• Bienvenido •

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El lunes no se hacía esperar, el fin de semana se esfumó efimeramente, y era el momento en el que Angelo iniciaría una nueva etapa.
Como era de costumbre, luego de culminar con su desayuno solitario, avisó al chófer de su nuevo destino, subiendo a uno de los automóviles de la familia.
La ausencia de sus padres en su hogar era rutinaria, siendo justificados por su arduo trabajo y compromiso laboral con el pueblo.
Para Angelo eso era común, durante dieciséis años vivió de la misma manera, no cambiarían ahora tan cerca de seguir escalando en la pirámide político-social.
El chófer detiene el vehículo estacionado en la calle, debido a que ese colegio no cuenta con un aparcamiento privado, Angelo se despide, baja y se dirige sin rodeos hacia el aula de su primera clase.
Mientras circula por el pasillo central del establecimiento, con poco entusiasmo pero fingiendo felicidad con una sonrisa, se encuentra con la directora que la estaba esperando.

-Bienvenido joven Schetzneir, soy la directora Torres- expresa la profesional extendiendo su mano para saludarlo.

-Encantado directora, es un placer para mí pertenecer a esta institución-responde mientras devuelve el saludo con una sonrisa irreal.

-Te acompañaré a tu salón, mientras damos un pequeño recorrido para que conozcas el establecimiento.

-Se lo agradezco mucho.

-Por allí están los baños, el de los chicos hacia la derecha. En aquel sector podrás observar la biblioteca, y atrás el Salón de Usos Múltiples, que se utiliza para ciertos eventos o actos escolares.
Y aquí está tu salón, 4to primera.

-Muchas gracias por abrirme las puertas de su respetada institución, y encantado de ver tanta amabilidad de su parte -dice el nuevo estudiante aduládola un poco.

Luego de ingresar, acomoda las cosas en un pupitre y se retira segundos después tras escuchar el sonido del timbre.

•••
Al regresar, se sienta en el lugar que había escogido para su primera clase, Economía. Pero ingresa una joven corpulenta, que con solo verlo en su silla se fastidió.

-Ese lugar es mío-lo sorprende desafiante.

-Disculpa, soy nuevo, no lo sabía-se defiende él un poco avergonzado.

-Sí, ya lo sabemos. Por favor quítate.

Y él, tratando de evitar problemas, y queriendo mejorar su reputación, se levanta para ubicarse en una silla vacía del fondo.

-El tincho viene al fondo jaja. Cuidado que no se le pegue la pobreza y rebeldía- comentó un chico que se burlaba junto a sus compañeros.

-Seguro ahora que vino acá, su papito pagará a unos de 5to para que lo cuiden.

Pero Angelo, tratando de no caer en sus provocaciones, decide ignorarlos mientras espera el ingreso de su profesora.

La política del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora