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La inesperada lluvia de la noche anterior había interrumpido una sesión nocturna al aire libre y como su casa estaba cercana a la locación, Ana ofreció llevar la mayor parte de la utilería hasta allá, para que hoy pudieran continuar.

El sonido de personas entrando y saliendo del departamento, cargando cajas y otras cosas había sido bastante fuerte, pero si de ruidos que no quería escuchar se trataba, ella tenía una queja mayor.

— Sí, yo... uhm... se me antojó un café — justificó Verónica.

A Ana le pareció extraño porque Verónica no tomaba más que del café que preparaba en su máquina, 'doble espresso', para sentir el sabor real de la semilla.

— Ah, ya — Daniela lanzó aquel interrogatorio mientras caminaba hasta la cocina para sacar una taza y al pasar junto a su novia notó que algo andaba mal — ¿estabas llorando?

— ¿Qué?

— Tus ojos, se ven irritados, ¿te pasa algo?

— Ya lo sabes — respondió Verónica, ligeramente cortante.

Daniela se quedó con la taza a medio servir, el ceño fruncido mirando hacia Verónica, antes de que algo llegara a su cabeza.

— ¡Oh! Es lo de tu escuela — habló su amiga, con un tono claro tono despreocupado — Bebé, ya te dije que no pasa nada si fallas una materia, a todos nos ha pasado alguna vez, no se acaba el mundo si repruebas. Se vuelve a tomar, se corrigen los errores y se sigue adelante.

Ana se contuvo de darle una palmada en la nuca a su amiga.

¿Qué no se daba cuenta lo que decía?

Para Verónica na repetir una materia, un semestre, no era una opción. Había tenido que pausar la universidad para poder pagarse el resto de la carrera, ¿qué de eso le indicaba a Daniela que podía simplemente decir 'ah... sí, repito un semestre solo por una asignatura... todo cool'?

Verónica se quedó en silencio por un instante, apretó los músculos de su mandíbula, pronunciando más el ángulo de esta.

— Me tengo que ir — anunció con voz grave.

— Bebé

Ana odiaba estar presente cuando las parejas discutían, era sumamente incómodo.

Ver a su amiga dirigirse a la recámara detrás de su evidentemente molesta novia, luego a ésta última emerger de ahí completamente cambiada, no era como esperaba comenzar su día, pero pues ya estaba ahí.

Desde luego que en cuanto la barista salió del departamento, Ana de verdad le dio el golpe en la cabeza a Daniela explicándole después todas las razones por las que su respuesta al problema había sido de mal gusto.

***

El plan de dejar que la vida siguiera su curso hasta que el amor por Verónica se desvaneciera no parecía estar cerca de rendir frutos.

Por más que pasaba el tiempo, la barista seguía metida profundo en su corazón con su sonrisa delicada, su mirada profunda, su voz que le encantaba escuchar diciendo su nombre y sus dibujitos que ahora hacía en clase y le mandaba por mensaje.

No se podían ver desde luego, pero la imaginaba de alguna manera y así era como la plasmaba en alguna servilleta o la esquinita de una hoja de su cuaderno, antes de enviarle su obra de arte vía WhatsApp.

A veces Ana se tomaba 'selfies' para mandárselas y Verónica le devolvía el dibujo de 'Sí' usando la misma ropa que llevaba puesta ese día, como solía hacerlo cuando se veían en el café.

I Can Be Better (VerAna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora