Capítulo 34

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La gran casa vacacional de Arima se encontraba ubicada en el rio Yerghe a solo unos treinta minutos del centro de la ciudad. Y justo ahora ahí se estaba llevando a cabo la primera fiesta de la universidad.

La música ensordecedora haciendo que los cuerpos sudorosos no dejarán de moverse. El alcohol en exceso expuesto para todo aquel que quiera. Las sustancias peligrosas pasándose discretamente por debajo de la mesa. Si, la fiesta ya había empezado.

—Creo que este año hay más personas. — gritó Arima para hacerse escuchar.

Los chicos a su lado asintieron dándole la razón. Ciertamente había más personas de las que contemplaron, aunque no les importaba realmente.

—He visto a muchos de primero. — comentó Tete. —El rumor debió de llegar hasta ellos.

—Si, hay demasiados para mí gusto.

Venice miró alrededor. Los muebles de la sala y el recibidor habían sido llevandos al almacén en la parte trasera, por lo que había más espacio para bailar. Solo había un sillón grande en una esquina que actualmente ocupaban varios chicos. También había una que otra silla individual por aquí y por allá. En el área del comedor solo habían dejado la mesa y sobre ella había una cantidad atroz de botellas de licor y bocadillos. De igual forma en la cocina la mayoría de las alacenas estaban repletas de frituras listas para todo el que quisiera.

—¡Oh, amo esa canción! Vamos a bailar. —Arima se terminó el contenido de su vaso de un trago y tomó las manos de sus amigos para llevarlos a la pista.

Ni Tete ni Venice discutieron o se negaron. Sabían que sería inútil.

Las luces parpadeantes de colores iluminaban todo de forma casi irreal. Las personas a su alrededor parecían disfrutar al máximo. Venice cerró los ojos, se bebió todo su whisky y siguió los movimientos de sus amigos.

Venice no supo en qué momento se sirvió otro trago, tal vez alguien se lo había dado. El líquido traslúcido tenía el aroma característico del vodka, lo bebió de un solo trago. El ardor en su garganta desapareció en algún momento cuando empezaron los shots de tequila. Y por supuesto que Arima empezó con el juego de los shots de ombligo.

La mesa había sido despejada y sobre ella ahora estaba una hermosa chica castaña enfundada con un top entallado que hacía resaltar sus grandes... atributos, combinados con una falda demasiado corta que hacían lucir sus piernas largas y estilizadas.

Arima vertió el tequila en el ombligo de la joven, después un poco de sal justo por arriba de su pecho izquierdo y, por último, un trocito de limón en los labios color cereza.

Venice observo todo el procedimiento que hizo su amiga y sabía que la intención de la misma era que él hiciera el resto, y, aunque algo le decía que no lo hiciera, su mente estaba demasiado animada como para darle la razón a su cerebro, no estaba borracho, pero se sentía animado.

— ¿Vas a hacerlo o qué? — preguntó su amiga. —Sabes que no me importaría hacerlo primero, pero es tradición que tú empieces. —Esas eran siempre las típicas frases que le lanzaba Arima para sacar su lado más competitivo.

Venice miró a la chica, esta parecía estar deseando que él aceptará el reto y aunque ciertamente no le gustaba jugar con las personas y siempre era claro con todo aquel que pensara que podría tener algo más profundo con él, no venía nada mal jugar de vez en cuando.

—Perdona, por lo que esta a punto de pasar, si no quieres que te toque solo tienes que decirlo, pero si te llego a tocar solo quiero que tengas presente que todo es parte del juego. — a pesar de lo patán que muchos creían que era, sus padres le habían enseñado a respetar, en especial a las mujeres. Por eso siempre se aseguraba de tener su consentimiento. —
¿Estas bien con ello o quieres que esto se detenga? 

𝐇é𝐫𝐢𝐭𝐢𝐞𝐫𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora