Capítulo 9

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Cuando Kinn dejó el asunto en manos de su primo, no estaba nada preparado para lo que el otro llevó a cabo. Cuatro días después de haberle confiado a Vegas una de las decisiones más importantes de su vida, se topó con un boleto de avión a un lugar desconocido que salía esa misma noche.

—¿Quieres que escape? —preguntó sin creer lo que miraba. —¿Qué tan mala es la vida de padre y esposo para ti?, Pete estará destruido cuando le cuente.

—¿Qué?, no, carajo. El drama viene de familia. Eres igual que Khun. —Vegas sacó otro boleto de su bolsillo. —Son para ti y Porsche. Iremos a Taiwán y los casaremos.

Si antes Kinn estaba confundido, ahora lo estaba un poco más.

—¿Iremos?

—Claro. Tú, Porsche, Pete y yo. —habló ya harto de tener que dar tantas explicaciones.

—¿Ustedes por qué? ¿Van a casarse de nuevo?

Vegas estaba a nada de empujar a su primo y salir de ahí. Su paciencia tenía un límite, y por alguna razón, Kinn poseía una habilidad para acabar con ella.

—¿Puedes dejar de hacer tantas preguntas? ¿Eres un maldito detective? —puso los dos boletos en manos de Kinn. —Solo toma los boletos y no lleguen tarde, empaquen ropa de verano y si alguien pregunta vamos a hacer un trabajo.

—Una última cosa. — Vegas viró los ojos antes de volver a enfrentar a su primo. —No tengo nada preparado, ¿cómo se supone que haga esto?

Vegas había pensado en la fase táctica, sin embargo cuando se lo contó a Pete, éste realizó todo un plan elaborado con lujo de detalles. El pelinegro quería que la boda de su mejor amigo fuera perfecta y especial, a pesar de no tener la familia reunida.

—Deja que Pete se encargue de todo. —Los oscuros ojos de Vegas se suavizaron un poco cuando dijo: —Sin embargo, creo que los anillos deberías elegirlos tú mismo. Ya sabes, es algo memorable.

Antes de que a Kinn se le ocurriera hacer otra pregunta Vegas salió del despacho a toda prisa.

El líder de la familia se quedó pensando en las palabras de su primo y, ciertamente, le parecía lo correcto que escogiera las argollas él mismo. No quería nada muy ostentoso, porque a Porsche no le gustan demasiado los lujos, Kinn quería algo con significado. Así que con una idea en mente tomó las llaves de su auto y se dirigió a la joyería de confianza de la familia.

...

—Macao, ¿puedo pasar? —Pete dio tres suaves golpes en la puerta de la habitación del otro chico.

—Claro, adelante.

El hermano menor de Vegas siempre ha sido muy amable con Pete, bueno con la mayoría de las personas a su alrededor. Con una dulce sonrisa invitó a Pete a tomar asiento en la silla frente al escritorio que regularmente estaba lleno de papeles.

—Te quiero pedir un favor. — dijo el pelinegro, al ver al otro asentir, continuo. —Kinn, Porsche, Vegas y yo tenemos un viaje de trabajo hoy por la noche. Así que me gustaría que tú y Venice se quedaran en casa de la primera familia hasta que regresemos.

—Está bien, Pete. No hay problema.

—Gracias, eres el mejor. —la gran sonrisa del pelinegro también hizo sonreír al otro chico. —No será por mucho, tal vez unos tres días. Por cierto, necesito que evites que Khun haga cosas sin supervisión con Venice presente, la última vez intentó hacer un pastel y terminó explotando.

—¿Khun hizo explotar un pastel? —Macao estaba muy curioso. —¿Cómo?

El pelinegro solo se encogió de hombros. Esa era la pregunta que todos se hacían, ¿Cómo alguien puede hacer algo así?

𝐇é𝐫𝐢𝐭𝐢𝐞𝐫𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora