cap 28

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Samanta.

Creo que voy a llorar por la cantidad de trabajo acomulado que tengo no es justo, eso me pasa por pendeja y creer que soy una mujer que no trabaja, tengo que revisar seis licitaciones, nueve contratos, veinte propuesta de negocios y sacar un estado financiero ante de las cuatro.

Estoy pensando en no ir a la dichosas cena familiar y quedarme trabajando toda la noche, todo es culpa de Liam, ademas me duele el cuerpo como el infierno, desgraciado ese, como me encanta, que no lo puedo odiar.

Me pongo a seguir sacando el estado de cuenta, mi secretaria ingresa con un café que le pedí y sale en silencio, odio esto, aveces quiera descansar pero no puedo, dejar de trabajar le daría la razón a mi tía que soy una mantenida y quiero todo menos eso.

Saco de mi cartera algo que compre hace un rato y me tomo la pastilla del día después me toca apartar una cita con la ginecóloga pero eso lo haré pasado mañana, para cuidarme no quiero una mini copia de Liam aún.

Me duele la cabeza el paso de las hora me está pasando cuenta.

Mi teléfono suena así que decido contestar.

Hola mi muñequita preciosa.— sonrió y sintiendo que el cansancio poco a poco se va.

Hola amor.—

Te extraño sam.—

Liam no vimos hace casi nada.— el hace un sonido molesto.

Es la una de la tarde, es mucho tiempo, paso por ti y nos damos una escapada.?— su tono de voz es sugerente.

Amor me encantaría.— odio el día de hoy.— pero estoy muy ocupada, tengo mucho trabajo acomulado y tengo que entregar varias cosas y el tiempo no me da para una escapadita.

Pero.—

Pero nada tal vez nos veamos mañana.—

Es mucho tiempo.— hace berrinche como niño pequeño.— además no entiendo por qué tanto tiempo.

Más bien déjame trabajar que tengo que salir una hora antes por la dichosa cena familiar y el tiempo corre muy rápido.—

Esta bien Princesa.—  yo sonrio.— cuídate mucho.

Tu igual, deja el berrinche.—

No es berrinche, es que quiero ver a mi novia.—

Si ajá.—

Cuelgo y me concentro en seguir, termino el informe y lo envío, sigo revisando los contratos.

Tocan mi puerta.

Adelante.— sigo con un contrato que tiene en mente un complejo para construir un ancianato, veo cuales son los pro y los contra y como beneficiaria a la empresa.

Hija mía.— dejo de mirar el documento y me levanto.

Papi.— lo abrazó y el me da un beso en la frente.— que necesitas.

Me siento nuevamente en mi lugar el pone una bolsa sobre mi escritorio y también toma asiento.

Es que mi pequeño saltamontes se ha saltado su almuerzo por ser una adicta al trabajo.— caigo en cuenta que ni había comido.

Pa es que se me pasó, estoy bastante ocupada.—

Eso no es justificación para que dejes de comer.—

Lo se.— agachó la cabeza mi padre odia que no me alimente bien.

Te voy a creer esta vez, pero donde me mientas en tu cumpleaños te daré una torta de vainilla.— hago una mueca.

Condenada en tu pasión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora