Inesperado

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Enero 1845

La vida seguía y poco había que hacer en el rancho, hasta que llegara la primavera.

Va a sonar mal lo que voy a decir pero me sentía caliente.

No me atrevía a tocar a Abby por lo sucedido 4 meses atrás, no quería que se sintiera presionada y ella tampoco me daba señales de querer.

Al menos dormíamos juntas y ese era el único contacto carnal que teníamos, a parte de algún beso.

Además llevaba un tiempo que la notaba como más hinchada, sus pechos estaban más grandes y eso me exasperaba, porque no podía tenerlos entre mis manos.

Estaba preocupada porque la notaba distante conmigo, sus muestras de cariño eran escasas, hasta James me lo había comentado pero no supe responderle.

Una tarde que James se fue con Mary, me armé de valor.

- ¿Podrías dejar lo que estés haciendo y venir al comedor? - le pregunté seria

Ella me miró y asintió, se secó las manos con el delantal y me siguió para sentarse en una silla enfrente de mi.

- ¿He hecho algo mal? - pregunté preocupada

Ella agarró mi mano y me la besó

- No, ¿porque crees eso? - respondió sin soltar mi mano

- ¿Ya no me amas? -

Abby abrió los ojos y me miró fijamente, confundida por mis preguntas.

- Te amo más que a nadie en el mundo y lo único que has hecho, ha sido quererme y cuidarme... ¿Que le pasa a mi pequeña Petirroja? - dijo sonriendo

- Hace 4 meses que no me tocas y tampoco me das indicios de querer nada conmigo y te noto más distante... - no pude más y se me escaparon unas lágrimas

Abby se levantó y se acercó para sentarse en mi regazo.

- Es que tengo una noticia y no se cual será tu reacción... - dijo dándome el beso más dulce

- Nada podría separarme de ti, te has convertido en mi vida y... - suspiré para dejar de llorar.

- Pues lo diré sin preámbulos... Estoy embarazada - dijo levantándose de mi regazo

Agarré su cintura para que volviera a sentarse y acaricié su mejilla mientras mi cerebro procesaba la información.

Abby me miró con preocupación en el rostro.

- ¿Lo dices en serio? -

- Si quieres pregunta a la señora McGregor, no se si lo habías notado pero estoy más gorda... - dijo triste

- Estás más hermosa que nunca... - le empecé a besar el rostro sonriendo.

- Pero...Es por lo que pasó... - dijo Abby apartándome un poco.

- Señorita Brown, ¿quiere tener este bebé y poder criarlo junto a su compañera? - pregunté esperanzada

- ¿Lo cuidarás a mi lado? - preguntó sorprendida

- No pude ser madre...y me haría muy feliz ayudarte, si me dejas... -

- Claro que te dejaré. Eres mi pequeña Petirroja, mi familia, eres todo para mi... - dijo agarrando mi rostro entre sus manos y besándome.

Y después de 4 meses, nos fundimos de nuevo en el amor carnal que sentíamos la una por la otra.

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Después de hacer el amor, Abby se había quedado profundamente dormida, así que me levanté con cuidado, decidí hacer las tareas de la casa y dejarla descansar.

El Rancho de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora