A ver si lo entiendo. No quieres que vaya contigo a París y no quieres que le contemos lo nuestro a nuestros padres... –comenzó a decir él, apretando los dientes.
–Bueno, ya te he explicado por qué no es buena idea contárselo a mi padre y a Daisy –repuso _____. Su padre sabría de inmediato que ella estaba enamorada de pies a cabeza. Le haría preguntas y, al final, ella no iba a ser capaz de ocultarle la verdad.
–Y yo te he explicado que no lo entiendo.
–Solo soy práctica –afirmó ella y comenzó a enumerar una lista de razones. Al mismo tiempo, su mente traviesa le recordó lo maravilloso que sería poder gritar al mundo su amor–. Los dos somos... sabemos que esto no durará. ¿Así que por qué meter a nadie más en el asunto? –añadió y se imaginó a Daisy planeando su boda, contándoselo a los amigos y familiares...–. Solo empeoraría las cosas cuando decidiéramos separarnos.
–Vaya. Ya estás pensando en terminar cuando ni siquiera hemos empezado.
–Estas son tus reglas, James. Tú no quieres nada serio.James no podía discutírselo. Era la mujer perfecta para él. Era inteligente y le encantaba acostarse con ella.
De hecho, no podían haber sido más compatibles.Además, _____ respetaba sus límites. No le había insinuado que era importante hacer planes a largo plazo, ni había hecho comentarios censuradores sobre su forma de entender las relaciones después de lo que le había pasado con Anita. Tampoco le había dado sermones sobre dejar atrás el pasado. Era perfecta en todos los sentidos.
Sin embargo, por alguna razón incomprensible, no se sentía satisfecho.–Además... los dos estamos de acuerdo en que ni yo soy tu tipo, ni tú el mío –continuó ella.
La noche anterior, cuando la conversación había recaído en Patric, a pesar de que _____ le había repetido que ya no salía con él, James había parecido obsesionado. La única explicación que ella le había encontrado había sido que quería tenerla solo para él, sin distracciones por parte de nadie, ni siquiera de un exnovio.
–No estoy tratando de sabotear lo nuestro –aseguró ella–. Los dos sabemos que solo se trata de atracción física. Pronto, pasará y seguiremos con nuestras vidas. ¿Por qué implicar a más gente cuando no es necesario?
–Es verdad –gruñó él.
–Disfrutemos del momento. Sin complicaciones...
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La chica a la que nunca miro ( adaptación )
De TodoHabían crecido juntos, pero él en una mansión y ella en la casa del mayordomo. James Maslow siempre lo había tenido todo: dinero, atractivo y una sonrisa demasiado seductora, algo que le había procurado una larga lista de sofisticadas bellezas a su...