Dagnor

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Tras oír el aviso de ataque, todos los guerreros cabalgamos a defender y luchar. 

Atacaron por el bosque. 

Grave error, ya que nadie conoce mejor esta zona del bosque que nosotros. 

Reagrupé a todos mis hombres y nos dispusimos a enfrentarnos.

Al llegar, mis dudas se resolvieron al ver a los guerreros de Pletir acabando con nuestras defensas que lucharon hasta morir a pesar de combatir contras más de cincuenta hombres. 

- ¡aaaaarrrrrgggggg! - lancé el grito de guerra. 

Mis hombres corrieron entre gritos y gruñidos de bárbaros hambrientos de sangre de esa basura que ha pensado que sería buena idea atacarnos.

Y entonces empezó la lluvia de sangre, sonidos de espadas chocar y apuñalar carne humana, gritos desgarradores, gritos victoriosos, gritos de súplica... 

Sangre, sangre y más sangre. 

Yo me convertí en el monstruo por el que se me conoce y rebané cabezas, degollé cuellos, mutilé personas sin detenerme por un instante. 

Tras no mucho tiempo y como era de esperar, no quedó ni un solo de los hombres del enemigo en pie. 

Bravos guerreros, pero nosotros lo somos más. 

Respiro agitado, cansado y lleno todavía de rabia contenida.

Veo a mis hombres llenos de barro y sangre. 

Gritan y alzan sus espadas victoriosos al ver que hemos ganado. 

Tonor, el hijo de Arl, se acerca sonriente. 

- grandes sean los dioses hermano - nos damos las manos fuertemente. - hemos vencido 

- ¿hemos perdido a alguien? - pregunto serio. 

Todo esto me parece muy extraño. 

- a Norín y Paleos - me comunica otro de mis hombres apenado.

Agacho la cabeza rogando a los dioses que se apiaden de ellos. 

Eran grandes hermanos, ambos padres y esposos. 

Suspiro. 

Los hombres siguen gruñendo contentos. 

Algo más calmado exhalo aliviado. 

No llegaron al pueblo. Pudimos retenerlos aquí. 

Pero por qué en el bosque. Y por qué tan pocos hombres. 

Fueron bravos y fuertes, pero conozco al enemigo y sé que pudieron atacar con más hombres. 

Frunzo el ceño. 

- recoged todo - ordeno. 

Entonces se oye un grito a la lejanía. 

Me giro extrañado y veo una gran humareda que emana del pueblo. 

Me paralizo. 

Están atacando al pueblo. 




Llego a caballo junto a mis hombres y no creo lo que veo. 

Muertos. 

Cadáveres. 

Hermanos y hermanas sin vida en el suelo. 

Chozas incendiadas, comercios destrozados. 

Un poderoso vikingo se enamora de una esclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora