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De regreso, Akio no sabía que decir, ver triste de nuevo a Haku solo le hacía molestarse con él mismo, ya que de alguna forma el tuvo relación con que estuviera triste. La investigación que llevo acabo, de no haber sido él, si tan solo no hubiese sido tan bueno...
¡No!
Hizo lo que debía de hacer, además ayudo a un chico de estar sufriendo de mano de sus padres.
El no era el malo.
—Aquí esta bien –escucho al tiempo que frenaba por el alto del cruce, del cual en el lado de Haku hay un parque, había sacado a Haku de las clases por lo que ya no era momento de regresar —gracias...
Bajando del auto, Akio quedo pensativo un momento antes de buscar donde estacionar el auto, encontrando por suerte un lugar cerca y alcanzar al chico, quien estaba ausente ¿Tanto le había afectado?
Sentados en una de las bancas libres, aun con el ruido del rededor la tensión entre ellos seguía igual, y no era que Hakuryuu se hubiese enojado con Akio, era el hecho de que se sentía traicionado e impotente de no haber podido hacer algo, y ahora tenía la responsabilidad de decirles a todos que Masaki ya no regresaría.
—Tuve un amigo que... –empezó Fudou a contar de manera suave, algo extraño —era molesto, inquieto y ruidoso, pero aun así era mi mejor amigo que siempre trataban como pera de boxeo...
Hakuryuu le miraba de reojo, pasó saliva con dolor ante el nudo que se había formado.
—Pero termino mudándose a Italia, ya que su familia es de allá... El muy cabrón lo dijo el mismo día en que terminaron de salirse de la casa y, todos le dimos una paliza ese día –rio con nostalgia —lo volví a ver hace unos años atrás, y le dimos otra paliza... Lo que quiero decir es...
—Akio... No intentes consolarme –ambos se vieron —eres pésimo para ello, y además... Tu no tienes amigos.
El mencionado frunció el ceño molesto —¿En que momento pensaste que no tengo amigos? Tengo muchos amigos, más de los que puedes imaginar.