–Bueno, ¿vas a dejar algún corazón roto atrás?
Era la primera vez que James le hacía una pregunta tan personal y directa. Llena de satisfacción, meneó la cabeza, queriendo dejarle claro que estaba disponible.
–Ninguno.
–Me sorprende. ¿Qué les pasa a esos chicos de la universidad? Deberían haber hecho cola para salir contigo.
_____ se sonrojó.
–Salí con un par de ellos, pero no me convencieron. Solo querían emborracharse y pasarse todo el día jugando delante del ordenador. Ninguno se tomaba la vida en serio.
–A los diecinueve años, la vida no es algo que te tengas que tomar en serio.
–Tú lo hiciste.
–No tuve elección y tú lo sabes.
–Lo sé y seguro que fue difícil, pero no conozco a nadie que hubiera estado a la altura de las circunstancias igual que tú. No tenías experiencia y, aun así, te pusiste manos a la obra y levantaste el negocio.
–Te pondré en la lista de invitados cuando me nombren caballero andante, no te preocupes.
_____ se rio y apartó el helado.
–Lo digo en serio. En la universidad, no he conocido a nadie que pudiera haber hecho lo que hiciste tú.
–Eres joven. No deberías estar buscando a un hombre capaz de echarse el mundo a la espalda. Créeme, tienes mucho tiempo para darte cuenta de lo dura que es la vida.
–¡No soy tan joven! Tengo veintiún años. Tú eres solo un poco mayor que yo.
James rio y pidió la cuenta al camarero.
–No le has hecho justicia al postre –comentó él, cambiando de tema–. Siempre me ha gustado que tuvieras tan buen apetito para los dulces. Las chicas con las que suelo salir ni se atreven a probar el postre.
–Por eso son delgadas y yo, no –repuso ella, esperando un cumplido.
Sin embargo, James tenía la atención puesta en el camarero con la cuenta.
Según la velada llegaba a su fin, _____ estaba cada vez más nerviosa. Por suerte, el vino que había bebido le ayudaba a relajarse. Al levantarse, se tambaleó un poco.
–Dime que no has bebido demasiado –murmuró él con gesto de preocupación, sosteniéndola del brazo–. Agárrate a mí.
–¡No voy a caerme! –protestó ella–. Hace falta más que unos vasos de vino para eso –añadió, disfrutando del calor de su contacto.
De forma sutil, _____ se pegó un poco más a él cuando salieron a la calle. James le rodeó la cintura con el brazo.
Estar con él así era la gloria...
Sin embargo, él rompió el silencio y empezó a preguntarle por su nuevo trabajo en París y por si tenía dónde quedarse. Se ofreció, también, a buscarle un apartamento, pues su compañía tenía unos cuantos en la capital francesa.
_____ no quería que hiciera de hermano mayor con ella. Por eso, le dijo que no necesitaba que nadie la cuidara.
–¿Desde cuándo eres tan independiente? –preguntó él con una sonrisa. Entonces, llegaron al coche y le abrió la puerta–. Recuerdo cuando tenías quince años y me pediste que te ayudara a preparar un examen de matemáticas.
–Debí de ser una molestia –opinó ella con sinceridad.
–Más bien, una distracción muy agradable.
–¿Qué quieres decir?
–Yo estaba agobiado de trabajo llevando la compañía de mi padre. Ayudarte y escuchar tus comentarios del colegio era como un respiro para mí.
–¿Y tus novias?
–No me servían de distracción. No me daban más que quebraderos de cabeza –contestó él e hizo una pausa–. Además, te sirvió pues, si no recuerdo mal, sacaste sobresaliente en matemáticas.
_____ no dijo nada. En un momento, llegaron a su casa. Era la oportunidad que ella estaba esperando para demostrarle que ya no era una niña que necesitaba ayuda con los deberes.
Era una casa pequeña, junto a la mansión de los Maslow. En un principio, había sido pensada para albergar al mayordomo de la mansión. Pero, poco antes de que los Maslow se hubieran mudado allí, había salido a la venta y el padre de _____ la había comprado.
Entonces, su madre había muerto, cuando ella había sido solo una niña, y Daisy Maslow había actuado de figura materna para ella
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La chica a la que nunca miro ( adaptación )
De TodoHabían crecido juntos, pero él en una mansión y ella en la casa del mayordomo. James Maslow siempre lo había tenido todo: dinero, atractivo y una sonrisa demasiado seductora, algo que le había procurado una larga lista de sofisticadas bellezas a su...