Cariño
Días, semanas. El tiempo corrió, cuatro meses de suspenso y miedo, temor y angustia. Espacio en el cual Hiroto hacía uso de sus mejores contactos y habilidades para ayudar a su amor en secreto, algo que solo la vida sabía, su amor por Midorikawa, y que le dolió verle estar en los brazos de otro hombre, pero lo acpeto, mientras Mido y Masaki fueran felices.
Akio logro que los amigos de Hayato hablaran con él, algo que Hakuryuu le agradeció y con ello tomaron de nuevo distancia, era lo mejor para ambos llegar a esa conclusión, una en la cual no afectará a ambos, aunque las cosas no fueron así. Hakuryuu aun lloraba en las noches por tener de vuelta las atenciones y el tacto de Akio, y este estaba un tanto mal humorado.
Algo similar pasaba con Taiyou y Tenma, estos se saludaban cordiales al verse, pero la distancia fue mayor dejando los saludos cuando la mujer de Tenma fue de sorpresa a con su marido, una bella mujer con una vientre abultado por el bebé producto de ambos.
Ese día corrió, corrió y corrió sin importar nada, le dolió ver la felicidad en los ojos de Tenma, ese brillo de ambos en ambos y como le abrazaba con cariño y cuidado. No guardaba rencor, sabía que no había en verdad nada serio entre ellos, pero el dolor y la sensación de olvido le quemaban por dentro, no podía calmar esas sensaciones que se apoderaban de él.
No sabía en donde estaba, no se fijo en las calles que tomaba o en que dirección corría, estaba oscureciendo y no tenía pila en el celular. La gente ahí era un tanto extraña, le miraban raro, como un bicho feo, un barrio diferente de donde vivía.
Con la poca pila que tenía trato de usar el gps para saber donde estaba y pedir un taxi, no le agradaba la mirada de la gente como para confiarse en pedir la dirección, pero antes de que le recibieran la llamada después de saber donde estaba, el celular se apago.
Maldijo bajo, y buscaba un modo de regresar a casa cuando un grupo de chicos se acercaban a él, tenía miedo, no quería meterse en problemas, pero el grupo paro antes de acercarse lo suficiente y retirarse, sintiendo una presencia tras suyo, se giro encontrándose con un rostro familiar.