A dónde vamos: Lando y Pato

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— Entonces, tienes que elegir. — sonrió el mexicano. — ¿1 o 2?

— ¿1 o 2? ¿Así nada más? ¿Sin pistas? — el menor lo miró con duda.

— Así, sin pistas. — asintió.

— 2... No, 1, estoy seguro, 1. — sonrió.

— Madrid será. — lo miró sonriente.

— Pero tengo carrera la próxima semana. — Lando negó. 

— Y será solo un fin de semana, tu y yo, un paseo por la plaza de Cibeles, una cena romántica y tal vez, solo tal vez, un par de copas despues. — sonrió coqueto.

— ¿Cena romántica? Creí que no hacíamos eso... — sonrió divertido.

— Siempre hay excepciones, tu las vales. — le guiñó un ojo. — Piensalo, yo compraré los boletos de avión en la noche, después de que digas si.

— ¿Y si digo no? — preguntó soltando una risita.

— Usaré la opción 2.

Le guiñó un ojo, para después salir de casa, no sin antes recordarle que esperaría su llamada.

Lando entonces sonrió, Pato y el eran amigos desde un par de años atrás, si, solo amigos, ninguno de los dos se atrevía a mas, aunque todos pudieran ver que existía algo entre ellos, incluso el lo sabía, lo supo esa noche en México, esa en la que lo conoció, ambos estaban algo borrachos y el mexicano simplemente se lo dijo.

— Lanto, esto va a sonarte extraño porque me conociste hoy, pero creo que te amo. — soltó risueño y el menor no pudo evitar sonreír al escucharlo, volteando su mirada hacia el. 

Lucía hermoso, con las mejillas sonrosadas y el cabello ligeramente despeinado, sus labios rojos entreabiertos de forma perezosa, y sus ojos achinados, mirándolo fijamente, era una obra de arte, la representación de la belleza.

— Si, creo que tambien te amo. — soltó sonriente, dejando que el alcohol se adueñara de la situación.

— ¿Que tal si hacemos algo loco? — sonrió el mayor. — Algo como salir de aquí. 

— ¿A dónde vamos? — entrecerró los ojos con curiosidad.

Así su historia había comenzado, con ese primer viaje, Patricio O'ward había llegado a su vida para ponerla de cabeza, había llegado para quedarse y para adueñarse de su corazón, aunque esto ultimo fuera un secreto, uno muy bien guardado.

— ¿Donde estuviste todo este tiempo? — se rió el mexicano.

— ¿De que hablas? — Lando lo miró.

— De eso, ¿donde estuviste? Yo te he buscado por mil años, sin saberlo. — le sonrió. — Buscaba a mi compañero de aventuras, alguien con quien vivir tantas locuras como fueran posibles, yo te busqué por mucho tiempo.

— Estoy aquí ahora. — le guiñó un ojo coqueto.

— ¿Listo? — preguntó el mayor, entrecerrando sus ojos divertido.

— No. — soltó nervioso.

— ¡Vamos Lan, solo hay una vida! — gritó, lanzandose del acantilado.

— Esta loco. — murmuró para si mismo, lanzándose también.

•~•~

¿Vas a seguir babeando por el o ya vas a decírselo? — Max interrumpió su meditación, sacándolo de sus pensamientos.

One Shots F1 GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora