Las aves surcaban el cielo con ímpetu mientras avanzaba por la carretera. La grava del asfalto crujía bajo las llantas mientras el motor rugía escandalosamente. El aire fresco de la tarde se colaba por su chaqueta mientras sus manos enguantadas se apretaban en los manubrios. Cuánto más soltaba el freno, más latía su corazón, como un caballo salvaje que regresa al campo libre y listo para recorrer todo su territorio.
—Baja la velocidad.
La voz femenina que se escuchó a través del comunicador en su oreja lo distrajo lo suficiente como para perder la concentración un segundo y casi derrapar. Logró recuperar su curso y, tomando la palabra de la chica, bajó la velocidad.
—Creo que deberías regresar ya. Tu padre te está llamando.
Venice suspiro y se dirigió al garaje para dejar ahí su moto. De inmediato varios de los empleados de la pista se acercaron para llevar la motocicleta a revisión y posteriormente a guardar. Su motocicleta era su obsequio más preciado. Fue un regalo de sus padres por su cumpleaños hace tres meses y simplemente la amaba. Era una MV Augusta F4CC, fabricada con materiales exclusivos, contaba con la más avanzada tecnología. Lo mejor era que únicamente había 100 unidades repartidas por todo el mundo, y él era el dueño de una de ellas.
Venice dió algunas instrucciones al mecánico a cargo de su moto y fue directamente al salón donde lo esperaban.
—Tu celular no para de sonar. —dijo la chica recostada en el sofá mientras apuntaba a la mesa de centro donde reposaba dicho aparato que, de nuevo, timbró. —Demonios, V, ¿discutiste con tus padres?
El chico tomó el teléfono y lo metió en el bolsillo de su pantalón sin ver quién era la persona que lo llamaba.
—Algo así. — suspiró y tomó asiento en el sofá frente a la castaña. —Ni siquiera estoy seguro del motivo, pero creo que discutimos en la cena.
—¿Es por eso que estamos en la pista desde las 6am? — preguntó aún sabiendo ya la respuesta. —V, sabes que te amo pero en serio, ¿Despertarme a las 4am para venir aquí? Eso es aberrante. La próxima vez que quieras escapar de casa en la madrugada, te invito a la mía, dormimos cómodamente y ya a horas más decentes huimos a dónde tú quieras. Yo te sigo sin dudarlo.
Venice sonrió. Arima era del tipo de amiga que te sigue a dónde sea, del tipo que no te abandona y que te apoya siempre. Ella era la mejor.
—¿Eres consciente de que nuestros padres pueden reportarnos como desaparecidos? —Arima se incorporó. —Bueno, tus padres seguramente lo harán. Papá debe creer que estoy contigo.
—No llamarían a la policía. Seguramente enviarian a sus hombres a buscarnos. —le dijo Venice poniéndose de pie. —O vendrían ellos mismos. Lo cuál es mucho peor.
Arima asintió siguiendo los movimientos de su amigo con la mirada.
—¿Ellos saben que estamos aquí?
—Estoy seguro que sí. Digo, aquí vengo regularmente con el tío Kim. —le respondió. —Con padre también he estado aquí.
—Tu padre es súper sexi.
Venice puso cara de asco.
—Ari, por Dios, es de mi padre de quién hablamos, además dices eso todo el tiempo.
—Es la pura verdad. Tu papá también es muy hermoso. Supongo que de ahí tus buenos genes.
El pelinegro la miró extrañado. Los oscuros ojos de Venice recorrieron el rostro de su amiga con detenimiento. Eso sin duda podría ser un cumplido, pero con ella no se estaba realmente seguro. Arima era linda, más que eso de hecho, ella en verdad era hermosa, tenía una piel blanca que se ruborizaba al estar muy expuesta al sol, su cabello castaño oscuro un poco ondulado siempre parecía estar peinado a pesar de que su amiga odiaba peinarse y sus ojos claros eran tan atrayentes que fácilmente te pondrían de rodillas sin que te dieras cuenta.
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𝐇é𝐫𝐢𝐭𝐢𝐞𝐫𝐬
Fanfiction...𝘈 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘧𝘦𝘳𝘳𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳 𝘴𝘦𝘳 𝘧𝘦𝘭𝘪𝘤𝘦𝘴, 𝘴𝘪𝘯 𝘦𝘮𝘣𝘢𝘳𝘨𝘰, 𝘯𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘯𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰 𝘮á𝘴 𝘣𝘰𝘯𝘪𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘴...