Joaquín y los niños llegaron a casa alrededor de las 6 de la tarde, se despidieron de Ely en el camino ya que tenía que ir a su departamento, pero prometió ir mañana para ayudar a Joaquín a prepararse para su cita con Emilio.
Joaquín llamó a Emilio apenas llegaron para avisarle que ya estaban en casa y que lo esperaba para la cena, pero él no respondió. El ojimiel decidió no insistir porque seguramente estaba muy ocupado en el ensayo, tal vez horas extras cómo le mencionó ésta tarde.
Aún así Joaquín decidió esperarlo para la cena, de todas formas no tenía mucha hambre en ese momento.
Pero Emilio nunca llegó.
Comenzó a preocuparse cuándo el reloj marcó media noche, lo llamó repetidas veces, pero el rizado no atendió a ninguna de esas llamadas. Cuándo el castaño ya estaba por rendirse, su celular timbró de vuelta.
"¿Emilio?" - Su voz salió ahogada, del otro lado de la línea se escuchaba mucho ruido y muchas voces a la par. Joaquín frunció el ceño, Emilio no era mucho de estar en fiestas ó bares.
"Tengo muchas llamadas perdidas ¿Hay algo mal? ¿Mis hijos están bien?"
"Uh... Sí, ellos están bien. Llamé porque no has llegado y estaba preocupado, ¿Está todo bien?" - Joaquín escuchó un largo suspiro del otro lado de la línea.
"Sí, estoy bien. No llegaré a casa hoy"
"Está bien, entonces te veo mañan-" - Joaquín no pudo completar su despedida porque Emilio cortó la llamada.
El castaño miró la pantalla de su celular unos segundos, sabía que algo estaba mal con Emilio, pero no se le podía ocurrir qué. Se fué a la cama con aquella duda y sus pensamientos dando vueltas y vueltas, al final atribuyó todo a que tal vez el rizado tuvo un mal día y sólo así pudo dormir.
Al siguiente día bajó a desayunar cómo siempre, se encontró con la sorpresa de que Emilio ya estaba ahí acompañando a sus hijos. Saludó a todos con un "buenos días" y esperó a que Emilio lo mirara para sonreírle cómo cada día, pero él no levantó la vista del periódico que llevaba en sus manos, sin embargo, terminó con el último sorbo de su té y se levantó de la mesa para marcharse, excusándose en el trabajo que tenía ese día.
Joaquín lo siguió con la mirada hasta que salió del comedor y cuándo dirigió de nuevo su atención a la mesa Maddie lo miraba interrogante, el rizado se encogió de hombros antes de llevar su mirada a Catherine, quién sólo negó indicando que no tenía ninguna respuesta ante el comportamiento del rizado.
Joaquín se sentó a desayunar en silencio, escuchando la plática que los menores tenían sobre algunas novedades en su colegio. La verdad es que Joaquín no les prestaba mucha atención, y Catherine y Logan notaron aquello. Además de que el castaño estaba particularmente callado, Joaquín siempre tiene algo que decir, era raro que estuviera en silencio tanto tiempo. Pero aún así no quisieron comentar nada, tal vez sólo estaba teniendo un mal día.
Emilio pasó toda la mañana y mitad de la tarde encerrado en su oficina, Joaquín quiso ir a verlo un par de veces, pero Emilio no respondía cuándo éste daba pequeños toques en la puerta, además de que estaba con llave. A la 4 vez que Joaquín tocó suavemente con sus nudillos, Emilio gritó del otro lado que estaba muy ocupado y que no importaba quién estuviera del otro lado, no quería que lo volvieran a interrumpir.
El ojimiel hizo caso y no volvió a aparecerse por ahí, aunque claro, aquellas palabras le habían afectado un poco, pero prefería no interrumpir más a Emilio.
Alrededor de las 5 de la tarde, Emilio salió de casa sin dirigirle una sola palabra a nadie. Sólo caminó hasta la puerta y se fué, todos lo miraron muy extrañados, pero al cabo de unos segundos sólo lo dejaron pasar. Todos, excepto Joaquín.
Le estaba carcomiendo la cabeza no saber qué es lo que le pasaba al mayor, era aún peor que Emilio no le dirigía ni siquiera la mirada. Era una tortura para el pobre castaño.
Y de pronto recordó la cita, la cita era hoy. Tal vez podrían tener oportunidad de hablar durante la cena y se arreglaría todo.
El ánimo de Joaquín subió de pronto y una sonrisa se dibujó en su rostro. Miró la hora en el reloj de la sala, 7:23, tenía menos de 2 horas para prepararse antes de que Emilio llegara.
Porque Emilio jamás olvidaría la cita ¿cierto? Por supuesto que no la olvidó. Era lo único que abarcaba su mente desde que despertó.
Y aunque era algo que su mente le recordó constante y dolorosamente, Emilio no llegó a casa a las 9 cómo prometió días antes.
Tampoco a las 10, ni a las 11, menos a las 12.
A las 3 de la madrugada Emilio cruzó la puerta principal y automáticamente su vista viajó hacía el castaño sentado en la escalera.
Su vestido estaba arrugado y su cabello se había esponjado un poco, sus ojos estaban cristalizados y debajo de ellos habían finas líneas negras del rimel marcadas desde su lagrimal hasta la mitad de su mejilla.
Emilio miró las nuevas lágrimas del menor deslizándose por sus mejillas y se sintió la peor persona del mundo cuándo vió al castaño ponerse de pié y subir las escaleras rápidamente. Quiso ir detrás de él, pero de nuevo aquel audio se repitió en su mente. Aquellas palabras del castaño se repitieron una y otra vez sin poder detenerlo.
Entonces sólo hizo sus manos puños y suspiró rendido, dejándose caer en el sofá de su sala. Pronto traicioneras lágrimas se deslizaron por sus mejillas sin ni siquiera darse cuenta.
Mientras que en el segundo piso, Joaquín era todo un mar de lágrimas. Preguntándose una y otra vez qué era lo que había hecho mal y culpándose de arruinar las cosas.
Cuándo Emilio pasó por su habitación para irse a la suya no pudo evitar escuchar los sollozos del menor y tuvo unas fuerzas inhumanas para obligarse a seguir caminando y no entrar con él, aún cuándo era lo que más deseaba.
Buenas aquí les dejo capítulos nuevos.
Espero les gusten.......
Nos vemos AlbertXioW
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El Niñero // Adaptación Emiliaco
Fanfiction"¿Me permite su currículum?" "¿Qué? Ah, sí." Le tendió la hoja. "Tenga." Emilio tomó la hoja, manchando un poco sus dedos de tinta roja. Frunció el ceño. "¿Crayola?" Preguntó. "Lápiz labial." Corrigió Joaquín con una sonrisa. "Por supuesto, que...