Lia

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Apenas había dormido, saber que finalmente iba a ir al pueblo me puso tan nerviosa que casi ni dormí. 

Creí que yendo con él sería más fácil, pero no lo era. 

Caminábamos juntos hacia el pueblo. 

Hacía frío, pero los nervios me hacía incluso sudar. 

Me temblaban las manos. 

Parece que Dagnor lo notó ya que se giró a mí. 

- ¿estás nerviosa? 

- un poco - apenas le miro. 

- no entiendo por qué 

- problema tuyo

Él suelta una carcajada ante mi respuesta bruta y ofensiva. Ni si quiera lo pensé.  

Llegamos al pueblo, Dagnor me estuvo explicando dónde vivía cada persona, se lo conocía todo. 

Me indicó un par de zonas de interés y finalmente llegamos hasta el centro donde se oía a la gente. 

Me detuvo en seco antes de llegar. 

Él suspiró y se giró. 

- ¿te rindes? 

- ¿puedes al menos dejarme un momento? - supliqué molesta. 

Sonríe. 

Respiro profundamente, me intento relajar. 

- Lia - me llama. Le miro. - irá todo bien, vamos - se acerca a mí y pasa una mano por mi espalda empujándome. 

Llegamos al centro del pueblo, notaba cómo la gente posaba sus ojos en mí. Me obligo a pensar que es lo normal, yo también lo haría, era una extraña que se había metido en la casa de uno de los guerreros más queridos del pueblo y no había salía en tiempo. 

Suspiro. 

- Dagnor - se acercó al fin un hombre alto y fuerte, lo reconozco, creo que se llama Vales. Este clava sus ojos en mí. - cuanto tiempo señorita - se burla. 

Se oyen un par de risas, siento que quiero salir corriendo. Pero cesan de inmediato, es tan bruto que levanto la cabeza y veo que Dagnor le están fulminando con la mirada. Estos parecen arrepentidos. 

- conocéis su nombre, es Lia - dice él por mí. Pasa su mano de nuevo por mi espalda y me dirige hacia un puesto de fruta donde hay una mujer algo mayor que yo. 

La miro, su mirada hacia mí no parece hostil, sino curiosa. 

- Mara, esta es Lia - me presentó Dagnor a aquella mujer. 

- esta es Mara, esposa de Vales, vende parte de su cultivo, aunque a mí me la ofrece gratis por aguantar al insufrible de su marido - dice. 

Mara sonríe. 

- así que tú eres la famosa Lia - dice mirándome. 

La miro y sonrío levemente. 

- me alegro que al fin salgas de esa cueva 

Dagnor gruñe ante la ofensa a su casa. Sonrío.

La mujer se acerca a mí. 

- déjame a mí Dagnor, yo le presentaré a los demás, la dejas en buenas manos - dice poniéndose a mi lado. 

Dagnor duda por un momento. 

Finalmente se gira a mí y me mira. 

Nos miramos, y como en alguna otra ocasión, parece como si pudiera comunicarme con él por nuestras miradas. 

Un poderoso vikingo se enamora de una esclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora