· CAPÍTULO 38 ·

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Claudia no dejaba de pensar en la fecha que era. No podía creer que septiembre estuviera a punto finalizar. Perdía su mirada entre los gastados cristales del vagón de metro. Otra mañana más camino de la oficina. Hacía días que sus vacaciones habían terminado. Por suerte, no había demasiado trabajo. La mayor parte del tiempo estaban inmersos en reuniones sobre la nueva sucursal de Nueva York. El plan progresaba a marchas forzadas. Durante aquellas semanas habían podido volver a elaborar los informes perdidos por aquel misterioso virus. Cada vez faltaba menos para marcharse.

El tema del viaje pasó a convertirse en un auténtico tabú entre ella y Marc. Le habían extirpado el tumor a Emilio. Todo había ido genial. Ahora había empezado a recibir el tratamiento de quimioterapia preventiva. Pero, por mucho que Marc esperara y dejara encendida la ilusión, Claudia sabía que no podría irse con ella. Las últimas sesiones estaban siendo bastante duras para Emilio. Salía muy revuelto y se pasaba días agotado. Apenas podía pasarse por la tienda y Marc tenía que ocuparse cada vez de más cosas. Dirigir el negocio, llevar y traer a Emilio y Berta a revisiones y tratamientos, hacerles la compra... Sería algo a largo plazo. Él no decía nada, pero sabía que estaba exhausto.

En sus tardes libres se pasaba por la tienda para ayudarlo. Lo hacía con tanta frecuencia como podía. También le había acompañado al hospital varias veces a ver a Emilio durante su ingreso. Incluso se había quedado con ellos un par de noches, para que Berta pudiera ir a casa descansar. Esos momentos, y los huecos que lograban sacar en fin de semana, eran todo lo que podían verse. Algo totalmente entendible dadas las circunstancias. La prioridad era la recuperación de Emilio. El resto podía esperar.

Los pensamientos de Claudia se pusieron en pausa. Había llegado a su parada. Se bajó del vagón y fue caminando sin prisa hacia la empresa. Hasta ese momento no se dio cuenta de que había cogido el metro anterior. Por eso le sobraba tanto tiempo. Llevaba varios días dándole vueltas a un asunto. Su cabeza no daba para más. Aquel día las cosas iban a cambiar. Había tomado una importante decisión en la que nadie podría interferir. No tenía ni idea de cuál sería el resultado, pero dar marcha atrás no era una opción.

Cruzó la enorme puerta de cristal con parsimonia. Encontró a Natalia en la planta baja. Era muy madrugadora, siempre solía llegar de las primeras. Mientras subían en ascensor fueron poniéndose al día. Los bostezos eran los protagonistas de la conversación.

—Ahora tenéis reunión, ¿verdad? —preguntó su amiga.

—Sí... El eterno tema de Nueva York —respondió con un tono perezoso.

—Al menos pudiste retrasarlo hasta octubre. —Vistió una sonrisa de complicidad.

—Menos mal que todo salió bien... —Suspiró—. Hubiera acabado en chirona.

Las puertas se abrieron y se hizo el silencio. Cualquier descuido sobre aquel tema podría generar terribles consecuencias. Claudia acompañó a Natalia hasta su mesa y posó sus cosas en la suya. Dejó el ordenador encendiendo y caminó hasta el despacho de reuniones. La amplia mesa estaba casi vacía. Solo había llegado una persona.

—Bueno días, Claudia. ¿Cómo estás?

—Buenos días, señor Roger —saludó educadamente—. Bien, gracias. ¿Qué tal? ¿Y la señora Elvira? Hace mucho que no la veo. No se habrá fugado con algún amante, ¿no? —Rio mientras le asestaba aquel golpe disfrazado de broma. Sintió satisfacción.

La cara de Roger palideció. Su expresión se atiborró de nerviosismo. Se aclaró la garganta dos veces antes de responder. Pero no hizo falta. Justo en ese momento entraron más directivos. Se saludaron de forma cordial mientras tomaban asiento. Su padre y Bruno fueron los últimos en llegar. A partir de ahí comenzaron las presentaciones de Power Point, las conversaciones sobre números, nóminas, plantilla, infraestructuras, rendimiento... Claudia escuchaba con pasividad mientras batallaba contra su propio mundo interior. Cada vez que nombraban Nueva York sentía una feroz estocada.

El invierno de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora