Getaway Car: SebChal

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Au: Charles va a casarse con Sebastian, pero tiene una crisis minutos antes de la boda.

Charles se removió en su asiento nuevamente, los nervios lo estaban consumiendo, se sentía vulnerable, con ganas de vomitar.

Observó la puerta frente a el, ¿y si escapaba? ¿Y si solo se iba y no regresaba a ese lugar? ¿Sebastian lo perdonaría de ser así?

Se miró nuevamente al espejo, su traje estaba pulcro, aun así alisó por quinta vez las inexistentes arrugas y acomodó su cabello.

— ¿Charles? ¿Estas listo? — escuchó la voz de Lando del otro lado de la puerta.

Sin querer esa pregunta desató el torrente de pensamientos negativos en su mente, ¿estaba listo para ese compromiso? No, definitivamente no lo estaba, quizás nunca lo estuvo, pero es que era Seb de quien hablaban, el hombre mas dulce y amable del mundo, entonces ¿cual era el problema?

Una idea llegó a su mente, lo sabía, siempre lo supo, pero se negaba a aceptarlo, porque no dejas al hombre que te valora y ama por aquel que ni siquiera parece notarte.

Pero ese era el problema, Pierre si lo notaba, lo notaba demasiado a decir verdad.

— ¿Charles? — nuevamente la voz de Lando se escuchó, aunque esta vez estaba cargada de preocupación.

¿Que demonios le sucedía? El monegasco se reclamó a si mismo, ¿por qué aun seguía ahí? Sebastian había planeado esa boda por meses, el incluso había conseguido ese estúpido jardin con vista al mar que Charles tanto había insistido.

Tomó la botella de tequila que Sergio le había obsequiado, abriéndola y dándole un enorme trago, ¿realmente tenia que tener esa crisis ahora? ¿No podía ser de otra forma, en otro momento? No, por supuesto que no, era Charles, la reina del drama.

Liebe. — su simple voz lo alteró, ahí estaba el hombre que lo estaba volviendo loco y obviamente no en el buen sentido. — ¿Puedo entrar?

El monegasco asintió, aunque el no pudiera verlo, acercándose a quitar el seguro de la puerta y abrir.

— ¿Que ocurre schazt? — preguntó con delicadeza, cerrando la puerta tras el, mientras se acercaba y acunaba el rostro del menor en sus manos.

— Seb, yo... — negó, comenzando a llorar con desesperación. — No puedo hacer esto, no estoy listo, yo...

El semblante preocupado del mayor rápidamente decayó, mostrando el abatimiento llenar su rostro, mientras asentía.

— ¿Por qué? ¿Por qué ahora? Hace unos días dijiste que no podías esperar para casarte conmigo, ¿que cambió? — soltó de forma dolida.

— Sebby, miranos, ¿de verdad crees en esto? Estoy frente a ti, con una botella de tequila casi vacía, confesandote que no quiero casarme contigo justo el dia de nuestra boda, mirame. — se señaló, para después sonreír con tristeza, llevando al alemán frente al espejo. — Ahora mirate, ¿de verdad crees que me amas?

Sabastian lo miró a través del espejo, aun confundido por todo, pero comprendiendo a lo que el menor se refería.

— Seb, eres el hombre mas dulce, amable y encantador que he conocido, yo te amo por ello, te amo por la forma en que me tratas y por como me cuidas. — sonrió. — Pero mi amor por ti no es del tipo que forma una familia, al igual que el tuyo por mi no lo es.

— Yo si te amo. — murmuró, volteando hacia el. — Char, yo te amo mas que a nadie en el mundo.

— ¿Mas que a Lewis? — preguntó, sonriendo al no obtener respuesta. — Seb, ¿no recuerdas como nos conocimos? ¿Lo olvidaste ya? Yo no, yo lo recuerdo perfectamente.

— Necesito salir de aquí. — el mayor negó. — No puedo seguir escuchando esto.

— Escapabas también ese día, al igual que yo lo hacia. — soltó, la melancolía se colaba en su voz. — Tu conducias ese bonito ferrari negro cuando nos conocimos, tu escapabas de un rompimiento con Lewis y yo de los sentimientos que tenia por Pierre, ambos escapamos juntos esa noche.

— Era diferente Charles, somos diferentes ahora. — negó.

— ¿Lo somos? — acarició su mejilla. — Yo aun quiero huir y tu acabas de decirme que necesitas salir de este lugar, entonces, ¿que es lo que ha cambiado? Seguimos siendo los mismos, ambos nos usamos como un auto de escape Seb, ambos queríamos dejar todo atrás, pero ambos también sabíamos que eso no duraría mucho.

— Aun estamos a tiempo de seguir con todo.

— ¿Y a donde escaparemos esta vez? — preguntó. — Nos casaremos y subiremos en tu auto, tu conduciras y escaparemos de todo otra vez, ¿cuanto durará eso Seb? ¿Cuanto tiempo aguantaremos de esa manera? ¿Cuanto tiempo pasará hasta que sea yo quien tome las llaves de tu auto y escape a cualquier otro lado? ¿Cuanto tiempo necesitaras para darte cuenta que no soy yo con quien querías casarte? Porque Lewis está ahí afuera, el aun espera por ti y yo nunca seré el, ¿de verdad quieres seguir aquí?

— No finjas que esto es por mi Charles, tu eres quien no quiere casarse conmigo. — giró los ojos, acusandolo.— Tu eres quien está poniendo estas excusas estúpidas para no hacerlo.

— Nuestra historia comenzó mal desde que ambos huimos juntos, todo esto es un circo, uno que creamos para convencernos de que era genuino amor. — lo miró, quitando el anillo de compromiso de su dedo. — Voy a terminarla de la misma forma en que empezó, se feliz Seb.

Charles besó su mejilla, para después dejar un corto beso sobre sus labios y tomar las llaves del auto.

— No puedo seguir siendo tu auto de escape y no quiero que tu sigas siendo el mio chéri, ambos merecemos mas que esto. — sonrió, comenzando a correr, chocando con algunos invitados y pilotos en su camino, quienes lo miraban como si estuviera loco.

— ¡Hey Charles! ¿A donde vas? — Lando gritó, pero el monegasco no se detuvo, siguió corriendo mientras reía, era libre.

Llegó hasta el estacionamiento, encontrándose con un contrariado Pierre ahí, quien sonrió al verlo.

Charles solo le lanzó las llaves del coche sin decir nada mas y Pierre lo comprendió todo, subiendo al asiento de piloto y escapando de ahí.

Sebastian, quien observó la escena dede la ventana, comenzó a reír, grandes carcajadas salian de su boca, dándose cuenta de lo irónico de la situación, lo habían plantado en el altar, pero no se sentía mal, sino liberado, Charles lo había liberado.

Si, habían hecho lo correcto, Sebastian y Charles habían sido un murmullo en el viento, un tropiezo en la carrera, habían sido un auto de escape.



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One Shots F1 GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora