Despedida

6 1 0
                                    

Me desperté cuando llamaron a la puerta, me puse la bata y bajé. Me encontré con Nani, hablando con los de la funeraria.

Me pidió disculpas por no haberme despertado antes. Acompañé a los dos hombres, a la habitación donde se encontraba el cuerpo sin vida de mi marido. Les pedí disculpas por mi aspecto y los dejé en la habitación, mientras me ponía más presentable.

Los dos hombres me dieron el pésame, mientras sacaban una cinta para tomar medidas.

Mientras me aseaba y vestía, seguía pensando en lo ocurrido, así que cuando estuve lista, bajé al salón y me dispuse a hacer una llamada de teléfono, que se vió interrumpida por la campana de la puerta.

Cuando Nani abrió, fue como si el mundo se parara.

El estómago se me encogió y me empezó a temblar todo el cuerpo, volvía a perder el control de mí misma y empecé a comprender el motivo.

Entraba Astrid, empujando el carrito del niño y su marido detrás.

Nuestras miradas se cruzaron y ví ese brillo en sus ojos, apartó la mirada rápidamente, mientras Guillermo, se adelantaba para darme un abrazo y el pésame.

Astrid en cambio, me dió dos besos, rozando la comisura de mis labios.

Le dije a Nani que preparara café y que lo llevara al salón.

El matrimonio me siguió y nos sentamos en el sofá.

Esperé en silencio a que Nani, dejara la bandeja en la mesita, nos sirvió el café y salió del salón, me encendí un cigarrillo, le eché un buen chorro de coñac a mi café, ofrecí al matrimonio, pero desistieron con la mano.

Astrid, me dijo preocupada, que eran las diez de la mañana, demasiado pronto. Le contesté, que después de lo sucedido, necesitaba templar mis nervios.

Guillermo, empezó a hacerme preguntas y recordé la libreta, su nombre aparecía, muy a mi pesar, en la lista de "traidores".

Me mantuve en silencio, pero él seguía insistiendo.

Cuando por fin se dió cuenta de que no le respondía, pasó a hablarme de su lealtad hacía mi marido. Ahí fue cuando me levanté y les dije que tenían que marcharse, que cuando necesitara sus servicios, se lo haría saber, esperaba que corriera la voz de que al día siguiente, sería el velatorio y el entierro.

Guillermo se despidió cortésmente, se dirigió a la puerta donde Nani los esperaba, en cambio, Astrid me abrazó y me preguntó al oído si podría con todo, le dije que sí.

Así nos despedimos. Nani cerró la puerta y yo me dirigí a la habitación, para ver, si los de la funeraria habían terminado.

Los dos hombres se marcharon y dijeron que vendrían al día siguiente a primera hora, para disponer el salón, para el velatorio. Les agradecí su trabajo y los acompañé a la salida.

Empezaron la sorpresas, cuando ví que delante de mi casa, pararon varias furgonetas de diferentes floristerías...

Bajaron los mozos y empezaron a descargar coronas de flores, ramos,... Los responsables se acercaron a mi, para que les firmara los albaranes, conforme habían echo la entrega.

Parecía que las noticias habían sido mas rapidas de lo que esperaba.

Me dejaron el salón que más que una sala de velatorio, parecía una floristería.

Nani empezó a ir de un lado a otro, colocando las coronas y los ramos, de manera adecuada. Bajó al sótano, a buscar sillas plegables y adelantó trabajo para el velatorio.

Me dijo que tendría que abrir la conexión al jardín, porque iba a venir muchísima gente. Le contesté que hiciera, lo que creyera conveniente, para que todo saliera bien.

El Rancho de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora