Capítulo 21

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—¡Newt! —grité y mi voz se rompió. Jeremy me soltó y comenzó a llorar desconsoladamente. Me giré y lo empujé.— ¡¿Por qué hiciste eso?! 

—¡Lo siento! ¡Te juro que no era yo! ¡Me estaban controlando! —gritó llorando. Sus ojos azules estaban oscuros y arrepentidos. Tomé mi cabeza con mis manos y empecé a dar vueltas. Se comenzaron a escuchar ruidos metálicos y me quedé quieta. Penitentes.

—Te las arreglarás solo. Yo me voy. No quiero que un penitente me asesine. —comencé a correr, adentrándome al Laberinto. Corrí sin rumbo, me perdí. Creo que corrí unas cuatro horas. Me senté y apoyé mi espalda en uno de los muros. Quiero a Newt. Lo necesito. Quiero besarlo. Abrazarlo. Escuchar su voz con ese raro acento que amo. No quiero morir. No de esta manera. Sentí como las lágrimas caían por mis mejillas sin parar. Abracé mis piernas. Miré mis manos y vi la pulsera que usaba para sujetarme el cabello. Un recuerdo se liberó en mi mente.

—Toma. Así tendrás algo mío. 

—Pero... Es lo único que te queda de tu madre. Newt no puedo.

—Y es lo único que te puedo dar. Quiero que lo tengas. Mientras tengas eso puesto, nunca estarás sola.

Newt. Esto es de Newt. Rocé con mi pulgar la pulsera y sonreí. Pero esa sonrisa se esfumó rápidamente. Un penitente se acercaba. Me levanté y corrí, otra vez, sin rumbo. Giré mi cabeza para observar si algún penitente me estaba siguiendo. No vi nada, cuando giré mi cabeza y miré hacia delante, me tropecé con un bulto en el suelo. Caí y me estrellé en el suelo. Cuando me levanté, me sacudí la ropa y miré el bulto. Era una persona. 

—Shuck. —me agaché y lo sacudí.— ¿¡Jeremy!? ¡Jeremy! —toqué su cuello. No encuentro nada. No tiene pulso. Está muerto y es mi culpa. El sonido metálico se escuchaba cada vez más cerca. Miré el cuerpo de Jeremy, luego el mío. Puedo esconderme debajo suyo. Me acosté en el suelo y tomé el cuerpo de Jeremy. Shuck, es demasiado pesado. Con todas mis fuerzas, lo coloqué encima mío. Es lo único que se me ocurre. Al menos lo intenté. El penitente se asomó por una de las esquinas y comenzó a acercarse. Cerré los ojos y esperé que el penitente me mate. Cuando estuvo a diez centímetros cerca mío, todas mis esperanzas de vivir se esfumaron. Entonces, sentí que caminaba por encima de Jeremy. Una de sus púas traspasó el estómago de Jeremy y me hirió a mi. Apreté mis labios para no gritar, hasta que sentí que el penitente se había alejado. Aparté el cuerpo de Jeremy y respiré agitadamente. Miré mi estómago, la herida no era tan profunda. Sonreí, lo había logrado. Miré hacia el cielo, estaba amaneciendo. Las puertas se abrirán en cualquier momento. Me levanté lentamente y me apoyé en un muro. Maldito dolor. Al menos estoy viva. Comencé a caminar, miré a Jeremy, no lo puedo dejar aquí. Tomé una daga que tenía en su bolsillo y comencé a cortar lianas, así recuerdo el camino para volver a buscarlo. Creo que merece ser enterrado, sospecho que no fue su culpa y lo estaban controlando. Además fue mi amigo. Apoyé mi mano derecha en mi estómago y apreté para que deje de sangrar. Gemí de dolor y seguí caminando. Estuve buscando las puertas unas dos horas. Miré mi reloj, eran las nueve de la mañana. Las puertas habían abierto hace dos malditas horas. Newt debe creer que estoy muerta. Me senté en el suelo y miré mi mano, estaba llena de sangre. Cerré mi ojos. 

—¡_____! ¡Estás viva! —abrí mis ojos y vi a Minho corriendo hacia mi.

—Minho. 

—Shuck, ______. No sabes el susto que nos diste. —me abrazó, levantándome. Gemí de dolor y me soltó.— ¿Qué tienes? —vio la herida y me alzó en sus brazos.— Los Docs tienen que verte.

—Newt. ¿Dónde está Newt?

—Él...

—¿Minho? ¿Dónde está Newt? 

—Te estuvo esperando demasiado tiempo. Le dio un ataque y entró corriendo al Laberinto. No te encontró y cuando volvió, se volvió loco. Entonces entró a Laberinto otra vez. Esperamos que vuelva, pero no lo hizo, así que lo vine a buscar. Lo estoy buscando a él, a ti ya te había dado por muerta.

—Lo tengo que encontrar. Minho, es capaz de hacer cualquier cosa. —me liberé de sus brazos y comencé a correr con todas las fuerzas que me quedaban. Lo busqué unos veinte minutos y lo encontré. No, no, no. Comencé a llorar. Newt estaba tirado en el piso. Me imaginé lo que había hecho. Se suicidó. Corrí a él y tomé su pulso. Por favor. Sólo necesito un latido. 

Está vivo. Sentí un maldito latido. No estoy loca. Pasé uno de sus brazos por mis hombros y lo levanté. Comencé a caminar arrastrándolo. 

—¡_____! Lo encontraste. —Minho se acercó y me ayudó a cargarlo. Caminamos hasta llegar al Área y cuando cruzamos las malditas puertas del Laberinto, solté a Newt y me desmayé. 

(...)

Abrí mis ojos lentamente y miré a mi alrededor. Estaba en la Finca, en una cama. Intenté levantarme, pero el dolor no me dejó. Miré mi estómago, tenía una venda. Me recosté otra vez, supongo que voy a tener que esperar a que alguien venga. Pero esa idea fue descartada cuando recordé otra cosa.

Newt. Tengo que buscar a Newt.

Me levanté ignorando el dolor y caminé a la puerta. La abrí y busqué a Newt en las habitaciones. 

—Si estas buscando a Newt, está en la última habitación. —miré a Alby, estaba serio y me miraba con la cara con la que me mira siempre. Serio y como si me odiara con toda su alma. Quizás lo hace. Me acerqué a él y lo abracé. Sentí cómo se tensaba y sonreí.

—Estoy viva y créeme cuando te digo que pensé en ti cuando estaba por morir. Pensé que no iba a ver nunca más a ninguno de ustedes. —lo solté y por primera vez en toda mi larcha vida, vi a Alby sonriéndome.

—No sé qué es lo que haríamos sin ti, Shank. Siento haber sido tan duro contigo. —le sonreí.

—Todo olvidado, Alby. —me giré y caminé hacia la puerta de la última habitación. Cuando abrí la puerta, vi a Newt recostado en una cama, dormido. Sonreí y acerqué una silla junto a su cama. Tomé su mano y la acaricié. 

—¿_____? ¿E-estoy soñando? —balbuceó. Alcé mi cabeza y miré a Newt. Sonreí.

—No, no estás soñando. Estoy en carne y hueso a tu lado, tomando tu mano y queriendo besarte. —sonrió y me tomó de la camiseta. Me acercó a él y juntó nuestros labios.

—Creí que estabas muerta. Por eso lo hice, por eso intenté suicidarme.

—Eres un idiota y nunca te lo voy a perdonar. Me lo prometiste Newt. Me prometiste que no ibas a hacer nada si yo moría.

—Lo sé, lo siento. Pero no puedo estar ni un segundo sin ti. —dijo. Miró mi estómago y su cara se deformó.— ¿Qué... qué te pasó?

—Fue un penitente.

—¿Dónde está Jeremy? Lo mataré con mis propias manos. —suspiré y mi cara entristeció.

—Murió.

—Igualmente iba a morir. —golpeé su brazo y él rió.

—No te rías. Era mi amigo. Lo estaban controlando, no fue él. 

—¿Y cómo sabes eso?

—No era él. Lo juro. —me levanté y caminé a la puerta.

—¿A dónde vas? 

—A comer y abrazar a algunos habitantes. Nunca se sabe cuándo vas a morir. Ahora, tienes que descansar. Luego vuelvo y te doy comida. —le sonreí y cerré la puerta.

(...)

«The Beginning» Newt y tú (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora