Durante la noche anterior, Diana intentó en reiteradas ocasiones comunicarse vía online con Angelo, totalmente atónita al haberse enterado de que había confirmado su romance sin siquiera haberle planteado si estaba de acuerdo.
Por su parte, consumida por la curiosidad, Mariana invitó a Diana a ir más temprano a la escuela ese día, con el fin de dialogar de forma presencial sobre todos los chismes que esa publicación generaba, anticipando el hecho de que ella ignore sus mensajes.
Ellas comenzaron su amistad hace tres años atrás, en octavo de secundaria, a inicios de una nueva etapa que prometía marcar una distancia significativa con respecto a la primaria.Los primeros días, Diana no hablaba con nadie, después del suceso que marcó su vida a los 11 años, decidió ser más introvertida que de costumbre, manifestando pocas intenciones en sociabilizar con mucha gente. Sin embargo, Mariana rompió el hielo por primera vez pidiéndole prestado un lápiz de color. Ella, iniciándose en ciertos movimientos feministas, supuso que Diana tenía esa personalidad debido a que convivía con un padre agresivo, siendo una víctima sometida por la brutalidad patriarcal. Bajo esas suposiciones, intentó acercarse a ella con el fin de salvarla, para que no fuera asesinada por un hombre violento, como lo había sido su tía años atrás.
Le llevó cierto tiempo ganarse el cariño de su actual amiga, pero lo había logrado. De esa manera confirmó que si bien Diana sufría bastante cotidianamente, no tenía que ver con un sujeto masculino que ejercía violencia física, ya que ella ni siquiera llegó a conocer a su padre, que abandonó a su mamá luego de enterarse de su embarazo.
—Si me dejas en visto para no contarme ciertas cosas, mínimo podrías venir más temprano ¿no?—afirma Mariana un poco enojada al ver el reloj mientras calcula el tiempo que tienen para poder hablar antes de su primera clase.
—Hola...no estaba muy convencida de tu idea...ya te dije que no sé por qué Angelo lo confirmó sin antes preguntarme. Cuando subió la publicación sí me pidió permiso —susurra tras ver llegar a ciertos compañeros suyos.
—Aunque detesto decirlo, te lo dije, esta idea es terrible, él solo juega con vos. No quiero que termines lastimada amiga.
—Confío en qué tendrá una buena explicación—responde defendiéndolo mientras las expresiones faciales de Mariana solo reflejan queja y decepción por la credulidad de Diana.
—¿Y qué onda con Miguel? Escuché que te invitó a una cita.
—Que rápido corren los chismes—contesta ella un poco abrumada.
—Mira, podrás decir lo que quieras, pero Miguel es un partidazo. Yo creo que deberías darle una oportunida—sugiere Mariana expectante por escuchar la respuesta de su amiga.
—Sí, es un buen chico. Pero en este momento no estoy interesada — responde determinante.
Un poco anonadada de escuchar esas palabras, manifestando un poco de cansancio por no hacerle entrar en razón, según su intuición expresa:
—¿Es joda? ¿Y lo de Angelo?
—Eso sabes que no es amor...
—Mira, lo único que sé es qué vas a salir herida, luego no quiero escuchar tus quejas cuando llores sobre mi hombro y yo te reclame que no me hiciste caso.
—Ya dejemos de hablar de mí ¿y vos qué tal? Aún no me comentaste nada sobre la chica que te tenía flechada—pregunta cambiando de tema, pudiendo así por fin dejar de hablar sobre su vida amorosa.
Mariana inevitablemente no puede dejar de sonreír, con solo pensar en ella se sonroja mientras siente como su corazón late cada vez más de prisa.
—La conocí en las marchas, también es una feminista activista.
—¿Y eso nada más? Vos siempre me pedís todos los detalles de mi vida, ahora yo exijo lo mismo —desafía con una sonrisa pícara interesada en el nuevo interés amoroso de su amiga.
Mariana extrae su celular de su mochila, escoge una de sus fotos juntas en su galería y rota el celular para que ella la pueda conocer por lo menos físicamente.
—Es muy linda —contesta Diana al ver a la joven con un cabello rojizo deslumbrante.
—Se llama Danissa, es un encanto, ya quiero que se conozcan— dice emocionada.
Diana, en ese instante, conociendo el contexto de su vida, sin tener la mala intención, un poco apenada mientras suavemente roza su dedo índice rascándose la nariz pregunta:
—¿Tu mamá lo sabe?
—¡No! No sé cómo podría reaccionar. Hasta cambié la contraseña de mi teléfono para que Romi no indague y vaya con el chisme a mamá...tener una hermana pequeña es lo peor.
—Tarde o temprano tendrás que decirles —sugiere Diana un poco preocupada.
—Sí, en algún momento—responde ella tratando de tranquilizar a su amiga, aunque en el fondo no quiere hacerlo.
Mariana convive con su madre Mariel, una mujer de cincuenta años con muchos prejuicios sociales incrustados en su mente.
Es la típica señora que detesta los tatuajes, piercings, cabellos pintados, y todo tipo de actitudes que no requieren seguir a la generación de su época.
Mariel es conservadora, una tradicionalista que detesta los cambios sociales.
Incluso por un cierto tiempo, su hija le ocultó que se había involucrado con el movimiento feminista, pero luego aceptó tras persuadirla, diciendo que lucha en contra de la violencia, esa misma que asesinó a su hermana Melanie, víctima de un opresor.
Romina y ella no tienen contacto con su padre, después de que él se haya ido a otra ciudad en busca de no perder su relación amorosa con una mujer que destinó ese viaje con el fin de que elija entre ella o su familia. De esa forma él eliminó así la poca cercanía que había generado con ellas mientras vivía en su casa.En ese instante, los ojos de Diana dirigen su total atención hacia un chico que se aproxima a su aula: Angelo.
No lo conoce hace demasiado tiempo, sin embrago, con solo observar su triste mirada, se da cuenta de que en realidad algo desagradable había pasado.En ese instante Mariana se aleja de su amiga tras ver que ella tiene intenciones de hablar con él, pero fija un destino asegurado al ver a Miguel fuera de su salón.
—Miguel ¿Qué pasó con Diana?—pregunta sin ni siquiera saludar al verlo solo en el pasillo.
—Ella no tiene intenciones de estar conmigo ¿qué querés que haga?
—Ingeniate. Eres muy competitivo cuando se trata de la escuela, ahora solo imagina que Angelo es tu competencia, pero eres más inteligente que él.
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La política del amor
RomanceUn mínimo error y pasas de ser un líder con influencias en colegios privados a ser un simple número en una secundaria estatal. Angelo cometió una equivocación, y es el precio que debe pagar por ser el hijo de un candidato a la reelección en la polít...