Atardecer
—¿Qué sucede? –cuestiono Matatagi preocupado al ver el rostro desganado de Masaki. Esta vez, como las anteriores lo había invitado a otras cosas que no solo fueran sexo, empezar a reflejar la seriedad que busca con el menor —¿te cayó pesada la comida?
La piel estaba algo pálida, reseca y parecía que no había estado comiendo bien en días. Negó sujetándose la cabeza con una mano, desde que salieron del restaurante hace unos minutos había estado mareado, y antes de ello, teniendo un dolor de cabeza —solo... es el calor...
Mintió. Y Hayato sabía, reconocía muy bien cuando el chico decía mentiras. Lo sentó en una de las tantas bancas de madera que hay en el parque, le recargo en el hombro para que descansara un rato, algo que no replico el chico dado a que era mayor el dolor, por lo cual aquel momento de paz le sentó como anillo.
Unos minutos en los cuales el silencio era cómodo, Matatagi decidió hablar —sabes que no me gusta que me mientas –sintió el temblar del cuerpo ajeno —esta bien si no me quieres decir las cosas, pero... No me mientas.
Masaki lo pensó ¿Cómo decirle que no era al único al cual satisfacía sexualmente? ¿Cómo decirle que mantenía relaciones con sus padres? Los ojos se aguaron y se escondió en el pecho ajeno, recibiendo las caricias del otro en un modo de consuelo silencioso.
Llegaron al casa del mayor, la madre de este y sus hermanos no estaban, dándole a Masaki el espacio para poder hablar.
Y con dolor le escucho, empuñando a cada palabra y tener que dar bocados de aire para mantener la poca serenidad que le quedaba. Tal vez no amaba a Masaki, aun faltaba tiempo y experiencia para eso, lo sabía y por eso dio ese paso del cambio para que Kariya lo notara y fueran algo más serio.
Cuando finalizo, no creyó que aquello fuera verdad. Le hubiera gustado que fuera una broma de las cuales le gusta hacer Kariya, pero aquel rostro y esos ojos no mentían. Golpeo el sillón asustando a Masaki, el cual se abrazó y apego a la pared detrás suya, dejando que Hayato dejará salir su enojo, el cual era decir poco, una ira que daba miedo.
No rogaría, n tendría cara para hacerlo, le dolía haber dicho la verdad, pero más ver el dolor en Hayato, quien habia estado siendo cuidadoso con él, velando y viendo por él, incluso lo había presentado a la familia, quien le recibió con cariño, mientras él solo le daba problemas, siquiera le había dicho a Hiroto o Midorikawa que tenía un novio, con el cual mantenía relaciones sexuales como con ellos.
Hayato logró liberar un poco de aquella frustración y se giro a verlo, mantuvo distancia al ver el miedo del menor en esos ojos, negó bajando la mirada y se encamino a la puerta de salida —descansa. Seguro mamá volverá a la noche, yo llegare antes de ello para llevarte a casa –dicho eso, salió cerrando la puerta.
Masaki cayó al suelo, sin dejar de abrazarse y llorar amargamente.
Hiura lanzaba lo más lejos posible las rocas que recogía del suelo al lago. Estaba molesto, enojado y triste por ser un tonto en imaginar que fingir una relación delante de Asuto resultaría en algo, y Lalaya no estaba mejor que él.
Lanzo con rabia la última piedra antes de buscar otras, y al inclinarse para encontrar más, una sombra le cubrió, no levanto el rostro, reconociendo esos tenis y el perfume de Inamori, fingió no verlo, dándose la vuelta aun en cuclillas y seguir, pero la mano del otro lo detuvo por el hombro.
—Hiura –saludo animado el chico, sin detectar el humor de perros que Kirina llevaba dentro —sabía que estarías aquí.
Hiura le arremedo en bajo, siguiendo con su labor. Inamori le escucho y alzo la ceja –Hiura...
—¿Qué? ¿Qué quieres? ¿Qué? –se alzó de golpe asustando al otro —maldita sea, estoy ocupado ¿Qué no ves?
Frunció el ceño con enojo, Asuto estaba confundido con la actitud del chico ¿Por qué estaba así? ¿Había pasado algo entre Lala y él? Muy lejos de la realidad de las cosas, y por no dejar a su amigo en ese estado, y como buen compañero, estaría con él para escucharlo y apoyarlo.
Y por el lado de Kirina sabía que su amigo tenía una mente de pichón que no entendería nada, y esperaba que se fuera, pero no fue así, por más que camino para alejarse, que entendiera que quería estar solo, era esa parte de Inamori que le gustaba, y que también odiaba.
—Hace días que no hablamos... ¿Cómo estás?
Jura que le dio un tic en el ojo ¿Era en serio? —Asuto... A la mierda, quiero estar solo ¿No captas las indirectas? Bien, te lo diré muy directamente –se puso delante de este, en alguna otra situación le hubiera dado algo estar cerca de esos labios, pero ahora, en ese momento estaba enojado, y lo que menos quería era que estuviera jodiendole –deja de estar chingando la madre por un carajo. Vete, no te quiero cerca. Aléjate de mi.
Pero más que causarle dolor o triste, siquiera molestar por tratar de ayudarlo, Asuto le tomo las manos y miro con seriedad —yo también te diré algo... Deja de comportarte como un niño berrinchudo y terco –y con mano libre, le dio un buen golpe en la cabeza al otro, quien hasta vio estrellas.