Lia

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Todo es extraño junto a él. 

Absolutamente todo. 

El día de ayer fue largo y lleno de emociones desconocidas para mí. 

Me asustó mucho lo que pasó ayer por la noche. 

Me asustó mucho. 

Pero ese sentimiento de miedo se vio ensombrecido por la gran sensualidad y lujuria que se apoderó de mi cuerpo al sentir sus labios en mí. 

Dormir junto a él tampoco tiene comparación con nada. 

Protector y cálido. 

Así es Dagnor. 

Sentí calor y sudé durante toda la noche. Su cuerpo tal y como lo recordaba es fuego. 

Le miro mientras duerme. 

Está calmado y con las defensas bajas, pero aún así parece demoledor e imparable. 

Ha perdido peso en el viaje, pero sigue siendo enorme y fuerte. 

Sus brazos me rodean el cuerpo abrazándome desde que nos metimos en la cama, no me ha soltado en ningún momento. 

Y yo tampoco he despegado mi cuerpo del suyo ni un poco. 

Sus ronquidos calmados llenan el silencio de la casa. 

Me atrevo a deslizar mis dedos sobre su cara muy delicadamente. 

Sus expresión es ruda y temible. 

Tiene cicatrices de luchas pasadas y vencidas. 

Mara me explicó que los hombres del pueblo jamás han perdido una batalla porque no contemplan la rendición y huída como una opción, prefieren morir a ser vencidos. 

Suspiro lentamente pensando en todo lo que está pasando ahora mismo en mi vida.

Demasiadas cosas. 

Pero lo que más me preocupa, son estos sentimientos que siento por ese guerrero que tengo pegado a mi cuerpo abrazándome como si no quisiera que me vaya a ningún lado. 

Durante el tiempo que estuvo fuera, pensé que podría sobrellevar estas emociones y que con el tiempo dejaría de sentirlos. 

Jamás un hombre me había brindando ni si quiera un poco de atención. 

Dagnor, a su manera, me ha ayudado y brindado todo lo que necesitaba.

Me ha salvado y dado una nueva vida. 

Era por eso por lo que pensé que mis sentimientos era de agradecimiento. 

Algo efímero.

Pero, desde que llegó, en el momento en el que le volví a ver de nuevo. 

Todo mi cuerpo reaccionó de tal forma que creía que me iba a morir de la emoción. 

Ver a Dagnor de regreso, fue como si algo que había deseado toda mi vida, al fin, apareciera ante mí. 

Todo es nuevo y diferente con él. 

Ayer, hicimos algo impensable para mí. 

Me sentí excitada. 

Y no solo eso, sino que me atreví a exigir y pedirlo. 

Froté mi cuerpo sobre él haciendo que me besara el cuello con más profundidad mientras manoseaba mi cuerpo.

Pasé mi manos por su infinita espalda deleitándome por el toque de sus labios en mi piel. 

No se sobrepasó ni buscó más. Fue cauteloso y delicado. 

Un poderoso vikingo se enamora de una esclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora