Capítulo 8

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—Es el líder.

—¿El líder? Creí que Alby era el líder. —comenté sorprendida.— ¿Porqué Nick no estaba cuando llegué?

—Alby es el segundo al mando. Nick se encontraba ocupado con unos asuntos, por eso no estuvo cuando llegaste. —explicó. Sí, súper ocupado, en serio, estuvo mostrándome el baño.

—Okey. Ya entendí. Sigamos. —dije haciendo una seña con la mano, restándole importancia al asunto. 

—Por aquí. —señaló Newt caminando hacia la puerta Sur, ubicada entre lo que él había llamado las Lápidas y el Matadero. Mientras caminábamos, miré los corrales con vacas, chanchos y ovejas. ¿Por qué me acuerdo de estos animales? Sé cómo son sus aspectos, qué comen, sus nombres. Pero no recuerdo dónde los he visto o con quién los vi.

Newt señaló hacia el establo situado en el rincón trasero.

—Allí trabajan los Carniceros. Una tarea desagradable y asquerosa. No creo que quieras matar cerditos, así que ese no es tu trabajo. —y tenía razón, ¿cómo pueden matar a un cerdito inocente? Sé que después me alimento con su carne, pero soy incapaz de matar a uno con mis propias manos.— Vamos.

Caminamos hacia la puerta del Sur. Newt señaló la apertura.

—Como te dije ayer, allá afuera está el Laberinto. Nadie tiene permiso para entrar en él, excepto los Corredores. Nadie. Jamás. —espetó, señalándome con su dedo índice.— ¿Entendido? Esta es una de las reglas que tienes que tener grabada en tu mente. 

Asentí con la cabeza rápidamente.

—Bueno. Creo que ya puedes empezar a probar los trabajos. —decretó con las manos en su cintura.

—Seguro. Después de comer. —informé sonriendo. Newt tomó el puente de su nariz.

—Si, si, después de comer.

—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! —grité abrazándolo y empecé a saltar como una idiota. Lo solté y fui corriendo hacia la cocina. Antes de entrar, miré a Newt, que tenía una gran sonrisa en la cara, provocándome una sonrisa a mí. ¿Porqué estoy sonriendo? Borré la sonrisa de mi cara y me di vuelta. Habían muchos chicos en el comedor. Ví a Jeremy sentado en una mesa, comiendo una zanahoria.

Me senté a su lado.

—¿Así que zanahoria, eh? —pregunté llamando su atención y me apoyé en la mesa con el brazo.

—Es buena para la vista. —comentó dándole un mordisco con orgullo— Oye, _____. No tuvimos una presentación formal.

—¿De qué hablas? —cuestioné confundida, ya sabíamos el nombre de cada uno.

—Soy Jeremy. Corredor. Llegué hace cuatro meses a este maldito lugar. —se presentó con una mano en el  pecho. 

—Oh, ya entendí. —dije formando una sonrisa en mi rostro.— Soy _____, no me eligieron trabajo. Soy la novata, llegué con mi hermano. Y tengo hambre. —concluí sobando mi estómago. Jeremy rió.

—Espérame aquí. —se dirigió a la cocina y volvió con un sandwich, una naranja y agua.— Aquí tienes.

Tomé la comida y la devoré.

—¿La comida se la tienes que pedir a Sartén? —pregunté lamiendo los restos de sándwich de mis dedos.

—La mayoría se la roba, pero si quieres puedes pedirle. —respondió encogiéndose de hombros y reí.

—¿Te gusta ser corredor? 

—Sí y no. —contestó con una mueca.— Me gusta porque ayudo en encontrar la salida. Pero todo el tiempo tengo miedo de quedarme encerrado en ese maldito Laberinto.

«The Beginning» Newt y tú (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora