Soy un hombre: Perstappen

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Donde Sergio comienza a cuestionar su sexualidad :)

“Ser un hombre”, Sergio no recordaba cuantas veces en su vida había escuchado esa frase.

Comportate como lo haría un verdadero hombre, le decían desde que era un niño.

El había crecido dentro de una tradicional familia mexicana, una que valoraba la ideología de lo que un hogar debia ser, había crecido creyendo que los hombres debian estar con las mujeres, que eso era lo correcto y que ninguna desviación, como todos solían llamarle, era moralmente aceptada.

Pero entonces, ¿que le ocurría ahora? ¿que significaban esas extrañas sensaciones en su cuerpo cada vez que Max estaba cerca?

El era un hombre, estaba seguro de ello, tenia hijos y una esposa maravillosa, o al menos solía tener a esta ultima, así había sido por años, hasta que llegó a Red Bull y pronto se vió rodeado de Max y sus peculiares actitudes extrañas, que lo incomodaban tanto como le gustaban, sin duda esto ultimo era lo que mas le asustaba.

Porque a el no le gustaban los hombres, eso era algo que jamas podría suceder, el  debía ser un verdadero hombre.

Max por el contrario observaba detalladamente a su compañero, parecía perdido en sus pensamientos, como si de pronto se hubiese trasladado a otro mundo, físicamente ahí estaba frente a el, tomando una cerveza después de una larga carrera en la que ambos consiguieron el 1-2 para Red Bull, pero su mente, esa parecía estar ausente.

Aprovechó el momento para detallarlo, Sergio tenia esa expresión de concentración en su rostro, su frente estaba levemente arrugada y sus labios estaban apretados, al punto de que se estaban volviendo blancos por la presión entre ellos.

— Te ofrezco 10 dolares por tus pensamientos. — Max sonrió, mostrándole un billete, trayéndolo de vuelta.

Sergio entonces se sintió avergonzado, ¿que le sucedía? ¿Por qué pensaba en Max de una forma romantica? Eso no era correcto, el no estaba siendo correcto, al contrario, sentía dentro de si mismo que le estaba faltando el respeto a su compañero, pero ¿que podía hacer? El rubio estaba ahí, frente a el, dándole una sonrisa amable y con un brillo juguetón en sus ojos, uno que del que no se había percatado antes.

El mexicano decidió dejar de pensar en eso, convenciéndose a si mismo de que no estaba bien, de que no era correcto.

Oh, como odiaba esa palabra, ¿por qué quien decidía lo que era correcto o no? ¿quien era el que se tomaba las atribuciones para clasificar o encasillar algo de esa forma? Sergio siempre supo que habían cosas incorrectas, pero era porque dañaban o lastimaban a alguien mas, eso era lo que el llamaba incorrecto.

Entonces, ¿por que un sentimiento podía clasificarse de la misma manera? ¿era por que ambos eran hombres acaso? Escuchó una vez a una mujer decir eso en la iglesia, dijo que Dios nos había enviado al mundo con la misión de encontrar a una pareja y formar una familia verdadera, que los hombres debían estar con las mujeres, no mujeres con mujeres, ni hombres con hombres.

Y es que tal vez ese era el origen de su problema, el no solía pensar en Max solo como un hombre, no, pensaba en el como una persona, alguien encantador y adorable, aunque impulsivo algunas veces y por supuesto, como todo el mundo, con algunos defectos y virtudes, tal vez era ahí donde el tenia un problema, no estaba encasillando a Max como lo que era, sino como lo que el sentía.

— Creo que 10 dolares no fueron suficientes compañero. — Max dijo divertido, sacando otro billete y extendiendoselo. — Vamos, cuentame, ¿que tiene tan pensativo al mejor piloto de Red Bull?

— No soy el mejor. — rió, dando un nuevo trago a su cerveza. — Tu eres el mejor, el futuro campeón.

— No lo creo así. — le guiñó un ojo, oh, como adoraba la risa del mexicano. — Pero, ¿vas a decirme que es lo que te pasa?

— Me siento atraído hacia alguien. — confesó, haciendo que el rubio aumentara su interés.

— ¿Atraído? ¿Hacia quien? ¿La conozco? — hizo preguntas seguidas, haciendo que Sergio lo mirara aun mas divertido.

Max trató de no mostrar su decepción, si, estaba un poco triste de escuchar que su compañero y eterno amor platónico tenia un nuevo interés romántico, pero también le alegraba, Sergio nunca lo vería como algo mas que un buen amigo, se había mentalizado en eso, el mexicano era el hombre mas heterosexual del planeta, si, la suerte de Max apestaba.

— No la conoces. — negó mientras reía. — No, porque no es una mujer.

Algo dentro del neerlandés se removió, ¿checo se sentía atraído por un hombre? ¿era enserio? A la mierda, habia coqueteado discretamente con el por meses, incluso se dio por vencido al creer que no le gustaban los hombres, pero no era así, definitivamente su suerte era nula.

— ¿Es alguien del paddock? — preguntó, queriendo no saber mas, iba a perder 20 dolares y acabaría con el corazón roto.

— Lo es Max. — su semblante cambió a uno mas serio. — Es un piloto rubio encantador, con los ojos mas hermosos que existen.

Sergio no supo de donde vino aquello, estaba ignorando todas sus creencias, todo en lo que había confiado durante su vida, se estaba arriesgando, había dejado su dilema atrás, pensando en que no tenia caso seguir ignorando lo ue sentía.

Max sintió un peso caer sobre sus hombros, ¿piloto encantador, rubio y de ojos bonitos? Solo conocía a uno, el maldito francés engreído, Pierre.

— ¿Te gusta Pierre? — no pudo evitar soltar su nombre con notorio desagrado, no tenia nada en su contra, pero el le estaba robando al hombre con el que había soñado por meses.

— ¿Que? ¡No! — Sergio respondió rápidamente. — Me refería a alguien mas Max, yo hablaba de ti.

El shock lo golpeó de lleno, ¿en realidad Sergio había dicho eso? ¿de verdad el le gustaba? Una suave sonrisa brotó de sus labios al ver el semblante preocupado del mexicano, quien aguardaba por una respuesta, sin importar la que fuera, el necesitaba escucharla.

— No tienes que decir nada Max, yo... Esto fue un error, no volveré a hablar de ello, creeme yo, no te molestaré jamas con esto, no se en que estaba pensando... — Sergio no soportó mas la presión y comenzó a excusarse, mientras Max sonreía aun mas.

Se acercó lentamente a el y lo besó, tomándolo por sorpresa y haciéndolo callar.

— También me gustas Sergio, tu enserio me gustas. — sonrió, mientras el mexicano sonreía también, si, era un hombre, uno que estaba enamorado de otro, uno que había dejado sus prejuicios atras para comenzar una nueva vida, el era un verdadero hombre.



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One Shots F1 GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora