yo fingí que me duele — lo siento fui muy brusca.
Hace un puchero y arruga la nariz yo me separo de ella.
– No creo que hallas venido solo a golpearme verdad?— ella niega — quiere pasar?.
– Si, gracias— la dejo que pasar y ella camina hasta la sala para después sentarse — tienes un botiquín de primeros auxilios?
– Si — respondo — para que lo necesitas?— pregunto con curiosidad
– Para curarte la herida— yo solo río por su ocurrencia.
– Solo fue una cachetada— le resto importancia.— pero te pesa la mano— me vuelvo a sobar.
– Liamm— dice apenada— ya te dije que no fue a propósito.
Dice con una expresión cohibida, se que ella no reaccionaria así por cualquier motivo debe de estar molesta por algo y descubrir cómo sabe donde vivo aunque tengo idea de quién le dijo y le voy hacer pagar ese golpe.
– Bueno vamos por parte, cómo supiste mi dirección?— indago— por qué me golpeaste y que te trajo para acá?
Sigue pareciendo me muy rara su visita ya paso casi un mes desde la última vez que nos vimos, y yo no la había buscado o llamado por qué estaba dándole su espacio, además he estado muy ocupado con todo el trabajo y uno que otro viaje.
– Sebas me pasó tu dirección— murmura y yo sonrió ya que sabía que sería el, asiento en repuesta— fue un impulso la cachetada, es que me sentí nerviosa de verte luego de tanto tiempo.
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Condenada en tu pasión
RomanceSamanta Hoster una mujer segura de sí misma, un carácter que muchos admiran y una belleza envidiable es la hija menor del matrimonio. Adora a su familia, y sigue todas la reglas que hay en su casa, al igual que algo que en especial le dice su madre...