Lia

8.5K 424 17
                                    


Repetimos nuestra sesión de sexo unas siete veces más a lo largo de la noche. 

Cuatro de ellas, iniciadas por mí. 

Apenas nos logramos mantener dormidos sin que uno metiera mano al otro y termináramos entrelazados y sudorosos cubiertos de una nube de gemidos y jadeos desesperados. 

Jamás me habría imaginado de esta forma, pero Dagnor me hace ser así. 

Finalmente caigo desplomada sobre él. Completamente derrotada. 

Él no parece mucho mejor. 

Su pecho sube y baja agitado y muy cansado. 

- has acabado por completo conmigo... - dice a duras penas. 

Sonrío y le miro. 

- necesitamos dormir... - susurro frotando mi mejilla con su duro pecho. 

- ¿crees que no lo sé? - mira a su entrepierna - es él quien no es capaz de dejarme morir en paz... 

Suelto una carcajada. 

Él pasa sus manos alrededor de mí y me abraza. 

Me encanta que haga eso. Me hace sentir protegida. 

En eso, se escucha un estruendo del viento golpear las paredes de la casa. 

Me doy cuenta de que la tormenta no ha cesado en todo la noche. 

Él se incorpora conmigo. 

Me aparto para que pueda salir de la cama. 

Se levanta y va hacia la ventana. Su expresión vuelve a ser la de siempre, seria y temible. 

Un guerrero vikingo. 

- no parece que vaya a parar - habla y se aleja de la ventana, yendo a meter más leña al fuego. 

Está completamente desnudo y soy incapaz de no verle haciendo que eso en mí despierte de nuevo en busca de más satisfacción. 

Me muerdo el labio. 

- por hoy no saldremos, puede que estemos así un día o más... 

Se levanta y mi vista va hacia lo evidente. 

Su enorme entrepierna que a pesar de ahora estar flácida, sigue siento temiblemente grande. 

Se da cuenta de lo que ha captado mi atención. 

Alza una ceja y sonríe de medio lado. 

- ¿alguna sugerencia de entretenimiento para este día tan largo dentro de casa? - bromea. 

Sonrío y rompo a reír cuando se lanza a mí. 



El día se me pasó volando. 

Después de hacerlo infinitas veces más, salimos de la cama para comer y recuperar fuerzas. 

Estábamos hambrientos. 

- me duele muchísimo el cuerpo Dagnor... - me quejo tocándome la parte inferior de mi espalda. - apenas puedo andar. 

Él deja su plato y se acerca a mí, me coge y coloca en su regazo abrazándome. 

- lo siento... - me besa con cariño. 

Me sorprende ver esta faceta de él. 

Cariñoso. 

Delicado. 

Un poderoso vikingo se enamora de una esclava.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora