Capítulo 29

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—No, tampoco está disponible. 

La voz de Arima se escucha cansada del otro lado de la línea. Llevaban alrededor de dos días buscando corredores nuevos para el inicio de la temporada alta en la pista y, aún no tenían éxito. Hasta el momento llevaban alrededor de diecinueve corredores confirmados, en su mayoría veteranos en el mundo de las carreras aunque también hubo muchas postulaciones de nuevos talentos. Venice tenía en mente cerrar el circuito con veinte corredores, para eso había lanzado una invitación que gratamente trajo consigo mucha sangre nueva, desgraciadamente a Fast, que era de los favoritos, le había surgido una emergencia que lo llevó a salir del país por un tiempo indeterminado. 

Durante las últimas tres horas y media Venice junto con Arima y Tete, habían llamado a varias personas que podrían estar interesadas en participar pero no obtuvieron respuesta positiva porque todavía les hacía falta un corredor más.

—Esto apesta, amigo. — habló abatida. —El evento ya está circulando por todas partes. Tenemos que abrir la pizarra de las apuestas dos días antes de que empiece, o sea que nos faltan… — Venice supuso que su amiga se había detenido para hacer sus cálculos. —¡Un jodido día! Venice, estamos muertos. Si no conseguimos algo pronto será nuestra ruina. 

Venice era muy consciente de que su amiga tenía razón. No solo estaba en juego su dinero, negocio y honor, sino el de toda la familia. Venice no podía arruinarlo, no después de haberse esforzado tanto para hacer crecer su trabajo. Cuando su padre y sus tíos tuvieron la tan esperada guerra entre ellos, hace varios años, gran parte de los negocios se fue totalmente en declive gracias a los descuidos y al innumerable número de perdida humana que había quedado como resultado del conflicto familiar. Venice sabía que su familia, la segunda familia, estaba a cargo de la mayoría de los negocios callejeros, de las pandillas, los bares y las apuestas, estos fueron los más afectados y sumando la muerte de su abuelo todo estaba prácticamente en ruinas cuando quisieron retomarlo. Sus padres y tíos lo intentaron por mucho tiempo, pero ninguno logró realmente levantar el negocio de las apuestas al nivel que él lo había hecho. Venice había invertido no solo su tiempo en esto, se esforzó tanto como le fue posible; estudió negocios, finanzas, estadísticas, estrategias, también se apasionó por la mecánica, aprendió a invertir, a tratar con las personas de forma elocuente y astuta, pero sobretodo aprendió a amar lo que hacía. A él de verdad le gustaba su trabajo. Le gustaba interactuar con las personas y le gustaba ayudar a su familia. 

—Llama a Tete y pregúntale si obtuvo algo. —le pidió al final a la chica. —Tengo que ir a ver cómo está mi hermano, al parecer tuvo fiebre anoche y sabes cómo se pone después. 

Milán siempre había sido muy frágil, no solo en apariencia, también en cuanto a su salud se refiere. Su hermana decía que era por ser el más pequeño, sus padres decían que era un chico especial y su médico afirmaba que no había nada malo en él, excepto por su asma. La detectaron cuando cumplió un año y tres meses, tuvo un cuadro severo de gripe que en poco tiempo se transformó en algo más. En esa ocasión su hermano estuvo hospitalizado durante cuatro días. Afortunadamente su tío Top intervino maravillosamente y armó toda una rutina especial para pacientes asmáticos. Muchas cosas cambiaron en casa, por un tiempo todo giró en torno a Milán, porque ninguno de ellos sabía realmente como tratar con algo como esa enfermedad. Ni a Venice ni a París les importó que sus padres pusieran más atención en su hermano, ambos sabían que él la requería así que se unieron e hicieron a Milán su prioridad también. Dejaron de jugar juegos que pudieran agitarlo demasiado, trataban de evitar salir si el clima no era favorable para el más pequeño, evitaban darle sobresaltos, procuraban mantener sus habitaciones sin polvo o pelusa y lo cubrían de amor siempre. Venice entiende que tal vez no haya sido la manera correcta para lidiar con eso, pero fue lo que les funcionó, sin embargo, gracias a la constante atención del pasado Milán no podía pasar sus enfermedades solo, ya sea una ataque de asma o la más ligera de las gripes, él necesita a sus padres o a sus hermanos haciéndole compañía. 

𝐇é𝐫𝐢𝐭𝐢𝐞𝐫𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora