32. Las dudas

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Sentía una mano que la movía levemente del hombro, intentó acurrucarse mejor en la cama, pero empezó a escuchar una voz.

– Láska, Nat, Nat... – Entreabrió los ojos viendo a su esposa, sonrió ligeramente

– ¿Qué pasa, amor? – Decía con la voz algo adormilada mientras intentaba despertarse – ¿Todo bien? – Preguntó rápido llevando la mano al vientre más notorio de Wanda

– Sí, láska, todo genial – Acarició su mejilla

– Entonces ¿Por qué me despiertas? – Se medio quejó mientras se acercaba a la castaña y juntaba su frente a la de ella, no dejaba de acariciar su abdomen

– ¿Me amas? – Cuestionó con los ojos brillosos

Natasha rio levemente besando la mejilla de su esposa repetidas veces – ¿Me despertaste para preguntarme si te amo?

– ¿Me amas? – Insistió

– Claro que sí, ojos bonitos – Rio levemente – Te amo con mi vida, no hay forma en la que pueda medir todo lo que siento por ti – La tomó de la barbilla acercándose a ella y dándole un ligero beso

– ¿De verdad? – Susurró con una ligera sonrisa

– En serio, amor – Suspiró en su boca – ¿Por qué preguntas, dulce?

– Solo desperté y se me ocurrió – Fue sincera acurrucándose con su esposa, aunque su bebé no le permitía estar tan cerca de ella como quería

– Me encantas toda sensible por el embarazo – Rio con ligereza dejándole más besos en el rostro

– Falta cada vez menos – Sonrió – Aunque ya me siento gigante, no puedo creer que crecerá más

– Estás preciosa, amor – Afirmó viéndola a los ojos – Todos los días a tu lado son un sueño – Sonrió – Pero mañana los niños tienen escuela, así que necesito dormir

– Perdón por despertarte – Dijo con un adorable puchero

– No hay nada de qué disculparse – Negó rápidamente besando sus labios – Soy feliz repitiendo lo mucho que te amo, no importa la hora que sea – Decía acariciando el vientre de su esposa – Tú solo encárgate de que nuestro bebé esté bien, es todo lo que tienes que hacer estos nueve meses, ojos bonitos, te amo con mi vida, pero también necesitas dormir

– Te amo, mi Nat – Sonrió dándole la espalda a su esposa para sentir como la abrazaba por detrás, cerró los ojos intentando entregarse al sueño

La rubia se sentía tremendamente feliz, acarició el cabello de Wanda en lo que esperaba quedarse dormida, su esposa era ciertamente adorable, siempre que la veía, ella estaba tocándose el abdomen distraídamente, también caminaba con más cuidado y cargaba una mantita para abrigar su vientre ahora que empezaba el frío, había estado realmente consentidora con los niños, pues le preocupaba que se vayan a sentir desplazados, y tenía estos arranques de preguntarle si la amaba, su respuesta era obvia, pero lo seguía haciendo la primera vez que le preguntó y se rio alto, se sintió mal al instante cuando vio los ojos de la castaña cristalizarse, debía comprenderla más, pues de todas formas había sido un proceso largo, no cambiaría por nada su vida actual, no pensaría jamás tener a otra persona durmiendo con ella que no sea Wanda.

...

Estaban en el auto de vuelta a casa, Mason les había contado de su día, se lo veía feliz, mientras Sophie solo veía por la ventana, lucía enojada.

– Hoy iremos por algunas cosas que faltan para la bebé – Empezó diciendo Wanda desde el asiento de copiloto

– Yo no quiero ir – Dijo la pequeña con determinación

El aroma de la coincidencia | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora